jueves, 30 de junio de 2011

El caballo del millón de dólares


José Gonzalo Rodríguez Gacha, "El Mexicano", fue capo del cartel de Cali y uno de los hombres más ricos del mundo, según la revista "Fortune", con un ejército a su servicio de más de mil hombres. Ayer, visitando el Museo de la Esmeralda que hay en Bogotá, me enteré, además, que Rodríguez Gacha se convirtió en 1989 en el "Rey de las esmeraldas" al cargarse al que entonces era su jefe, Gilberto Molina.

De la extravagante y sanguinaria vida de "El Mexicano", quien luchó con pasión contra la izquierda de su país, hay mil historias que contar, pero yo me quedo con la de su caballo al que llamó Tupac Amarú en honor al famoso revolucionario descendiente de los incas y luchador por la independencia del Perú. El animal, que tuvo hasta escolta, era conocido como "el caballo del millón de dólares" -por lo que costó, claro- y admirado por su gran habilidad para hacer la figura del ocho hacia delante y hacia atrás, eso sí, sin tropezar.

Leyendas sobre el animalito hay muchas. Memorable fue la fiesta de 15 años que le organizaron con rosas rojas, licores como para una boda, mariachis y rica tarta, o los días que tuvo que pasar encerrado en un apartamento de Bogotá porque su dueño lo quiso esconder cuando se vio acorralado por el Ejército y la Policía que tenían claro que quitarle el caballo al capo era como arrebatarle a un hijo.

Cuentan que "El Mexicano" ordenó construir en su hacienda un lujoso santuario para su adorado Tupac Amarú: 25 metros cuadrados, espejos en las paredes, una habitación con piso amortiguado, bebedero automático y un estante en el que reposaban trofeos, medallas y condecoraciones. Contrató a un palafranero, un veterinario para que permaneciera día y noche junto al animal y a montadores especializados para que lo educaran.

El caballo, que se pasaba todo el día comiendo ricos manjares, murió de una indigestión el 19 de abril de 1994. Diagnóstico: colitis X, una inflamación del aparato digestivo fulminante. Pobrecito. De "El Mexicano" no sabemos todavía si lo mataron o se pegó un tiro cuando se vio acorralado por la Policía.

La cabeza de Tupac Amarú cuelga hoy disecada de la pared principal de Club Caballístico de Pacho -donde vivía "El Mexicano"- que lleva su mismo nombre. Os dejo la foto. El animal no se pudo disecar entero porque la esposa de Rodríguez Gacha, que odiaba los caballos, se negó en rotundo.

Con esto del caballo se me ha ido el santo al cielo y se me ha olvidado contaros que en mi visita ayer al museo también me enteré de que las esmeraldas de Colombia son las más famosas del mundo. Otro día os hablo de ellas.

miércoles, 29 de junio de 2011

Mani, te espero en la "Ciclovía"

Mani, todos los domingos me acuerdo especialmente de ti. Ese día por la mañana -y también los festivos- cierran al tráfico durante unas horas las principales calles de Bogotá -que entre semana están llenísimas de coches, motos, autobuses, camiones- para que la gente pueda montar por ellas en bici, patinar, correr o simplemente pasear. Siempre pienso en lo bien que lo pasaríamos juntas con nuestras bicicletas por aquí, parando en los puestecitos que hay durante todo el recorrido para comprarnos un zumo de naranja, unos trocitos de coco o una macedonia de frutas -ensalada la llaman aquí- que tanto te gusta.

Por cierto, y para quienes no lo sepáis, Mani es otra de mis sobrinas. Le encanta hacer deporte y es una excelente jugadora de golf. Estos días está en Gijón, participando en el Campeonato de España. ¡¡Suerte campeona!! Siempre bromeamos y me promete que cuando sea jugadora profesional yo la acompañaré por el mundo entero. Ojalá.

Vuelvo al tema. A este circuito sin vehículos de 120 kilómetros que cubre todos los sectores de la ciudad lo llaman la "Ciclovía" y cada semana lo utiliza más de 1 millón de personas. El invento ha sido copiado por muchas ciudades del mundo como ejemplo de promoción del deporte y reducción de la contaminación.

Mani, ¿y sabes cuándo empezó todo esto de la "Ciclovía"? Pues he leído que fue el 15 de diciembre de 1974, cuando 5.000 bogotanos -así se llaman los habitantes de Bogotá-, cansados de tanto coche, tanta contaminación y hartos de que hubiera poca oferta de ocio y deporte para los fines de semana- se lanzaron a las calles con sus bicicletas. Para ellos, se cortaron al tráfico las dos principales vías de ciudad, la carrera 7 y la carrera 13. Y así hasta hoy.

Se me olvidaba contarte que dentro del circuito de la "Ciclovía" hay unos puntos -las "Recreovías"- donde dan clases dirigidas y gratuitas de aerobic, yoga, baile. Un dos, un dos, un dos.

Mani, aquí te espero. Bogotá no tiene playa, pero sí "Ciclovía". Mientras tanto seguiré acordándome de ti no sólo los domingos sino todos los días.

Y a vosotros, ¿os gustaría una "Ciclovía" en vuestra ciudad?

martes, 28 de junio de 2011

3.000 metros más cerca de las estrellas


"Buenos días: Bienvenidos a Montecarmelo. Aquí estaréis hoy 3.000 metros más cerca de las estrellas". Así nos recibió el domingo en su finca el tío Henry que es hermano de la madre de Juliana, la ya esposa de mi amigo Dani (en la foto a la izquierda). Dani y Juli se casaron el sábado pasado. Han sido dos inolvidables días de celebración. Os quiero con todo mi corazón y soy feliz de veros tan felices. De España, para el matrimonio -como dicen aquí- vino la mamá de Dani, Mayra (en la foto, en el centro). Yo soy la de la derecha, para los que no me conocéis.

A la finca llegamos a mediodía y allí nos estaba esperando la familia de la novia con un riquísimo canelazo, una bebida a base de canela, maracuyá, arguardiente y panela -el jugo de la caña de azucar. Los colombianos siempre te hacen sentirte como en casa; son amables, hospitalarios, divertidos, educados. Tenemos mucho que aprender de ellos.

Tras entonarnos con esta bebida, y con el tío Henry a la cabeza, hicimos una excursión por la finca, un parque natural protegido donde hay además un aula ecológica muy visitada por los estudiantes de la zona. Y mientras caminaba por esos paisajes increíbles de montaña aprendí que aquí en Colombia un páramo es un paraje a partir de los 3.000 metros de altitud en el que hace mucho frío y que frecuentemente se ve envuelto por bancos de niebla. Aprendí también que el sietecueros es uno de los árboles más bonitos que he visto en mi vida, con sus flores de vivo color morado, y que la palma boba es el helecho más grande del mundo que sólo crece en esta zona. Y recargué energía y me conecté con la madre tierra junto a unas formaciones rocosas de más de 11 millones de años. Se dice pronto.

Al volver a casa, tras el delicioso ajiaco con el que nos obsequiaron para comer, sentí que amo cada vez más este lindo país y su gente.

Los infantes de Adriana Duque


Esta mañana, tomando un café en la pastelería debajo de mi nueva casa, he descubierto por casualidad, y hojeando un libro, el trabajo de la fotógrafa colombiana Adriana Duque.

No me puedo quitar de la cabeza ese algo misterioso que late en el silencio psíquico y temporal de los enigmáticos infantes que Adriana fotografía y que parecen sacados de un cuento de hadas.

En su trabajo no hay tiempo ni espacio; las historias infantiles adquieren otra dimensión y trascienden el límite entre lo real y lo fantástico.

Definitivamente me gusta, y mucho, el trabajo de Adriana. ¿Qué os parece a vosotros? ¿Qué os sugiere este retrato? Espero vuestros comentarios.

www.adrianaduque.com

domingo, 26 de junio de 2011

Paula, Lucho y El Comunitario


De los colombianos siempre he admirado las ganas y el arrojo que tienen para sacar adelante nuevos proyectos. Por eso estoy aquí; por eso y porque Colombia es un país bellísimo donde la gente disfruta de la vida y te hace disfrutarla. ¡Viva Colombia!

En Bogotá tengo grandes amigas y Paula Silva es una de ellas. A Paula la conocí hace años en Barcelona y ahora es una reconocida chef. Paula no para de hacer cosas, de andar de acá para allá, de poner en marcha nuevas historias y "El Comunitario" es una de ellas.

Junto con Luis Carlos Jacobsen -Lucho-, Paula ha resucitado este restaurante fuera de lo común que se monta y se desmonta cada jueves y por el que pasan algunos de los cocineros más reconocidos de la ciudad. La idea es sentar a 24 personas en la misma mesa para comer lo que decida darles esa noche el chef invitado. El local está ubicado en Quinta Camacho, uno de mis barrios preferidos de Bogotá.

El jueves pasado estuve en "El Comunitario". Paula preparó un delicioso menú a base de cóctel de bienvenida de margarita de uva, cóctel de camarones, lomo de res con orzo al tomate y verdes, y de postre, torta de babano con crema de vainilla y salsa de arequipe. Rico, rico. Lucho nos atendió de maravilla. Era la Noche de San Juan, Paula y yo no saltamos hogueras ni nos dimos un purificador baño porque hacía un frío que pelaba y además el mar nos pilla un poquito lejos, pero sí celebramos a nuestra manera el solsticio de verano.

En fin, aventuras aparte, me encantó el sitio y la idea de compartir mesa y mantel con gente que no conocía. Enhorabuena Paula y Lucho por esta magnífica iniciativa. Nos vemos el próximo jueves en "El Comunitario" para tomarnos unas tapitas -o tapicas como dirían en mi tierra- españolas. ¿Quién se apunta?

sábado, 25 de junio de 2011

Te alquilo una lavadora


Esta mañana, de camino al gimnasio por mi nuevo barrio, he visto pegado a una farola el siguiente anuncio: "Alquiler de lavadoras por horas y por días". ¿Alquiler de lavadoras? Esta ciudad no deja de sorprenderme.

Al llegar a casa he llamado por teléfono al número que aparecía en el cartelito. La curiosidad me mataba: "Buenos días, Lavadoras Trapos dígame". Menudo nombrecito -he pensado. En fin. "Buenos días señor, he visto su anuncio esta mañana y quería alquilar una lavadora. ¿Cómo funciona el servicio". Y un amable señor me ha contado que existen dos modalidades: si elijo el servicio noche, la lavadora me la entregan en casa entre las 3 y las 5 de la tarde, la dejan instalada y pasan a recogerla al día siguiente entre las 7 y las 9 de la mañana. Precio: 12 mil pesos, unos 5 €. Si se prefiere alquilar la máquina por horas cuesta 10 mil pesos, mínimo 4 horas.

Tras darme los precios le he preguntado al caballero: ¿Y cómo transportan la lavadora hasta mi casa? En una moto pequeña con un remolque señora, me ha contestado tan tranquilo. Para quien no se lo crea, ahí va la foto.

Lo nunca visto....

jueves, 23 de junio de 2011

¡Horror! Se nos acabó el café


Imaginaros la escena: 7 de la mañana. Dani y yo nos disponemos a prepararnos el desayuno pero ¡¡¡horror!!! se ha acabado el café. Menuda pereza bajar ahora a la tienda con el frío que hace ahí fuera. Y en esas que salta Dani: "Llamo a la cigarrería y nos suben un paquete en cinco minutos". ¿A la cigarrería? ¿A las siete de la mañana? No entiendo nada. Menos mal que Dani conoce este país como la palma de su mano y me da más detalles.

Aquí una cigarrería es una pequeña tienda donde venden de todo y la mayoría de estos establecimientos abre las 24 horas del día, 7 días a la semana. Así que es imprescindible a la hora de elegir un barrio para vivir que haya una cigarrería bien cerquita. Nosotros tenemos una justo abajo.

Aquí todo se pide a domicilio y el negocio que no tiene este servicio, pues directamente no existe. Estás en tu casa, te quedas sin tabaco, te falta leña, hielo, vino o jugo de papaya, pues a la hora que sea -como si son las cinco de la madrugada- llamas al domicilios -como le llaman aquí- y solucionado. El pedido mínimo es de 5.000 pesos, lo que al cambio vienen a ser unos 2 €, a lo que le sumas una pequeña propina.

Fijaos cómo es la cosa que Colombia es el único país del mundo en el que McDonalds tiene servicio a domicilio. Hay domicilio de lavado de coches, peluquería para perros, comida, plantas y flores, desayunos, maquillajes. Y muchas cosas más no aptas para menores.

¿Y cómo ha terminado nuestro desayuno os preguntaréis? Pues nos han subido el café a los cinco minutos de llamar y nos hemos podido preparar un delicioso tinto sin movernos de casa.

miércoles, 22 de junio de 2011

¿Alguien me presta una bici?


Lo del tráfico en Bogotá es un verdadero infierno. Los trancones -atascos- son memorables y no hay quien se libre de ellos. Yo, sin ir más lejos, el otro día tardé más de 3 horas en recorrer no más de 50 kilómetros. La clave: mucha paciencia.

En esta ciudad viven más de 8 millones de personas, el transporte público es un caos, así que la gente prefiere moverse en su carro -coche-. A esto hay que sumar una obra en cada esquina. Os doy algunos datos: actualmente circulan por Bogotá cerca de 1 millón de vehículos, responsables del 78% de las 2,600.000 toneladas de cargas contaminantes que se arrojan diariamente al aire de la ciudad. En 2040 se calcula que habrá ¡¡4 millones!!! No me lo quiero ni imaginar.

Os contaba hace unos días que en esta ciudad se realizan 6 millones de viajes al día en buses y busetas. Hay para todos los gustos: viejos, nuevos, grandes, pequeños, sucios. Yo ya me he montado en más de uno. Eso sí, son baratísimos: menos de medio euro. Lo que me saca de quicio es el torniquete que tienen al subir y en el que siempre me quedo atrapada. Será cuestión de práctica. Por cierto, el otro día nos montamos en un bus y como no había sitio, nos pilló un trancón de los que hacen historia y no nos podíamos bajar porque estábamos lejísimos de Bogotá, pues tuvimos que estar más de una hora y media de pie y oyendo vallenato a toda pastilla. Toda una experiencia mística.

Aquí los autobuses no tienen paradas fijas, así que en una misma calle pueden parar cada medio metro: ¡Pare que me bajo!, ¡Pare que me subo! Si tienes prisa, te aseguro que éste no es tu medio de transporte. Luego está el Transmilenio, esos autobuses de color rojo - hay más de 1.200- que recorren la ciudad por unas vías especiales evitando los atascos. Su puesta en marcha hace ahora 10 años fue todo un boom.

He leído que este mes se implantará en la ciudad el Sistema Integrado de Transporte Público (SITP) con el que se pretende mejorar el servicio público de autobuses. A ver qué pasa.

Mientras tanto ¿alguien me presta una bici?

martes, 21 de junio de 2011

De rumba devocional


El Yamuna es uno de los principales ríos del norte de la India, el segundo de los siete sagrados y el afluente más grande del Ganges. Cuentan que en él, el dios Krishna pasó su infancia. Yamuna es también el nombre de la madre -así se les llama- que nos ha recibido este fin de semana en Varsana, un monasterio del Movimiento Hare Krishna, ubicado en el municipio de Granada-Cundinamarca, a unos kilómetros de Bogotá. Por cierto, este monasterio fue el primero que se construyó en toda Sudamérica y aquí se han formado los líderes espirituales que han extendido el movimiento por otras partes del mundo.

Yo a los "Hare Krishna" sólo los había visto en las películas y alguna vez que me los he encontrado en algún aeropuerto o por ahí en el extranjero. Ya sabéis: cabezas rapadas al cero, túnicas de color azafrán y todo el día dale que te pego a eso de "Hare Krishna, Krishna Krishna, Hare Hare". Poco más sabía de ellos, la verdad, así que estos días me han servido para enterarme, entre otras cosas, de que la Sociedad Internacional para la Conciencia de Krishna fue introducida en Occidente en 1966 por Bhaktivedanta Swami, que practican el bhaki yoga -servicio devocional a Dios- y que tienen que cumplir, entre otras cosas, cuatro preceptos básicos de purificación: No practicar sexo ilícito; no tomar alcohol, drogas ni nada que se le parezca; no comer carne, huevos ni pescado y no participar en juegos de azar. Además, he aprendido también que un truly es una construcción cilíndrica en la que rezar y meditar. En Varsana hay varios -por cierto son increíbles- y están construidos en guadua, un tipo de bambú que crece en Colombia y que se le conoce como "acero vegetal" por su gran resistencia, durabilidad y fácil manejo.

El centro de retiros en el que hemos estado este fin de semana tiene una energía muy especial. Está construido en plena naturaleza, rodeado de montañas, al lado de un río, con flores por todos lados y un huerto en el que cultivan las verduras que comen y las que cocinan en los restaurantes que los "Hare Krishna" tienen en Bogotá. Allí viven los devotos -muchos de ellos jovencísimos- y las madres, pero todo el mundo que quiera puede ir de visita. Nosotras hemos pasado el fin de semana en lo alto de la finca, instaladas en una casita en la que vive la madre Yamuna que nos ha cocinado y nos ha cuidado con todo su amor. El centro tiene un programa de voluntariado así que Dani, Juli y yo volveremos muy pronto a hacer por allí alguna de las tareas y, de paso, recargar pilas.

Y ya que estábamos allí, el sábado bien temprano aprovechamos para acompañarles en todas sus ceremonias de adoración a las deidades del templo, hicimos yoga, meditamos... En fin, toda una rumba devocional para pasar el fin de semana.

Aquí os dejo el enlace por si os interesa
http://www.varsana.com/

Ah! Y la foto es del templo

lunes, 20 de junio de 2011

Policarpa Salavarrieta, espía y costurera


Siempre me han fascinado las historias de espías y si son protagonizadas por mujeres, mejor que mejor.

Os presento a Policarpa Salavarrieta, "La Pola", heroína de la independencia de Colombia y todo un símbolo de valentía y coraje. Nació en 1795 y desde muy joven se involucró en la lucha patriótica. En Bogotá, trabajó de costurera para las damas de la alta sociedad española y en las casas de alto copete, entre puntada y puntada, consiguió recabar información sobre el movimiento y planes de ataque de las tropas enemigas. Fue, además, correo y enlace de las legiones guerreras, llevando mensajes de acá para allá.

Finalmente los españoles consiguieron detenerla, juzgarla en consejo de guerra y condenarla a muerte por enfrentarse a la Corona. El 14 de noviembre de 1817, con 22 años, la fusilaron, junto con su amado Alejo y otros patriotas. En 1967, el entonces presidente de Colombia, Carlos Lleras Restrepo, declaró esta fecha "Día de la mujer colombiana".

Antes de morir, "La Pola" dedicó unas palabras a los españoles que han pasado a la historia: "¡Pueblo indolente! ¡Cuán distinta sería hoy vuestra suerte si conocierais el precio de la libertad! Ved que, mujer y joven, me sobra valor para sufrir la muerte y mil muertes más! ¡No olvideis este ejemplo!". Una mujer de armas tomar. Por cierto, Colombia consiguió su independencia el 20 de julio de 1810.

En Bogotá hay un barrio que lleva el nombre de Policarpa Salavarrieta y que vivió su propia revolución. Fue un Viernes Santo de 1966 cuando más de 5.000 personas -en su mayoría desplazados a los que les habían arrebatado sus viviendas y que habían ocupado la zona años antes al no poder conseguir otro sitio para vivir por ser pobres y tener muchos hijos -se enfrentaron a la Policía al grito de "La tierra no es del dueño sino de quien la necesita", "Viva el barrio Policarpa y todos sus invasores. Abajo el terrateniente, vivan los trabajadores". Hubo centenares de heridos y un muerto, las casas quedaron destruidas, pero la gente permaneció unida y se consolidó la ocupación.

Hoy, 45 años después, Policarpa Salavarrieta es un agitado barrio del sur de la ciudad, con una próspera industria textil y todo un icono en la historia de la lucha por la tierra.

sábado, 18 de junio de 2011

Saudade

Nunca pensé que la ausencia y la distancia pudieran doler tanto. No hay día que no recuerde a los míos y a mi tierra. No hay día que no me acuerde del mar y del sol de mi ciudad. Ahora entiendo qué es eso de la saudade. Pero me consuela pensar que cuando regrese todos estarán ahí y yo tendré mil cosas que contarles.

Mientras, seguiré descubriendo esta fascinante ciudad que me hace sentirme tan viva, tan querida y con tantas ganas de hacer cosas. ¡Gracias Bogotá!

viernes, 17 de junio de 2011

La poesía de Ramón Cote Baraibar


Esta mañana me ha sonado mi móvil: "Buenos días Toya, soy Ramón. Nos presentaron el martes en la agencia de publicidad en la que trabajo". Hemos seguido conversando y Ramón se ha ofrecido amablemente a conseguirme una entrevista con una amiga suya. Me ha comentado, además, que ha llegado a Bogotá un joven y exitoso editor español que probablemente edite uno de sus libros.

Al colgar el teléfono, dejándome llevar por mi curiosidad periodística y teniendo su nombre completo por un correo electrónico, he buceado por internet y he descubierto que el amabilísimo Ramón que se ha tomado la molestia y el interés de telefonearme esta mañana es nada más y nada menos que Ramón Cote Baraibar, uno de los mejores poetas colombianos, Premio Casa de América de Poesía Americana, Premio Unicaja de Poesía, colaborador de El País, autor de cuentos y relatos breves, libros de poesía y de dos antologías imprescindibles, una de la joven poesía latinoamericana y otra de la poesía colombiana del siglo XX. Tierra trágame, he pensado. El otro día cuando le conocí, y sin tener ni idea quién era, le di la dirección de este blog para que le echara un vistazo.

Qué le vamos a hacer. Colombia es así. Aquí, los grandes poetas como Ramón tienen tiempo y ganas de ocuparse del resto de los mortales. En otras latitudes, los que escriben poesía vuelan por encima de los humanos como seres celestiales.

Aquí os dejo uno de sus poemas. Gracias Ramón, la verdad es que después de leerlo ya me siento menos extraña.

Templo portátil

Si quieres hacer tuya cualquier esquina
acerca a la ventana más próxima un asiento
para detener el desorden de las horas.

Si ya escogiste ese preciso lugar donde
habitas, entonces enciende una vieja lámpara
que ilumine el perímetro de tu nuevo territorio.

De esa manera no será necesario que disimules
tu condición errante cambiando los muebles
o llenando las mesas con fotos familiares.

Pronto descubrirás la necesidad de estar allí,
inmóvil, rodeado de fugacidad y permanencia
en tu península con su faro solitario.

Sea cual sea el lugar donde te encuentres
sabrás que cada noche tienes una cita
en tu espacio vigilante que amplía sus fronteras.

No habrá palacio que lo iguale
ni monumento de mármol que lo imite:
este será tu palacio y tu monumento.

Pasarás las semanas sucesivas sabiendo
que ya cuentas para el resto de tu vida
con un lugar que solo a ti te pertenece.

Basta elegir una esquina cualquiera, una mínima
ventana, un asiento y una vieja lámpara
para que puedas viajar por el mundo

repitiendo tu ritual nocturno en tu templo portátil
acompañado por tus dioses domésticos. Así nunca
te sentirás extraño en ninguna parte de la tierra.

¿Hay alguien por ahí?


Hola, buenos días, ¿hay alguien por ahí?. A veces pienso que nadie me lee y es que casi nunca tengo ningún comentario en el blog y me haría muchísima ilusión recibir alguno de vez en cuando. Eso me ayudaría a seguir escribiendo. ¿Os animáis? También sería estupendo, si os apetece, que os hicierais seguidores.
Muchas gracias y muchos besos

jueves, 16 de junio de 2011

Abe, ¿nos vamos de chiva rumbera?


Abe, hoy cumples 18 años. Muchísimas felicidades. Ojalá estuviera allí contigo para celebrarlo. Me vienen ahora tantos y tantos recuerdos: el día que naciste, lo que me gustaba verte dormir y bañarte cuando eras bebé, tu bautizo, tus fotos que siempre he llevado en mi cartera, la primera vez que te pusiste unas gafas de bucear, nuestras travesías con los abuelos a Formentera, los fines de semana en Santo Angel.. Y todos estos últimos meses en Barcelona en los que te he podido disfrutar más que nunca y en los que tan felices hemos sido. Madre mía, y ahora estás ya con un pie en la Universidad. Cómo pasa el tiempo. Te quiero con todo mi corazón y no te puedes imaginar lo que te echo de menos.

He estado pensando cómo te podría sorprender por tu cumpleaños si estuvieras aquí conmigo y ya lo tengo claro: con una chiva rumbera. Y qué es esto madrina, te preguntarás. Te cuento. Son unos autobuses -el de la foto- pintados de colores que tú contratas para montarte con tus amigos y celebrar lo que te apetezca. No tienen ni ventanas cerradas ni asientos, llevan música - algunas hasta un dj- y bebida para que no falte y recorren la ciudad mientras los pasajeros a bordo se pegan la fiesta. Es muy divertido -yo ya las he visto- y a la gente joven de aquí les encanta irse de rumba en estos tratos. Hay también chivas con papayera, es decir con orquesta. El no va más.

¿Qué te parece el plan? Si te gusta, queda pendiente.

Un tinto, por favor


Recuerdo la primera vez que vine a Bogotá. Eran las 4 de la tarde y llegué a casa de una amiga a visitarla después de comer. A los pocos minutos me dijo: "¿Quieres un tinto?" Yo me quedé de piedra y pensé, pero bueno, ¿un vino a estas horas? Si lo que me apetece es tomarme un café. Y precisamente eso fue lo que me preparó, un delicioso café colombiano, conocido aquí como "tinto", y que viene a ser como un americano, con mucha agua y poco café.

Yo tomo tinto -del negro no del rojo, no penséis mal- a todas horas, por la mañana, por la tarde, por la noche. Por algo estoy en la tierra del café y además he leído que la cafeína tiene propiedades antioxidantes, ayuda a disminuir la concentración de azúcar en la sangre, despierta la actividad mental y acelera el proceso de pensamiento. Y todo esto, me hace mucha falta.

Aquí nadie se pone de acuerdo sobre quién introdujo el cultivo del café, ni cuándo, ni cuál fue la región del país donde se hicieron las primeras plantaciones. Pero he leído que hay un personaje clave en toda esta historia, Francisco Romero, el párroco de una localidad que se llama Salazar de las Palmas, ferviente admirador de la planta, quien imponía como penitencia a sus feligreses la siembra de cafetos, según la gravedad de sus pecados. El ejemplo lo adoptaron otros sacerdotes y, de esta forma, se propagó el cultivo.

En Colombia, los cultivos del café se encuentran, en su gran mayoría, sobre las laderas de las tres cordilleras de los Andes y en menor escala, en la Sierra Nevada de Santa Marta. Estas zonas reúnen las condiciones ideales: entre 1.200 y 1.800 metros de altura sobre el nivel del mar; una temperatura media que oscila entre los 19 y 21,5 grados centígrados; 120 milímetros de lluvia al mes; humedad, vientos de poca fuerza y unas 1.600 y 2.000 horas de sol al año. Ahí es nada.

El café se cultiva durante todo el año. Se dan dos cosechas, una grande llamada cosecha principal y una pequeña, la traviesa o mitaca, que produce aproximadamente una tercera parte de la principal.

Y para terminar, una deliciosa receta de café al jengibre. Para cuatro personas necesitamos 4 cucharadas soperas de café molido, 1 pizca de jengibre, 4 cucharaditas de miel y 4 de nata. Mezclar el café con el jengibre y preparar un café corto. Poner en las tazas miel, verter el café y decorar con la nata.

¡Bon appétit!

martes, 14 de junio de 2011

Cucurrucucu paloma


¿Habéis soñado alguna vez con celebrar un cumpleaños, una boda, un bautizo, una reconciliación, los quince años de vuestros hijos, el Día de la Madre o, por qué no, darle una sorpresa a vuestros enamorados con una serenata de las que os aseguro no se olvidan? Pues en Bogotá lo tendríais bien fácil.Yo pensaba que para ver mariachis había que coger un avión y plantarse en México, pero cual no sería mi sorpresa cuando el otro día me topé con un montón de ellos -de mariachis digo-, en la avenida Caracas -una de las principales arterias de la ciudad- con la calle 55. Según me contaron, tú te plantas allí, negocias el precio, te subes al coche a los mariachis, las guitarras, los violines y las trompetas- y para la fiesta. Menudo cuadro.

Hay otra formas más convencionales de contratarlos, claro: en las páginas amarillas de Bogotá aparecen más de 200 grupos de mariachis y en internet no os quiero ni contar. Para volverse loco. Una serenata de las normalitas, con 7 músicos, cuesta unos 160.000 pesos colombianos -menos de 80 euros- e incluye el transporte, 9 canciones, vino espumoso, un arreglo floral y el vídeo de la serenata -¡lo que faltaba!-. Si es con una orquesta completa, de 15 músicos, la cosa sube a 200.000 pesos.

El repertorio no tiene desperdicio y para cada fiesta, una canción: a la quinceañera le cantan "Mi niña bonita" y "Ojalá no crecieras"; al que cumple años, "Las mañanitas"; a la madre, "Serenata para mi reina" y "Clavelitos con amor". Si la cosa va de sorprender al enamorado interpretan desde "Te amaré toda la vida" hasta "Un rinconcito en el cielo". Cuánto amor.

¡Aviso a navegantes! Cumplo años el 1 de septiembre, pero los fieltros, los terciopelos y las antelinas de los trajes de charro me producen una espantosa alergía y la versión que me gusta de "Cucurrucucu paloma" es la de Caetano Veloso. Lo digo por si acaso.

lunes, 13 de junio de 2011

Lucía y el mejor ajiaco del mundo


Sí, está bien, lo reconozco, llevo más de una semana sin parar de comer, pero no me queda más remedio que probar todo lo que aquí se cocina. Menos mal que al lado de casa tengo un gimnasio y esta ciudad es muy grande y se camina mucho.

Hoy le ha tocado el turno al ajiaco y me he ido a la "Antigua Santafé", en plena Candelaria -el centro de la ciudad-, donde dicen servir el mejor del mundo. Y qué razón tienen. El ajiaco santafereño es una especie de guiso o sopa típico de Bogotá servido en cazuela de barro y hecho a base de diferentes clases de "papas" -criolla, pastusa y sabanera-, mazorca de maíz, pollo desmenuzado y guasca, una hierba silvestre que le confiere su peculiar sabor. De deliciosa y espesa consistencia, se acompaña con aguacate, arroz blanco, crema de leche y alcaparras. Es originario de los indígenas Chibchas de las regiones de Cundinamarca y Boyacá que se alimentaban de mazorcas de maíz y papa, condimentadas con ají y guascas. Cuando llegaron los españoles se agregó el pollo, la crema y las alcaparras. Está riquísimo pero, eso sí, si lo probáis preparad para después una buena dosis de bicarbonato y sales de frutas y un cómodo sofá para la siesta. Yo he sido incapaz de terminármelo y llevo toda la tarde luchando para digerirlo.

Lucía es otra de mis sobrinas y a la que echo muchísimo de menos. Nos encanta ir juntas al cine. A pesar de su corta edad, es una excelente gourmet y estoy segura de que este delicioso plato le chiflaría. Lucía, cómo me gustaría que vinieras a verme y comernos juntas un ajiaco, ¡con lo que a ti te gustan los guisos, el pollo y el aguacate! Tenemos que enseñarle a la abuela la receta.

Además del ajiaco, en el restaurante en el que he estado esta mañana sirven otros platos típicos como el sancocho de pollo, la cazuela de frijoles, los tamales, la mazamorra de dulce, la changua, el peto, el agua de panela, los matrimonios y los divorcios. Prometo investigar qué es todo esto y contaros.

Ah! Una curiosidad antes de terminar: en Cuba también tienen su peculiar ajiaco pero lo cocinan con boniato, cerdo, calabaza, cebolla, malanga, patata, plátano, pimientos, salsa de tomate, tocino y yuca. La verdad, no se si me atrevería con esta bomba de relojería.

domingo, 12 de junio de 2011

Un sombrero de 21 vueltas


Ya sé que colgué el mes pasado esta entrada pero ha desaparecido del blog por arte de magia, así que la cuelgo otra vez y esta vez se la dedico a Eduardo y a todos los que hacen posible el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva.

Si hay algo típico típico de Colombia, convertido ya en todo un símbolo nacional, ese es el sombrero vueltiao. Originario de la cultura sinú, está elaborado con la fibra natural de una palmera conocida como caña de flecha que crece en las riberas de ríos y ciénagas de las regiones costeras del Caribe. Dicen que este sombrero no sólo sirve para amainar el sol sino para elevar el orgullo. Toma ya.

Utilizado hace más de 2.000 años por los cultivadores de maíz para protegerse del sol, el sombrero vueltiao se distingue por su armoniosa combinación de fibras blancas y negras, dando lugar a figuras geométricas llamadas "pintas" que simbolizan elementos religiosos y totémicos de la cultura sinú y que llevan nombres tan sugerentes como "ojo de sardina", "granito de arroz", "pechito del grillo", "corazón de abanico", "mano del gato", "atravesao" o "diente de burro". Menuda imaginación. Antes, estas pintas identificaban al trenzador, su familia o el clan, pero hoy sólo se conservan las más fáciles de hacer y otras nuevas que se van inventando los trenzadores. Ayyy, la modernidad y el progreso...

¿Queréis saber cómo se fabrican estos sombreros? Pues os lo cuento. De la caña de flecha se saca la fibra. La que se quiere teñir se sumerge durante tres días en barro para posteriormente lavarla y llevarla a cocinar en una olla de cerámica con hojas de jagua, dividivi, bija y cáscaras de plátano, repitiendo el procedimiento hasta que la fibra tome un color negro brillante. La que no se tiñe, la de color blanco, se somete a una cocción con cogollos de caña agria y se seca al sol. Tras este complejo proceso de raspado, pulimento, clasificación, deshidratación, cocción y coloración de las fibras, los artesanos proceden a trenzar el "vueltiao".

La calidad del sombrero se mide por el número de vueltas pares de fibra que se trenzan. El más caro es el de 21 vueltas. Hay sombreros de 23 y 27 vueltas pero estos ya no se hacen de fibra sino de hilo. El de 21 vueltas no necesita ni de hilos ni de costuras para su elaboración y se deja doblar y reducir su tamaño para transportarlo, además de ser el único que al soltarlo vuelve a su tamaño tradicional.

Los "vueltiaos", llamados así por el recorrido en espiral que hace la trenza, se cosían antes a mano por los hombres con hilo de maguey. Luego pasaron a coserse con hilo de bola y ahora se hacen con máquinas de coser, hilo de caucho y de nailón. Casi toda la familia participa en la elaboración del sombrero.

Y para terminar algunos trucos para colocárselo. El hombre avispao, dinámico y despierto usa el sombrero con el frente alto hacia un lado como queriendo decir "dispuesto a lo que sea". El enamorado levanta ambas alas de los lados del sombrero y el sabanero lo usa jalao en la parte trasera. Y tú, ¿cómo te lo colocarías?

Os dejo un vídeo en el que se explica cómo hacer estos sombreros

http://www.youtube.com/watch?v=XtfG2ozkXn4

sábado, 11 de junio de 2011

Tremendo guayabo


Guayabo: 
1. Árbol de América, de la familia de las mirtáceas, que crece hasta cinco o seis metros de altura, con tronco torcido y ramoso, hojas elípticas, puntiagudas, ásperas y gruesas, flores blancas, olorosas, axilares, de muchos pétalos redondeados y cuyo fruto es la guayaba. 
2. Muchacha joven y agraciada
3. Resaca. Malestar por haber bebido en exceso

Hoy no me queda más remedio que aplicarme el cuento de la tercera acepción. Ayyyy, ¡me estoy muriendo! Bueno, mejor, como dicen aquí "menudo guayabo que tengo". La verdad, yo no sabía cómo era esto de pasar una resaca a más de 2 mil metros sobre el nivel del mar. Si os soy sincera, beber no bebimos mucho, pero es que la cosa se complica, y mucho, a estas alturas. Eso sí, la velada mereció la pena. Ayer cené invitada en casa de Luz -grandísima artista- y Juan Alberto. El menú no pudo ser más español: pan tumaca, gambas a la plancha, conejo al ajillo y Protos. Rico, rico, rico. Muchas gracias a los dos; me encantó conoceros.


Para quitar el guayabo algunos aconsejan prepararse una infusión de berenjenas, comer cebolla cruda empapada en aceite de oliva o tomarse un café fuerte con unas gotitas de amoniaco y meter los pies en agua caliente. Vamos a dejar estos remedios caseros mejor para otro día no vaya a ser que me ponga peor. 

Dicen que el secreto está en tomarte más de dos litros de agua cuando llegas a casa después de la rumba y antes de acostarte. Ya lo sé para la próxima pero hoy, no me queda más remedio que aguantar, como dicen aquí, esta "moridera".

viernes, 10 de junio de 2011

Victoria y el renacuajo paseador

Naciste dos días antes de que me viniera para acá. Yo estaba en Barcelona y no pude ir a conocerte. Hoy el abuelo me ha enviado una líndisima foto tuya. Pareces una muñeca. Me he emocionado al verla. Por teléfono, tu padre me ha contado que no paras de llorar y que tienes mucho genio. En algo te tienes que parecer a mí. Por algo llevamos el mismo nombre. 

Sueño con cogerte en brazos y darte besitos en esos mofletes. En acariciar tus manitas. En acurrucarte. En sacarte de paseo. Allí todos están felices contigo. Me fui yo y viniste tú a llenar el hueco que dejé. La magia del Universo. Te quiero con todo mi corazón y antes de despedirme quiero dedicarte una preciosa fábula de Rafael Pombo, un escritor nacido en el país en el que ahora vivo, Colombia, que se llama "El renacuajo paseador" y que prometo leerte en voz alta cuando seas más mayor. A los niños de aquí les encanta escucharla. 

El renacuajo paseador


El hijo de rana, Rinrín renacuajo
Salió esta mañana muy tieso y muy majo
Con pantalón corto, corbata a la moda
Sombrero encintado y chupa de boda.
 
-¡Muchacho, no salgas¡- le grita mamá
pero él hace un gesto y orondo se va.
 
Halló en el camino, a un ratón vecino
Y le dijo: -¡amigo!- venga usted conmigo,
Visitemos juntos a doña ratona
Y habrá francachela y habrá comilona.
 
A poco llegaron, y avanza ratón,
Estírase el cuello, coge el aldabón,
Da dos o tres golpes, preguntan: ¿quién es?
-Yo doña ratona, beso a usted los pies
 
¿Está usted en casa? -Sí señor sí estoy,
y celebro mucho ver a ustedes hoy;
estaba en mi oficio, hilando algodón,
pero eso no importa; bienvenidos son.
 
Se hicieron la venia, se dieron la mano,
Y dice Ratico, que es más veterano :
Mi amigo el de verde rabia de calor,
Démele cerveza, hágame el favor.
 
Y en tanto que el pillo consume la jarra
Mandó la señora traer la guitarra
Y a renacuajo le pide que cante
Versitos alegres, tonada elegante.
 
-¡Ay! de mil amores lo hiciera, señora,
pero es imposible darle gusto ahora,
que tengo el gaznate más seco que estopa
y me aprieta mucho esta nueva ropa.
 
-Lo siento infinito, responde tía rata,
aflójese un poco chaleco y corbata,
y yo mientras tanto les voy a cantar
una cancioncita muy particular.
 
Mas estando en esta brillante función
De baile y cerveza, guitarra y canción,
La gata y sus gatos salvan el umbral,
Y vuélvese aquello el juicio final
 
Doña gata vieja trinchó por la oreja
Al niño Ratico maullándole: ¡Hola!
Y los niños gatos a la vieja rata
Uno por la pata y otro por la cola
 
Don Renacuajito mirando este asalto
Tomó su sombrero, dio un tremendo salto
Y abriendo la puerta con mano y narices,
Se fue dando a todos noches muy felices
 
Y siguió saltando tan alto y aprisa,
Que perdió el sombrero, rasgó la camisa,
se coló en la boca de un pato tragón
y éste se lo embucha de un solo estirón
 
Y así concluyeron, uno, dos y tres
Ratón y Ratona, y el Rana después;
Los gatos comieron y el pato cenó,
¡y mamá Ranita solita quedó!


Rupert, ya no te necesito


Esta ciudad no deja de sorprenderme. Hoy el cuento va de peluquerías. ¿Sabéis a qué hora abren en la ciudad? A las 5,30 de la mañana. Sí, sí, a las 5,30 de la mañana, que no me he vuelto loca. Pero no os penséis que a esa hora van cuatro gatos, no, están a reventar. Y es que la mujer colombiana es tan presumida y tan coqueta que al menos tres veces por semana se arregla el pelo y lo hace antes de ir a trabajar.

La demanda en Bogotá es tal que hay muchísima competencia entre las peluquerías y los precios son bajísimos: imaginaros, cepillado + planchado de pelo -sin lavado- viene a costar unos 5 mil pesos. ¡¡¡¡ 2 € !!! El truco es salir de tu casa con el pelo lavado -así te ahorras este servicio que cuesta un poco más- y arreglártelo en la peluquería antes de ir a la oficina. Esto es lo que me ha contado Esperanza, la dueña de la peluquería Studio 46 -que nombre más neoyorquino- que hay debajo de casa de Dani y Juli. Ah, se me olvidaba: hacerte los pies y manos, 15 mil pesos. Otra ganga. Chicas ¡esto es un paraíso! Rupert, ¡ya no te necesito!

PD. Por cierto, como sé que hay gente fuera de España que sigue este blog lo de "Rupert, ya no te necesito" es un guiño a un eslogán publicitario muy famoso durante años en España de un peluquero que se llama así, Rupert, y que por cierto peina a la Duquesa de Alba. Ya te digo.

jueves, 9 de junio de 2011

Mamá, qué frío

Seguro que más de uno pensáis que ando por Bogotá con mi trajecito de tirantes, en sandalias y bañándome todo el día en la piscina. Eso es lo que me gustaría pero en esta ciudad cuando dice de hacer frío hace un frío del carajo. El clima que hay aquí se llama de sabana tropical -no olvidéis que la ciudad está a 2.640 metros de altitud- y oscila entre los 7 y los 18 ºC. Además, según lo que he leído por ahí, la temporada de lluvia es entre abril y mayo y septiembre y noviembre y la seca entre diciembre y febrero y julio y agosto. Pero me dicen que lleva 1 año sin parar de llover. Para volverse loco....

Llevo años viniendo a Bogotá e intentado descifrar un curioso misterio: por qué la gente a pesar del frío que hace no tiene calefacción en su casa. Es cierto que el 90% del territorio colombiano registra temperaturas superiores a los 17ºC. Pero queda un 10% de territorio por encima de los 2.000 metros de altura donde alrededor de doce millones de personas viven heladas dentro de sus casas. ¡Y yo ahora estoy entre esos millones de friolentos, como los llaman aquí! Mamá, qué frío...

Pregunto y pregunto y nadie me sabe dar una explicación por lo que no me ha quedado más remedio que llegar a la conclusión de que es un tema cultural: generación trás generación los bogotanos se han acostumbrado a pasar frío en sus casas y ya está.

Ayer estuve con una amiga española. Vive en una casa preciosa en uno de los mejores barrios de la ciudad ¡¡¡ y no tiene calefacción !!!! Me contaba que a eso de las ocho y media de la tarde se mete en la cama para taparse con el edredón porque no soporta el frío que hace. Pues nada, a acostumbrarse toca.


miércoles, 8 de junio de 2011

Pan del buono, pan del buono


Esta mañana para desayunar he probado con Dani otra de las delicias gastronómicas colombianas, típica del Valle del Cauca: el pandebono, hecho a base de almidón de yuca, harina de maíz, leche, huevos y queso. La verdad es que el invento está delicioso, pero si no quiero tenerme que comprar ropa nueva, más vale que me mantenga bien alejada de donde los venden. Por lo de los kilos, claro. Los pandebonos más populares son en forma de rosca, pero también los hay achatados, alargados y hasta rellenos de mermelada de guayaba. Se toman de desayuno o de onces -entre horas-, acompañados de una bebida caliente, un refresco o una avena helada.


Leyendas sobre su origen hay unas cuantas pero yo me quedo con la más romántica y la que más me gusta, la del panadero afincado en Cali que cada tarde salía a venderlos por las calles de su barrio al grito de ¡ Pan del buono ! ¡ Pan del buono ! Y de ahí su nombre actual.

Por la tarde, de paseo por Usaquén con Adela y sus hijas Marcela y Olivia - a quienes por cierto me ha encantado conocer- he probado otros ricos bocaditos colombianos, todos hechos a base de queso, como la almojabana -qué nombre más árabe-, el buñuelo y la arepa.

¡¡¡¡¡ Socorro !!!! Esta noche no ceno.

martes, 7 de junio de 2011

Pero qué perro eres...

Qué queréis que os diga, yo he nacido y crecido en una pequeña ciudad, así que lo de los paseadores de perros me suena a rollo Hollywood. Me acuerdo de una película, "En sus zapatos", en la que una divina Cameron Diaz se ganaba la vida paseando a un grupo de canes. Americanada total.

Esta mañana, dando una vuelta por el jardín que hay al lado de casa de Dani y de Juli, me he topado con un tipo, que me ha dicho llamarse Jorge Sandoval, y los ¡¡¡ 10 perros !!! que llevaba a su cargo. Os podéis imaginar la cara que he puesto ante semejante cuadro y lo poco que he tardado en abordarle e interrogarle. Muy amable, como todo el mundo aquí, pero también alucinado de verme tan sorprendida, el tipo me ha contado que comienza a recoger a los perros sobre las seis de la mañana y los devuelve a eso de las 12 del mediodía. Se los lleva en furgoneta hasta el Mirador de la Calera, un precioso enclave ubicado en la sabana bogotana, y allí, además de pasearlos, los adiestra y les enseña técnicas de obediencia. Y ellos, como marqueses. Para no quedar como una tonta he puesto la mejor de mis caras y le he explicado que en España esto de contratar a paseadores de perros se empezó a poner de moda hace relativamente bien poco y que además allí no se atreven con tanto animal junto.

Pasear perros es un trabajo bien rentable en países como Colombia en donde el salario mínimo ronda los 536.000 pesos -¡¡¡ menos de 191 € !!!!, ya que si tenemos en cuenta que por cada perro paseado se paga 160.000 pesos al mes -unos 57 €-, y tipos como Jorge pasean hasta 10, pues no hay más que echar la cuenta.

A mí lo que me sorprende de esta vaina, como dicen aquí, es que los perros, cada uno de su padre y de su madre, no se maten a "bocaos" cada vez que salen juntos a la calle. Pero claro, para eso está el paseador de perros que, como me ha explicado muy bien Jorge, "tiene que tener mucha fuerza en las pantorrillas para frenar un rottweiler, autoridad para controlar un pitbull y psicología para entender a un bulldog". Lo tengo claro: yo no sirvo para esto.

Para terminar dos curiosidades que he leído en internet: la primera es que al gobierno argentino no le quedó más remedio en 2001 que abrir un "Registro de paseadores de perros" para controlar el oficio que se había ido de madre con tanta gente que quería dedicarse a esto; y la segunda es que hay publicado un libro del escritor peruano Sergio Galarza que se llama "Paseador de perros" y que está ambientado en Madrid. Me quedo con una frase del protagonista: "Al comienzo pensé que pasear perros me alejaría de la gente y sus taras". ¿Alguien se apunta? A lo de pasear perros, digo.....

PD: Se me ha roto la cámara de fotos y la BlackBerry no me funciona, así que no me queda más remedio que piraterar de internet esta foto de un paseador de perros tomada en no sé qué lugar del mundo para hacer más entretenida esta entrada. ¡¡¡ Todo sea para que me leáis!!!

Patarroyo, la malaria y los monos aotus


Tengo que confesaros que no tenía ni idea quién es Manuel Elkin Patarroyo y qué aspecto tiene un mono aotu. Ayer, tomando un café cerca del parque del Virrey, descubrí en una revista que el tal Patarroyo es un científico colombiano que está a punto de descubrir la vacuna definitiva contra la malaria y que además ha dado con la fórmula para crear vacunas sintéticas contra 517 enfermedades infecciosas, un hito en la historia ya que las únicas existentes se desarrollan a partir de la biología y no de la química. De los micos aotus ahora sé que son los únicos nocturnos de su especie, desarrollan la malaria humana, sus genes de defensa son idénticos a los nuestros y por eso Patarroyo desde hace años prueba en ellos las vacunas en su laboratorio del Amazonas.

Patarroyo tenía 9 años cuando le regalaron un cómic que se llamaba "Louis Pasteur, descubridor de vacunas, benefactor de la humanidad". Desde entonces, no ha querido hacer otra cosa. En 1986 descubrió la primera vacuna contra la malaria -la SPF-66, y tras realizar ensayos en más de 50.000 individuos de distintos países se verificó su efectividad entre un 30 y 50 por ciento. En 1996, la cedió gratis a la OMS, que no la ha aplicado ni una sola vez y ha preferido ensayar con 57 nuevas vacunas sin resultados. Ahora Patarroyo ya tiene lista la segunda generación de esta vacuna- COLFAVAC- de la que ha comprobado una efectividad superior al 90 por ciento en monos y de la que anuncia será gratis. En otoño de este año empezarán los ensayos en humanos y el científico colombiano está completamente seguro de que tendrán los mismos resultados que con los monos ya que el organismo de los micos amazónicos con los que él investiga son idénticos al del hombre.

La malaria es el primer problema de salud pública del mundo y afecta a 500 millones de personas al año de los que casi 2 millones mueren, la mayoría niños menores de cinco años. Me ha impresionado saber que cada vez hay más países desarrollados afectados por esta enfermedad y que, por ejemplo, en Aragón ya se ha detectado un primer caso autóctono.

Por cierto, esta mañana el Príncipe Felipe ha entregado a Patarroyo -Premio Príncipe de Asturias 1994 de Investigación Científica y Técnica - el Premio Príncipe de Viana de la Solidaridad por su labor con los países más necesitados.

Muchas gracias y mucha suerte Sr. Patarroyo.

lunes, 6 de junio de 2011

Dani Meroño, del morcón a la deconstrucción


Dani es mi anfitrión aquí -junto a su novia Juliana-, además de gran amigo y actualmente uno de los mejores chefs de Colombia. Su aventura empezó en diciembre de 2005. Tras un año y medio en Calí, se instaló en Bogotá, montó el restaurante "Ispania" y desde entonces no ha parado. Todo el proyecto de la Plaza de Andrés, uno de los espacios gastronómicos con mayor éxito de la ciudad, es suyo: 11 restaurantes, 500 sillas, una media diaria que puede llegar a alcanzar los 4.000 clientes y un menú de 300 platos de comida colombiana e internacional diseñado por él.

Ahora es el chef ejecutivo de un importante grupo hostelero del país y tiene a su cargo 8 restaurantes. Pero es que además Dani hace programas de televisión, recorre el país investigando su gastronomía, imparte clases de cocina, escribe en revistas gastronómicas y está preparando un libro. Pero Dani por dios ¿de dónde sacas tanto tiempo? Sólo de pensarlo me canso.

Esta noche cuando le he preguntado cómo definiría su cocina me ha dicho: "Es una interpretación de la latina a través de la mediterránea". Ahí va eso. En esta ciudad, más de uno mata por probar sus arroces y sus deliciosos pescados.

Dani adora los ajís -los picantes-, los ceviches -que ha aprendido a preparar de la mano de su amigo el chef peruano Dieguito García-, los mariscos en leche de coco y muchas de las técnicas indígenas ancestrales como los envoltorios en hojas de plátano.

Le he pedido una receta para este blog y ahí va una de ceviche que entre los dos hemos bautizado "Ceviche de Cabo de Palos", en honor a nuestra añorada tierra y a esa playa que tantos buenos momentos nos ha dado y nos seguirá dando.

Ceviche de Cabo de Palos
Ingredientes:
1 filete de lubina, 1 cebolla morada, guindillas verdes, kikos, aceite, ajo, limón, cilantro o perejil, sal y pimienta

En un bowl colocar el zumo de limón, la piel y la ventresca de la lubina, la mitad de la cebolla cortada en julianas, el ajo machacado, el cilantro, sal y pimienta. Dejar macerar durante dos horas y colar. El resultado de esta mezcla se llama leche de tigre

Cortar el filete del pescado ya salpimentado en cubos pequeños y marinar durante unos minutos. En una copa de martini colocar el pescado con la leche de tigre, la otra parte de la cebolla picada muy fina, los kikos y la guindilla picada. Regar con aceite de oliva, poner un poquito de sal Maldon y espolvorear con pimentón dulce, si es murciano mejor.

¡¡¡Que aproveche!!!

 Os dejo el enlace del programa "Cocineros por el mundo" en el que aparece Dani

http://www.youtube.com/user/SiProductionsVideos?blend=4&ob=5#p/u/4/Wz0pIqQAWok

De una marica

Anoche estuvimos cenando con un grupo de amigos en casa de Gustavo y Pamela, un argentino y una caleña queridísimos y vecinos de barrio. Oír a los colombianos hablar es una auténtica locura. A su cantarina entonación, se une el sinfín de expresiones que utilizan, a cual más loca. Yo voy con mi libretica apuntando todo lo que escucho. Por cierto, también tengo que deciros que por muy extrañas que suenen las "colombianadas", nunca superarán a nuestras murcianicas expresiones entre las que se encuentra mi favorita: "los otros días". Jajajaja

Ahí van algunos ejemplos de expresiones colombianas y al lado, su traducción, más o menos cercana, al castellano.

De una: Venga ya, uy sí
Marica: Tío, colega, tronco
Quihubo: Qué pasó
Bien pueda: Siga usted
Su merced: Usted
Dar papaya: Bajar la guardia, dar oportunidad
Guayabo: Resaca
¿Cómo así?: ¿Y eso?
Bacanísimo: Genial
Parche: Plan, pandilla
Qué pena: Qué vergüenza
Berraco: Valiente, bravo
Rumbear: Salir de fiesta
Onces y mediasnueves: Comidas entre horas
Tusa: Mal de amores

Y para terminar, una frase que me enseñó anoche Lucho y que seguro os va a gustar: "El que se fue a Barranquilla perdió su silla".

domingo, 5 de junio de 2011

Empanaditas de Pipián


Hoy he descubierto uno de los grandes secretos de la gastronomía colombiana: las empanaditas de Pipián. Los colombianos las suelen tomar "after office", acompañadas de cerveza. Dani, Juli y yo, saltándonos la tradición, nos las hemos zapado esta mañana: Son típicas de Popayán -localidad bien conocida por su Semana Santa -y están hechas de papa criolla, hogao (un sofrito hecho de tomate, dos tipos de cebolla -la cabezona y la larga- ajo y comino), y una masa bien refina de harina de maíz. Pero el secreto no está en la masa, como diría alguno, sino en su irresistible acompañamiento: ají de maní - cacahuete para que nos entendamos- y unas goticas de limón.

No damos "Abasto"

Los domingos, en Bogotá, son días de paseo por Usaquén y sus "dos mercados de pulgas" - Los Toldos de San Pelayo y Carpe Diem- donde se vende "todo tipo de antojos hechos a  mano", además de antigüedades, postres y ¡¡¡ hasta mascotas!!!
Pequeño pueblo en el norte de Bogotá fundado por los españolitos en el siglo XVI, Usaquén es actualmente un pintoresco barrio de bella arquitectura colonial cuyo nombre deriva de los Usaques, comunidad indígena que habitó la región.
Entre los muchos restaurantes que hay en el barrio, la elección de hoy ha sido "Abasto", un lugar con muchísimo encanto regentado por Luz Beatriz Vélez, quien nos ha atendido como si estuviéramos en casa, ubicándonos en la despensa-tienda de su local donde, por cierto, se puede comprar cualquier ingrediente que se haya probado en el restaurante. Así que hemos almorzado rodeados de verduras, vinos, mermeladas, encurtidos, quesos, anchoas, café. Toda una sensorial experiencia.
Ahí va el menú, tomen nota por favor que es de premio:
  • Sopa de tortilla de maiz en caldo de pollo, con tomates asados, cilantro, queso fresco, aguacate y aceite de chiles
  • Sopa campesina en caldo vegetal con frijoles cargamantos, arroz integral, vegetales, pesto de albahaca y queso parmesano
  • Pulpo a la parrilla con ratatoullie con aceite de chiles. En murcianico sería algo así como "pulpico asado con pisto y aceite de pimentón picante"
  • Portobellos -unos champiñones gigantes- a la parrilla con ensalada de couscous
¡¡¡ Rico, rico !!!

Por cierto, todos los ingredientes de "Abasto" son naturales, artesanales y una clara apuesta por los pequeños productores locales y nacionales. Así que aquí se puede encontrar desde sal marina de la Guajira, hasta quinua del Cauca, queso paipa de Santa Elena, anchoas rubias del morromico (Pacífico colombiano) o palmitos del Putumayo.
Hay que ver lo que aprende una cuando sale de casa .






Al rico soroche

El soroche no es ningún monstruo mitológico de los colombianos; es el mal de altura producido por la falta de oxígeno en la sangre, en ciudades como Bogotá, situada a 2.680 metros de altitud. Yo llevo un par de días con un soroche del carajo; me duele la cabeza, estoy cansada y tengo mucho sueño. Pero como siempre existe un remedio para todo, ahí van algunos consejos para combatirlo: comer poco -ufff, pero si me estoy inflando-, desplazarse sin prisas, no hacer mucho ejercicio físico -madre mía, yo llevo desde que llegué sin parar- y tomar infusiones de hojas de coca. Qué desastre, ¡¡¡¡ he hecho todo lo que no tenía que hacer!!!!.
Aquí os dejo un interesante enlace sobre el uso de la hoja de coca:
http://viaorganica.org/salud/colombia-coca/