jueves, 29 de septiembre de 2011

¡Esto del parlache es una chimba!


Vivo con dos paisas -así se llama a la gente de Medellín- que me están enseñando a hablar parlache, una jerga popular que nació en la esquinas de los barrios populares y arrabales de su ciudad y que ahora utilizan los jóvenes de media Colombia.

El libro del escritor colombiano Alonso Salazar "No nacimos pa´semilla", -por cierto, ahora este tipo es alcalde de Medellín-y la película de Víctor Gaviria "Rodrigo D. No Futuro" ayudaron hace años al parlache a dar su salto nacional.

En parlache a la persona asesinada con violencia se le dice muñeco; un poli es un polocho y un parce o parcero, un amigo. Si te enfadas por nada te llaman asao, si tienes mal genio eres un ácido y si vistes mal, una valija. A un trabajo bien difícil se le llama gallo y una peluda es un asunto difícil de resolver. El que vende marihuana es un jíbaro y lo que te fumas, un cacho o un bareto. Cuchibarbie es una mujer bonita mayor de 35; cocodrilo, mujer fea; pintuco, la que va muy pintada; bandida, la que sale con cualquiera, y fufa es la prostituta.

Chimbiar significa molestar; patota, reunión y pirrieles, tenis caros. Chimbiar es molestar y arepa, vagina. Un hombre muy listo es un avión  que vuela con los motores apagados; una navaja, patecabra; un puñal grande, chuzo. Metralleta es gaga y un arma de fuego, fierro.

A un lugar peligroso se le llama calentura. Si eres tacaño te dirán chichipato y si eres presumido, picao. Al galán se le llama cuquiperro; a la abuela, cuchita; al entrometido, encholao y al chivato, sapo. Si te echan los perros quieren ligar contigo y si te maman gallo, te están vacilando.

Mil pesos es una luca; un millón de pesos, un melón. Si te mandan a la finca es que vas para la cárcel. Todo ray significa que está todo bien.

¡Esto del parlache es una chimba! Que me gusta, vamos..

miércoles, 28 de septiembre de 2011

No te olvides de la caleta

¡Llévate tu caleta de comida que en los retiros de yoga siempre se pasa mucha hambre! ¿Que me lleve qué? le pregunto yo. Pues tu bolsita con galleticas, jugos, fruta, me dijo Juliana. Aquí todos los días aprendo algo nuevo y es que los colombianos son únicos a la hora de expresarse.

Hace años en el eje cafetero colombiano se le decía caleto o caleta a alguien que tenía dinero: "Gástate una cervecita hoy que andás caleto". Esta expresión se ha ido perdiendo y ahora en Colombia una caleta es un escondite, compartimento o salida secreta para guardar droga, dinero, armas, explosivos, víveres. Lo que sea. Y claro, en esta jerga popular existe el verbo encaletar que significa esconder en un sitio seguro y la expresión "Me voy a encaletar", me voy para casa que no quiero ver a nadie. Al final, una caleta es todo lo que se esconde. Hasta la comida que nos llevamos a hurtadillas este fin de semana -no se lo digáis a nadie- y que al final no necesitamos porque los yoguis nos dieron de comer bien rico.

Esto de lo escondido y prohibido tiene su morbo, que queréis que os diga, así que he navegado y navegado por internet hasta dar con la caleta más sofisticada de todas las encontradas en el país en los últimos años: la que tenía en su casa el narcotraficante Daniel Rendón Herrera, "El loco Barrera" para los amigos. Entre el vestidor y la habitación principal de su vivienda había un interruptor que al pulsarlo hacía que bajara un trozo de techo, a manera de ascensor. Y allí, en esta confortable caleta de suelo de madera que tenía hasta minibar, la poli se encontró escondido al testaferro del narco, sentado tan tranquilo tomándose un trago. Hay que ver cómo se lo montaban el pajarraco y sus secuaces.

En España, nuestra Real Academia de la Lengua dice que una caleta es un barco que va tocando fondo, fuera de los puertos mayores, en las calas, también puede ser el gremio de porteadores de mercancías, especialmente en los puertos de mar, además un tipo de uva. Hay otra acepción que se acerca un poco más a lo que estamos hablando, la del ladrón que hurtaba por agujero. ¿Y una cala pequeña, puede ser una caleta? Nuestros siempre serios académicos dicen que no, pero como me niego a ilustrar esta entrada con una foto de un alijo de coca o una mina antipersona pues pongo una de Sa Caleta, en la isla de Menorca, que tanto me gusta y en la que tan buenos baños me he dado. ¿Preciosa, verdad?

martes, 27 de septiembre de 2011

El tropipop, todo un trance tropical

¿Tropipop? La verdad no tenía ni idea que existía este género musical hasta el otro día que leí algo en el periódico. Dicen que en Colombia no hay fiesta sin tropipop y que es un ritmo que enloquece a los extranjeros. A mí no, que quede claro. Seré un bicho raro...

¿Y quién se inventó esto del pop tropical? Fue Carlos Vives (en la foto), a finales de los 90, cuando se le ocurrió mezclar sonidos tradicionales colombianos -como la cumbia y el vallenato- con la salsa, el merengue, el pop, el rock y hasta la música electrónica, para cantar al amor y al despecho. Luego apareció Emilio Estefan y con su barita mágica los hizo famosos en el mundo entero a él y al dichoso tropipop.

Fonseca, Bonka, Fanny Lú, Lucas Arnau, Moris, Tinto, Mauricio y Palodeagua, San Alejo y Sin ánimo de lucro son ahora las estrellas de esta locura musical que sigo arrasando en Colombia y que tiene sus propios rumbeaderos en Cali, Cartagena, Medellín y en Bogotá, como Kukaramákara, El Sitio, El Salto del Ángel, María Mulata y Punto G. Os confieso que no he pisado ninguno de ellos. 

Hay verdaderos himnos del tropipop como "El problemón", de Bonka, o "Te mando flores", de Fonseca. Os dejo con otro hit, "No te pido flores", de Fanny Lú, a ver si os ablanda el corazón y hasta os gusta y todo. A mí por ahora no lo ha conseguido. Lo mismo es cuestión de tiempo y me termino haciendo adicta a este trance tropical.


lunes, 26 de septiembre de 2011

Ya llegaron las ballenas jorobadas

Llegaron hace unos meses a las cálidas y profundas aguas del Pacífico colombiano -casi en la frontera con Panamá-, tras recorrer más de 9.000 kilómetros desde las aguas heladas de la Antártida, a una velocidad máxima de nado de 27 km/h. Allí se quedarán alimentándose -sólo comen en verano y viven de sus reservas de grasa durante el invierno-, apareándose y dando a luz a sus crías. Son las ballenas jorobadas o yubartas, esos increíbles mamíferos llamados así por su habilidad para arquear el dorso antes de sumergirse, que pueden llegar a pesar hasta 40 toneladas y medir 18 metros y que realizan las migraciones más largas de un mamífero a través de un océano.

Hace 20 años, los pescadores colombianos se lo pensaban más vez antes de meterse al mar porque temían toparse con uno de estos "monstruos", a los que llamaban "golfines", y que pensaban capaces de comerse a una persona de un sólo bocado. Pero las cosas han cambiado, y mucho. Hoy, todos las esperan,

Uno de los lugares en Colombia a los que llegan estos cetáceos se llama Bahía Málaga, en donde existía un proyecto para construir un enorme puerto y que menos mal ha quedado desterrado al declararse la zona Parque Nacional Natural. Hay otros destinos como Bahía Solano, Nuquí y Gorgona, pero es en Bahía Málaga donde estas ballenas baten índices de natalidad, siendo estos de los más altos del mundo. Se calcula que allí nace el 22 por ciento del total de ballenatos de la temporada, más de 200. No os penséis que estos bebés son pequeñitos, ni mucho menos:  los ballenatos pueden alcanzar hasta los 4,5 metros y pesar una tonelada. ¿Y por qué les gusta tanto a las yubartas este lugar en la costa colombiana? Pues porque el agua está calentita, es muy tranquilo, no es paso de grandes embarcaciones, ni hay depredadores ni contaminación. Todo un paraíso.

A Colombia, las ballenas jorobadas no llegan solas. Hasta cuatro especies de tortugas marinas se acercan hasta aquí para desovar huyendo del frío sur continental: golfina o caguama, negra, carey y laúd. Las acompañan 30 especies de aves migratorias como los chiritos, cuclillos, chirones, correlimos, siriríes americanos y zarapitos. Menudo espectáculo.

En todo el Pacífico ya comenzaron los recorridos para observar a las ballenas jorobadas, escuchar sus cantos -si queréis oírlas cantar, pinchad este enlace- y, sobre todo, ser testigos de sus saltos acrobáticos fuera del agua, un comportamiento que los científicos aún no se explican del todo: ¿Es un intento para ubicarse? ¿Quitarse las algas y plantas de sus lomos al chocar contra el agua? ¿Una estrategia de cortejo? No tengo ni idea pero lo único que sé es que quiero ir a verlas. Mientras tanto, me consuelo con este vídeo

viernes, 23 de septiembre de 2011

Una de sancocho por favor

¿Cómo es posible que lleve más de tres meses ya viviendo en Bogotá y todavía no os haya hablado del sancocho, propuesto no sé cuántas veces como plato nacional? No tengo perdón, lo sé, pero como dice el refranero español nunca es tarde si la dicha es buena o más vale tarde que nunca, así que allá vamos.

Primer dato: el sancocho es una sopa y sus ingredientes varían según la zona. En el Valle del Cauca hay dos sancochos típicos: el de gallina criolla -las de la foto- que se prepara con yuca y plátano verde -ni muy hecho ni muy biche y que al pelarlo esté muy rosadito por dentro-, se condimenta con cilantro cimarrón y cilantro de Castilla y se toma acompañado de ají fresco, arroz blanco y aguacate, y el de guineo que es un plátano pequeño y especialmente tierno. En Bogotá, al sancocho se le echa papa y mazorca y es muy espeso y en la costa en vez de carne lleva pescado como el de bocachico, con ñamé y coco, y el de camarones. Hay, además, sancocho trifásico, con carne de res, gallina y cerdo.

Segundo dato: El sancocho es ideal para fiestas, paseos -como dicen en Colombia- y celebraciones. Una buena parranda vallenata generalmente culmina con un ración de esta milagrosa sopa que entona el cuerpo y calma el alma después de tanto baile y tanto trago.

Más datos: Un buen sancocho se cocina en una olla sancochera con buena agarradera y buena tapa y siempre con cuchara de madera porque el metal negrea el plato. Los venezolanos, dominicanos, puertorriqueños, panameños, ecuatorianos y hasta los canarios tienen sus propios sancochos, qué os habíais pensando.

Para un colombiano un sancocho significa compartir con la familia, con el vecino, con los amigos y con el que llegue a casa. Como si fuera nuestra paella, vamos. Y el mejor es el que se cocina con generosas raciones de amor, alegría, gratitud y amistad.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Nada calienta mejor que una ruana (1)

Aquí en Bogotá por las noches empieza a hacer un frío que pela, así que para abrigarme he decidido comprarme una ruana, como las que veis en la foto. Boyacá en lengua muisca significa "Región de la Manta Real" y es en este departamento de Colombia donde tejen, en telares y con lana de oveja cien por cien, esta especie de manta cuadrada o rectangular, sin mangas, con una apertura en el centro para meter la cabeza.

Y en Boyacá ¿dónde se hacen las mejores ruanas? En un pueblecito que se llama Nobsa y en el que cada artesano fabrica una media de cinco ruanas diarias. Para cada uno de estos abrigos de cuatro puntas -como se les llama cariñosamente- se necesita esquilar dos ovejas grandes. La ruana, no os penséis, sirve además como cobija, manta para un romántico picnic en el campo o, doblada, como cojín. Práctica prenda.

Cuando en el siglo XVI llegaron a esta zona de Colombia los españoles ya se encontraron con estas mantas largas y cuadradas, de distinto largo, ya fuera para hombres o para mujeres, que los indígenas de la región usaban para protegerse del frío, y que con el tiempo se unieron a los cortes de los capotes que ellos lucían, naciendo así la ruana. Como dice la canción:

Porque tengo noble ancestro
de Don Quijote y Quimbaya,
hice una ruana antioqueña
de una capa castellana.
Por eso cuando sus pliegues
abrazo y ellos me abrazan
siento que mi ruana altiva
lo que me esta abrigando es el alma

Hasta Simón Bolívar en más de una ocasión vistió una de estas prendas para protegerse del frío. A su paso por Cartagena de Indias, antes de ir a morir en la Quinta de San Pedro Alejandrino, en Santa Marta, "El Libertador" donó a la ciudad una de estas ruanas que años más tarde sería robada del museo donde estaba expuesta. Toda una tragedia nacional ya que la prenda sigue sin aparecer.

¡Qué calentito debe estar el ladrón! Y es que nada calienta mejor que una ruana.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

De tiraditos, carapulcras, tacachos, anticuchos y otras delicias culinarias

Regina, la empleada de su casa familiar en Lima, le enseñó todos los secretos de la cocina de la sierra; en Iquitos, en pleno Amazonas, en la Casa Fitzcarraldo -plató de la célebre película de Werner Herzog- descubrió infinidad de platos como el juane y el tacacho -puré de plátano-, y frutos como la cocona, el camu camu -de altísimo contenido de vitamina C, 60 veces mayor al de la naranja-, y el pijuayo. Con su padre aprendió los trucos de la cocina de la costa. Con ganas de aventura, Diego García Vela metió toda este arte culinario de la montaña, la selva y el mar en su maleta y se plantó en Bogotá donde actualmente regenta el mejor restaurante peruano de la ciudad, sin lugar a dudas: el "Peruviano".

Diego nos sorprendió hace unos días con unos bocaditos chinos de langostino y cerdo agridulce, unas láminas de pulpo en su punto marinadas y acompañadas con una exquisita combinación de aguacate y aceitunas negras sobre una base de papas bravas al ají panca y un tiradito de cherna con salsa de leche de tigre, pasta de espinacas, cilantro, perejil y huacatay, acompañado de choclo -maíz-, y cancha que es lo mismo pero tostado. ¡Qué delicia! Para beber nos sirvió chicha morada fermentada que él mismo elabora.

Diego es un artista. Su cocina es creativa, muy sabrosa y te hace disfrutar. La carta de su restaurante es un sugestivo viaje por la cocina peruana con platos como la carapulcra de cerdo, guiso típico del Perú y quizás el más antiguo al que él añade su toque de chocolate; el tacacho de la selva con langostinos del mar; los tiraditos de mero y salsa de lúcuma y el anticucho -especie de brochetas- de corazón de los Andes al perfume de chicha. Y de acompañamiento, qué mejor que un pisco, macerado por Diego con ajíes, frutas y cortezas de la selva, como el Rocopisco -con un toque de ají rocoto-, el 7 raíces -mezcla de hierbas amazónicas y uva-, o el de lyches y uchuvas.

Diego, gracias por poner tanta pasión y arte en todo lo que haces. Prometo volver pronto a descubrir todas esas historias que guardan cada uno de tus platos. Y los que estáis por Bogotá no dejéis de acercaros a la calle 71 Nª 5-75. Toda una aventura gastronómica os está allí esperando.

martes, 20 de septiembre de 2011

Kindi Llajtu, tejedor de sueños y colores


Lo mío con Kindi Llajtu ha sido un auténtico flechazo. Sólo tuve que ver el otro día una de sus piezas -la de la foto- colgando del techo del salón de casa de unas amigas para caer rendida ante su obra. Lo de enamorarme ha venido después de visitar ayer una exposición suya en la galería La Cometa de Bogotá.

Kindi es indígena, colombiano, nacido y crecido en una comunidad del alto Putumayo y, además, sobrino de otro gran artista, Carlos Jacanamijoy. En su lengua materna, el inga -el único idioma en Colombia derivado del quechua-, no existe la palabra arte, así que para explicar a lo que se dedica es necesario utilizar tres verbos: tejedor de colores, restaurador e intérprete de sueños. La verdad, es así como yo he sentido lo que hace.

Su trabajo es una maravillosa explosión de colores que -como dice él- "viene del subconsciente y se cruza con la mente". Kindi primero cubre el lienzo de muchos tonos y luego lo descubre raspando las capas y dejando salir lo que hay debajo con los pinceles y herramientas que él mismo fabrica porque -asegura- no le sirven los que hay en el mercado. Y entre este cubrir y descubrir la pintura se forman nuevos dibujos y planos que, como la memoria, acumulan y entrelazan recuerdos y llevan a un juego con el tiempo, a un ir y venir al pasado.

Pero volvamos a la foto de arriba -que por cierto es de mi amiga Paula que cuando no cocina se entretiene disparando sin parar con su cámara- y a esa canoa que, según la tradición inga, es llevadora de vida, contenedor y transporte del hombre a través de los ríos que son canales de conocimientos y de vida. Kindi ha pintado y tejido esta canoa con fibras naturales de preciosos colores. Y al tejerla -labor propia de las mujeres- ha querido representarla como símbolo de la madre que da la vida y lleva a sus hijos como un sostén a través del río de la existencia. La pieza es bellísima y ojalá navegará en el salón o en cualquier otro lugar de mi casa.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Rica, rica

En Colombia se le conoce como uchuva pero tiene otros nombres: uvilla, guchuva, vejigón, topetorope, aguaymanto, alquequenje, topo-topo, capulí, poga poga, tomate silvestre y tomatillo. Los ingleses la llaman cape gooseberry y los franceses, coqueret du perou. De color naranja intenso y brillante, tiene un sabor peculiarmente ácido - a mí me encanta- y una delicada capa protectora a modo de hoja que la envuelve.

Es la segunda fruta colombiana más exportada después del banano. Los municipios de Silvana, Subia y Granada, en Cundinamarca, son sus principales productores. Sus ventas externas alcanzan los 25 millones de dólares al año. Aquí en Colombia es un producto poco consumido pero para los extranjeros es todo un manjar. Qué curioso. Eso sí, desde tiempos ancestrales las abuelas del interior del país preparan dulces y mermeladas de uchuva, las conservan en almíbar y las utilizan para salsas y postres.

Investigando por ahí me he enterado de que la uchuva purifica la sangre, tonifica el nervio óptico y es eficaz en el tratamiento de cataratas y afecciones de la boca y garganta. Es muy recomendable para personas con diabetes y gracias a sus propiedades diuréticas, favorece el tratamiento de las personas con problemas de la próstata. También es utilizada como tranquilizante natural por su contenido en flavonoides.

Y para despedirme os dejo una deliciosa receta de salmón en salsa de uchuva y jenjibre de Harry Sasson, chef, dicen, de uno de los mejores restaurantes de Bogotá. Rica, rica.

Ingredientes (Para 4 personas)
4 filetes de salmón con piel
Espárragos verdes
1 cucharada de aceite de oliva
Sal y pimienta negra

Para la salsa de uchuvas:
1 kilo de uchuvas peladas
1 pimiento rojo cortado en julianas
1 cucharada de mantequilla
1/2 taza de azúcar
1 cucharadita de jengibre rallado
1 cucharadita de ajo picado
1/4 taza vinagre blanco
1/2 cucharadita de sal
Cebollín picado

Preparación
Sazone los filetes de salmón con sal y pimienta y dórelos en una sartén con aceite de oliva, primero por el lado sin piel hasta sellarlo y luego termine la cocción por el lado de la piel. Para la salsa, en una sartén a fuego medio saltee el pimiento y cuando suavice agregue las uchuvas, saltee durante un par de minutos y añada el azúcar. Aparte, sofría el ajo y el jengibre y agregue a las uchuvas junto con el vinagre y la sal. Deje cocinar a fuego bajo durante 15 minutos y termine con un poco de cebollín picado. Corte los espárragos verdes, saltéelos en una sartén con aceite de oliva durante 30 segundos y sazónelos con sal y pimienta. En el plato ponga una cama de espárragos, sobre ésta el salmón y acompañe con la salsa de uchuvas.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Como sardinas en lata

El Transmilenio es un sistema de transporte de autobuses articulados que funciona en Bogotá desde 1998. Cuando se puso en marcha, se le recibió como agua de mayo porque imaginaros cómo estaba por aquel entonces la ciudad cuando la duración media del viaje de un ciudadano era de 70 minutos. Han pasado once años, el servicio no funciona como debería y las críticas son cada vez más feroces y suenan más alto: los usuarios están cansados de que los buses lleguen llenos hasta arriba a las estaciones y con retrasos de más de 30 minutos, de que las rutas están mal diseñadas, de los robos y atracos. ¿Y qué dice la empresa responsable del servicio? Reconoce que la demanda ha crecido enormemente en los últimos 5 años -hay 500.000 nuevos usuarios-, sin que haya habido un aumento en la infraestructura. En otras palabras, el sistema está saturado y ha quedado obsoleto.

A todo esto hay que sumar las protestas de los empleados por cuestiones de salarios y jornadas laborales y el escándalo de las losas rotas en parte de los 84 kilómetros de vía. ¿Y qué ha pasado? Pues que se utilizó un material inadecuado -el relleno fluido-, para nivelar la calzada en parte del recorrido y que se está haciendo literalmente gelatina por su contacto con el agua subterránea. ¿Quién tiene la culpa? Como siempre, todo el mundo escurre el bulto mientras la broma ha costado ya a la ciudad miles y miles de millones de pesos y algún que otro accidente. Por si fuera poco, a principios de este mes tres de los autobuses del Transmilenio chocaron en la Autopista Norte. El saldo: 86 heridos. Hace unos días, la gente ya cansada salió a la calle para protestar.

¿Hay perspectivas de mejora? Aquí nadie dice nada. Y mientras tanto, como dicen en mi país,-no sé cómo lo dirán aquí en Colombia- a joderse y a seguir viajando como sardinas en lata en el "Transmilleno" como jocosamente lo llaman ahora.

No os perdáis el vídeo.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Bienvenidos a Martini Blues Cabaret


Pura magia. Eso es lo que es "Martini Blues Cabaret", el espectáculo que estos días puede verse en Casa Ensamble, de Bogotá. Lo tiene todo: glamour, poesía, humor, música en directo, unas gotas de seducción, una pizca de irreverencia... Y los mejores artistas. Las mejores voces. La mejor dirección, la del español Tino Fernández -Premio Nacional de Danza de Colombia-. El mejor vestuario. Y las mejores coreografías. Me encantó, de verdad. ¿Se nota?

"Martini Blues Cabaret" es un maravilloso viaje a los años 40, a esos locales de París, Berlín y Nueva York donde uno iba a divertirse de lo lindo, como nos divertimos nosotras la otra noche. ¡Ah! Y con servicio de bar atendido por unos estupendos camareros de torso desnudo y marcados abdominales. Así estaba el personal femenino... 

Increíble el número de Carolina Ramírez en el que hace de muñeca y que podéis ver en la foto. O cuando una sensual y empapada en agua Natalia Bedoya canta eso de "Ne me quitte pas" o le pone voz a temas de Ella Fitzgerald, Billie Holiday o Sinatra. Geniales también los bailes de tap de Wilman Romero 'Monkey', los números de malabarismo y circo y el divertidísimo strip-tease de Fernando Rojas con abanico de flores y látigo. Patricia Polanco está soberbia cantando el famoso cuplé de "La Pulga". La orquesta se encarga de hacer el resto.

Qué grandes artistas tiene Bogotá. Enhorabuena a todos y por favor, no dejéis de ir a verlos. La diversión está más que asegurada.

Por cierto, os hablaré otro día de Casa Ensamble porque bien merece una entrada. Os adelanto que fue construida hace más de cincuenta años inspirada en una villa de Le Corbusier en Italia y tiene paredes de agua, peceras, columnas de cristal, una chimenea de mármoles italianos, piscinas en las terrazas. Una verdadera locura arquitectónica que costó 1 millón de pesos, un dineral por aquel entonces y que a mí el otro día me encantó conocer.

jueves, 15 de septiembre de 2011

San Valentín, yo no te olvido

¡Auxilio! Y yo que pensaba que estando en Colombia me iba a librar de San Valentín. Pues va a ser que no y además los colombianos no se conforman con dedicarle la fiesta a los enamorados sino que también entran en el paquete los amigos; por algo se llama el Día del Amor y la Amistad. Qué lindo. Siempre se celebra el tercer sábado de septiembre y este año cae el día 17. Habrá que ir preparándose...

Aquí, todo es más de lo mismo: que si rosas -rojas por supuesto-, tarjetitas con todo tipo de mensajes, bombones con forma de corazón, una cena romántica, una noche en un hotel con jacuzzi y sábanas de raso, masajes en un spa. Eso sí, aquí te pueden dar el día con una serenata de mariachis o alegrártelo con un delicioso desayuno que te llevan hasta tu casa. ¡Ah! Y no puedo olvidarme del envío de anchetas de todo tipo que vienen a ser como las cestas de Navidad en España y de las fiestas en bares y discotecas que se celebran durante todo el fin de semana.

Y claro, como también el día va dedicado a la amistad pues me cuentan que es tradición el juego del amigo secreto o invisible pero más divertido e intrigante que en España porque se trata  de "endulzar" durante días la entrega del regalo definitivo con detalles y sorpresas como bombones, notas o mensajes. Me gusta. Por cierto, lo de meter los papelitos en una caja con los nombres de los participantes en el juego pasó a la historia; ahora se puede hacer todo por internet. Aquí os dejo el enlace.  Yo lo veo muy práctico. http://www.sortea2.com/amigoinvisible

¿Qué bonito y romántico todo verdad? Pues no quiero aguaros la fiesta pero os recuerdo que San Valentín murió decapitado un 14 de febrero por orden de Claudio II quien se cabreó, y mucho, porque el santo no le hizo ni caso y se dedicó a casar a los romanos en secreto a pesar de que el emperador había prohibido los matrimonios porque, a su juicio, los soldados enamorados no trabajaban los suficiente. San Valentín, no te preocupes: yo no te olvido.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Deliciosas y digestivas aromáticas

Aquí en Colombia siempre se termina el almuerzo -comida española- o la comida -cena española- con un tinto o una aromática. Como ya sabéis que un tinto es un café americano os cuento que una aromática es una infusión preparada a base de plantas y hierbas aromáticas -y en muchos casos frutas- y muy recomendada para hacer una buena digestión.

Me dice mi amiga Paula que las abuelitas y las mamás colombianas han preparado de toda la vida estas aromáticas con manzanilla y limoncillo que es una hierba con olor a limón. Pero hace unos años llegó el boom gastronómico y con él nuevos ingredientes para estas infusiones como la hierbabuena, la menta, la albahaca, la fresa y la uchuva. Y claro, aromáticas hay ahora de todo tipo y para todos los gustos.

Le he preguntado a Paula cuál es la aromática que más le gusta preparar y ahí va la receta: canela, jenjibre, hierbabuena, corteza de piña, cardamomo, anís estrellado y pimienta dulce. El secreto es dejar hervir en agua un buen rato todos estos ingredientes. Si se utilizan frutas no os olvidéis de hervir las hierbas primero hasta que hayan soltado todo el color.

Os animo a preparar en casa estas aromáticas. Son una delicia y sientan de maravilla. Yo me he aficionado a ellas.

martes, 13 de septiembre de 2011

Milagroso jugo "quema-grasas"

Ya estoy otra vez en Bogotá, feliz, pero con unos kilos de más. La culpa la tengo yo, claro, y todas las deliciosas comidas que me han preparado en casa más las cenas por ahí con mis amigos, los aperitivos, las meriendas y qué se yo. Si es que en España se come muy pero que muy bien ¿Y ahora qué hago si no me puedo abrochar los pantalones? Siempre he tenido claro que lo único que no tiene solución es la muerte así me he puesto a investigar y preguntar y he dado con uno de los remedios colombianos más populares para perder peso: el jugo de tomate de árbol y rábano. Hay que tomar durante diez días un vaso en ayunas y otro antes de la comida -para los colombianos, el almuerzo-. El truco es no pelar ni los tomates ni los rábanos porque es en la piel donde tienen todas las vitaminas y minerales y en especial el yodo que es el que actúa contra los kilos. Tomo nota y me pongo manos a la obra.

Tomates de árbol en España no hay, así que a mis lectores españoles les cuento que es una fruta -no una verdura- también conocida como tamarillo que como veis en la foto tiene forma ovalada y su color varía desde el rojo al anaranjado morado o amarillo. Yo lo he probado en jugo, en ensalada, en mermelada, en postres y está riquísimo. Bajo en calorías, contiene niveles altos de fibra, vitaminas A, B, C y K y es rico en minerales -especialmente calcio, hierro y fósforo- y en pectina, caroteno y proteína. Dicen además que su consumo fortalece la memoria, cura migrañas y cefaleas, beneficia el sistema circulatorio, ayuda a controlar el colesterol y en aceite, elimina las arrugas faciales. Es originario de los Andes peruanos y se cultiva desde Venezuela a Argentina.

Pues aquí estoy, con un insomnio de los que hacen historia después de mi viaje ayer desde España y esperando a que abran la tienda de abajo para comprar unos cuantos kilos de tomaticos y empezar a alimentarme con estos milagrosos jugos "quema-grasas". Ya os contaré el resultado.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Danilo Dueñas y su otra forma de ver el mundo

Además de pandebono, cielitos lindos, peluquerías a precio de ganga, empanaditas de Pipián, cumbias, calles, carreras, taxis ilegales, mariachis, tintos, corrientazos, bandejas paisas, alquiler de lavadoras, ajiacos, domicilios, paseadores de perros y grandes chefs, Bogotá -bromas aparte- tiene una intensa vida cultural.

Antes de irme a España me fui de paseo al barrio de La Calendaria, centro cultural, histórico y turístico, del que prometo hablaros otro día. Y estando allí me acerqué hasta la Biblioteca Luis Ángel Arango -uno de los espacios culturales más importantes de esta ciudad-, para visitar la exposición "Beuys y más allá - El enseñar como arte" que busca contar cómo este artista alemán influyó en toda una generación de estudiantes con sus ideas radicales sobre la fusión entre el arte y la vida. Y dentro de esta muestra, junto con las fotografías de Katharina Sieverding y el trabajo de Blinky Palermo, sobre todo sus serigrafías sobre papel de embalaje, estaba mi gran descubrimiento: el artista colombiano Danilo Dueñas.

La obra de Dueñas es única, rompe todas las leyes museográficas y, como he leído en algún sitio, "hay que abordarla por delante, por detrás, por arriba y hacia dentro". Con él, las luces del techo se descuelgan, se levantan muros falsos y la pared se rompe, revelando lo oculto y mostrando lo invisible. Como él mismo dice: "Uno abre las cosas para que la gente vea; el mundo te regala todo, uno verá si lo goza o no". Pues sí, siguiendo el consejo de este gran artista, al que desde ya admiro, voy a seguir gozando esta ciudad que cada día me gusta mas y a la que tengo muchas ganas de volver.

domingo, 11 de septiembre de 2011

El elixir del Pacífico

Más que una bebida cualquiera, el viche forma parte de la herencia cultural del Pacífico colombiano. Durante siglos, los habitantes del Valle, Chocó y Cauca lo usaron para curar enfermedades y aumentar la fertilidad y el vigor. De ahí que se le atribuyan efectos afrodisíacos.

Se prepara a base de caña de azúcar cortada antes de su maduración a la que se acompañada de varios ingredientes, como raíces fermentadas, que varían según el fabricante. En esto, como en muchas otras cosas, cada maestrillo tiene su librillo.

En Colombia hay otras bebidas fabricadas a base de caña de azúcar y a las que también se les atribuyen efectos afrodisiacos como el arrechón, elaborado a base de clavo y otras especias aromáticas; el tumbacatre -el nombre lo dice todo-, con esencia de borojó y chontaduro y el tomaseca del que dicen ayuda a limpiar la matriz y los órganos sexuales femeninos.

Al ser un trago artesanal y no contar con los permisos de elaboración necesarios, el viche es bien difícil de encontrar en los bares y restaurantes de Bogotá. Hay algunos proveedores que lo traen por encargo pero lo que está claro es que el bueno está en el Pacífico, no nos engañemos. Habrá que hacer un viajecito para probarlo...

jueves, 8 de septiembre de 2011

Tócala otra vez Sam, que suena lindo

Guapí es una localidad del Pacífico colombiano; Niagassola, un pequeño pueblo del noreste africano. Un inmenso océano los separa, pero un instrumento los une: los africanos lo llaman sosso-bala; los colombianos, marimba de chonta o piano de selva. La Unesco recientemente lo ha declarado Patrimonio de la Humanidad.

La marimba se construye con 23 láminas de madera de chonta o palma de chontaduro de diferentes longitudes y 23 secciones de tubo de guadua -conocido en Colombia como acero vegetal-, de diversos tamaños, cerrados por abajo y que sirven de resonadores. Las láminas se ensamblan sobre un armazón de madera previamente forrado con fibra vegetal y los resonadores se montan sobre una varilla de hierro. La marimba se toca por percusión de las láminas con unas baquetas que tienen la puntas recubiertas de cuero o caucho. Me han contado que se necesitan dos instrumentistas para tocarla;  uno, encargado del registro grave y al que se llama bordonero o marimbero, y otro para el registro agudo, conocido como tiplero o requintero. Generalmente se toca colgada del techo, pero en algunas ocasiones se coloca sobre un soporte adicional.

El conjunto de marimba -así se le conoce también- está formado, además, por uno o dos cununos (tambores cónicos de un solo parche que se tocan con las manos);  uno o dos bombos o tamboras (tambores cilíndricos de dos parches que se tocan con un palo y un mazo); varios idiófonos (guasás, maracas o guacharaca) y las voces de los cantadores y cantadoras.

Sueño con viajar a la playas de Buenaventura y Tumaco, navegar por los ríos San Juan, Baudó, Patía y Mira y mientras escucho los mágicos acordes de la marimba y me bailo un amoroso currulao decir eso de tócala otra vez Sam, que suena lindo.

Os dejo un vídeo que os va a gustar.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Las zorras de Bogotá

Zorras en Bogotá no sé si habrá, yo todavía no las he visto, pero de las que os voy a hablar hoy ni tienen patas ni cola -hay que ver lo mal pensados que sois algunos- y sirven para transportar chatarra y escombros. Reconozco que me he tenido que ir a Colombia para enterarme de que este nombre no está puesto al tuntún -a boleo, vamos-, ya que según la Real Academia Española zorra también es un carro bajo y fuerte para llevar de un sitio para otro pesos grandes. Pues de estas carretas tiradas por caballos que llenan las calles de Bogotá va esta historia.

Las zorras de Bogotá tienen los días contados. Hay un decreto gubernamental de mayo de 2010 que establece que antes del 31 de enero de 2012 estos vehículos de tracción animal tendrán que desaparecer de todo el país. Así que a los 3.500 carreteros -los que llevan las zorras- que se mueven por la ciudad -ganan entre 30 y 50 mil pesos diarios y de los que más de la mitad no tiene ni permiso de conducir porque son analfabetos- no les va a quedar más remedio que ponerse la pilas y cambiar sus carretas por un motocarro. Y ellos ¿qué dicen? Pues que no tienen dinero, que los dichosos motocarros van a costar entre 12 y 13 millones de pesos más la gasolina, que tienen menos capacidad y la carga que con la zorra transportan en un viaje les tocaría transportarla en cinco viajes con los nuevos vehículos. Menuda faena.

Pobres zorras, siempre han sido las grandes perseguidas. En el 2002 el entonces alcalde de la ciudad, Antanas Mockus, casi consigue acabar con ellas, pero al final los carreteros se buscaron una buena defensa y presentaron una demanda ante la Corte Constitucional argumentando que la medida de prohibición que quería aprobar el alcalde violaba su derecho al trabajo y a la libre circulación. En el 2003, la Corte les dio la razón. Ahora nadie las quiere ver por la calle y hasta tienen de grandes enemigas a las asociaciones de defensa de los animales y a varios grupos en Facebook.

Hay una ley que prohíbe a estos vehículos circular por las vías principales en horas puntas pero esto no lo cumple ni el gato. Y claro, qué pasa, que luego vienen los accidentes, los lloros y las protestas. El otro día salí de mi casa, baje a la Séptima -una de las arterias más transitadas de Bogotá-y me encontré un coche con toda la parte delantera destrozada después de haberse empotrado contra una de estas zorras y el caballo, malherido, que se había hecho caca del susto en medio de la calle.

Y yo, qué queréis que os diga....

martes, 6 de septiembre de 2011

"La Llorona"

Ayer os hablé de "La Patasola" pero tengo que confesaros que de todas las historias, mitos y leyendas colombianas que he leído o me han contado me quedo con la de "La Llorona". Me la imagino con su largo pelo, los ojos ensangrentados, el rostro calavérico, sucia de la cabeza a los pies, llorando desconsoladamente por ríos, selvas, quebradas y lagunas con su bebé muerto en brazos y asustando a hombres infieles, perversos, borrachos y jugadores. Mamá ¡qué miedo! Hay dos cosas que hacen temblar a los campesinos colombianos: el tigre que sale a cazar y el grito de "La Llorona". No me extraña.

¿Y por qué llora tanto esta pobre mujer? Unos dicen que por vergüenza y arrepentimiento al haber ahogado al hijo que tuvo con un soldado al creer que su marido había muerto en combate. Otros aseguran que lo que pasó fue que asesinó a su marido, ahogó en el río a sus tres hijos y enloquecida claro después de lo que había hecho se suicidó y para más inri lo hizo vestida de novia. Desde entonces una maldición le pesa sobre su cabeza: "Andarás sin Dios y sin Santa María, persiguiendo a los hombres por los caminos del llano".

Hay "Lloronas" en toda Hispanoamérica, desde Venezuela a Argentina. Quiero conocerlas a todas así que he decidido hacer una parada en México para tomarme un tequila con Chavela Vargas y de paso cantar con ella eso de "El que no sabe de amores Llorona, no sabe lo que es martirio".

lunes, 5 de septiembre de 2011

"La Patasola"

Esta es la historia de una bella mujer que engañó a su esposo quien, ni corto ni perezoso, le cortó una pierna con un hacha para vengar su honra y la quemó en la hoguera. Desde entonces, "La Patasola", uno de los personajes de leyenda más populares de Colombia, vaga por la selva y la llanura convertida en el ser más terrible, sanguinario y endemoniado que uno se pueda imaginar y asustando a todo el que se cruza en su camino. A pesar de su única pierna, salta y corre que se las pela.

Cuando un niño se pierde y llora, "La Patasola" se transforma en una maternal criatura, que toma al pequeño de la mano, lo arrulla para que se calme y lo lleva hasta su cabaña para acabar bebiéndose su sangre. Qué horror. Si se cruza con un hombre, la malvada mujer se convierte en una bella joven que lo enamora con su dulce cantar para terminar comiéndoselo. Para engañar a las mujeres, "La Patasola" imita el sonido del llanto de un bebé. Veréis que tiene artimañas para todos y hasta una canción que canta tan tranquila subida a la copa de los árboles, después de haberse zampado a más de uno:

Yo soy más que la sirena;
en el monte vivo sola;
y nadie se me resiste
porque soy "La Patasola".
En el camino, en la casa
en el monte y en el río,
en el aire y en las nubes,
todo lo que existe es mío.

Si estáis por Colombia ya sabéis lo que os puede pasar si tenéis la mala fortuna de encontraros con esta malvada mujer. Y si se aparece, cerrad los ojos, rezad y que la suerte os acompañe.

Taxistas estresados y usuarios mamados

Sinceramente, los entiendo. ¿A quién? A los taxistas de Bogotá. ¿Y qué les pasa? Pues que están muy estresados. Un estudio realizado recientemente a 2.000 taxistas ha demostrado que el 77,5% sufre de estrés, el 59% consume alcohol -vaya peligro- y el 10% tiene significativos niveles de angustia. Madre mía cómo está el gremio. ¿Y la solución a todo esto? Pues el Gobierno abrió hace unos días el Centro Antiestrés para Taxistas preparado para atender a 500 personas al día y trabajar, con la ayuda de psicólogos, en el desarrollo físico, socioafectivo y emocional, además de en el manejo y control de la ira, la resolución de conflictos y las relaciones interpersonales. ¿Y todo esto para qué? Pues para mejorar los niveles de seguridad y convivencia entre los taxistas y nosotros, los usuarios. Pues se agradece aunque no sé si va a servir para algo.

¿Y por qué sufren de tanto estrés los taxistas de Bogotá? Pues porque la ciudad es un completo caos circulatorio. Eso lo sabe hasta el apuntador. En horas punta te puedes quedar indefinidamente atrapado en un "trancón", hay calles que llevan años en obras, la gente conduce como loca, etcétera, etcétera. Con este panorama, imaginaros lo que puede ser estar todo el día al volante.

Todo esto está muy bien pero ¿qué pasa con nosotros, los usuarios? Pues que estamos hasta el gorro de no poder coger un taxi en la calle cuando nos dé la gana por miedo a terminar con la "visa" desplumada o sin saber ni cómo nos llamamos después de un buen soplido en las narices de burundanga. Y es que en Bogotá circulan 50.000 taxis de los que ni se sabe cuántos son ilegales. Y de verdad, mejor no andarse con tonterías, no dar papaya, y solicitar tu servicio por teléfono cada vez que lo necesites no te vayan a pegar un buen susto para querer robarte. Pero claro, en los días de lluvia, horas punta o de noche los fines de semana olvídate de conseguir un taxi. Y si tienes suerte, antes de subirte hay que revisar el número de placa -no te vayan a dar gato por liebre-; darle al conductor la clave de seguridad -que son los últimas dos cifras del número desde donde has llamado; comprobar que está en un lugar visible la información del conductor y la planilla de tarifas; tener clara la ruta para que no te engañen y te lleven por la más larga; asegurarte de que el taxímetro este andando; llevar cambio... Una verdadera agonía. En internet ya hay varios grupos con nombres tan significativos como "Odio a los taxis de Bogotá", "¿Por qué los taxis no quieren trabajar en Bogotá?" y "Los que estamos mamados de las salvajadas de los taxistas en Bogotá".Y yo me pregunto ¿para cuándo un Centro Antiestrés para Usuarios?

sábado, 3 de septiembre de 2011

¿Tiene patitas de chancho?

¿Tiene patitas de chancho? Pues me manda dos. ¿Patitas de chancho? le pregunto yo. Sí, manitas de cerdo, me dice mi amiga Paula que está hablando con el servicio de domicilios de una cigarrería -tienda donde venden de todo- para que le lleven a casa los ingredientes que nos faltan para preparar uno de los platos más típicos de Colombia: la bandeja paisa. Un inciso: el término paisa se utiliza para referirse a los oriundos de la región de Antioquía, al noreste del país, y a esta bandeja se le llama también comida del arriero o plato montañero por ser el favorito de los trabajadores de esta región colombiana después de extenuantes jornadas laborales.

Como pude comprobar el otro día en casa de Paula, horas antes de venirme para España, la bandeja paisa es un combinado de todo y una bomba de relojería no apta para estómagos delicados. Tomad nota de lo que lleva: fríjoles, arroz blanco, carne molida en polvo, huevo frito, chicharrón, aguacate y plátano frito. Hay quien además le pone chorizo, morcilla y de acompañamiento, arepas de maíz trillado.

Para preparar una bandeja paisa existe todo un ritual que se remonta a generaciones familiares. Yo me quedo con la receta de Paula que os cuento: Hacer un sofrito con tomate, cebolla, ajo y pimentón. Poner a cocer las patitas de chancho con el colorante, los fríjoles -que han estado en remojo toda la noche- y una hoja de laurel.

Para preparar el arroz, sofreír en aceite de girasol un diente de ajo, la cebolla larga y el pimentón. Calcular dos tazas de agua por una de arroz. Cuando hierva el agua, echar el arroz y dejar cociendo hasta que el agua se consuma. Tapar y poner el fuego al mínimo. Cocinar el chicharrón en agua con bicarbonato para que quede más crujiente. Una vez listo, freírlo o ponerlo en el horno. Cortar el aguacate y freír la carne molida con cebolla, ajo y sal. Freír el plátano en rodajas y el huevo y ya está el plato listo para servir.

Aviso a navegantes: Paula y yo calculamos el otro día que la bandejita en cuestión puede tener unas 2.500 calorías, así que me despedí de ella diciéndole: "Me voy más feliz de tu casa pero un poquito más gorda".

viernes, 2 de septiembre de 2011

Un caldero por mi cumpleaños

Ayer fue mi cumpleaños y tuve la grandísima suerte de poderlo celebrar en España, en casa y con mi familia, después de tres meses sin verlos, así que hoy me voy a permitir no hablar sobre Colombia y contaros lo que comimos. Mientras escribo esta entrada tengo a mi lado -mejor dicho, encima- a mis sobrinas Mani y Lucía que han dormido conmigo esta noche en casa de los abuelos y que son fieles seguidoras de este blog. ¿Cuántas veces os he dicho que os quiero y cuántos besos os he dado desde que nos hemos vuelto a ver? Y lo que me queda...

De menú comimos uno de mis platos favoritos: arroz caldero y ¡cocinado por mi padre! Este plato es típico del Mar Menor -el mayor lago salado de toda Europa a tan sólo 40 km. de Murcia, la ciudad donde nací- y la receta proviene de los pescadores de la zona. Se llama así por el caldero de hierro colado en el que se cocina -y que podéis ver en la foto. ¡Ojo! Este recipiente jamás se debe fregar con detergente; los pescadores lo limpian con un trozo de red y luego le pasan la mano o un trapo con aceite.

Le he pedido a mi padre la receta y ahí va: Necesitamos ñoras frescas -para mis lectores colombianos y mis sobrinas Lucía y Mani que tampoco tienen ni idea- deciros que son pimentones -llamados pimientos en España- pequeños, redondos, secos y poco picantes. Frescas quiere decir de la cosecha del año, esto es muy importante, porque si no son nuevas no darán ese sabor tan característico de este plato. El número de ñoras aconsejable es una por comensal. Se supone que los demás ingredientes -ajo, aceite, arroz y sal-, están ya preparados en la cocina.

Y ahora el pescado; los ranchos -o raciones- deben ser de dos clases, uno para el caldo y otro propiamente para comer con el arroz. El primero consistirá en morralla que es pescado de roca que se utiliza para hacer el caldo o "fondo". El segundo: mújol, gallina, dorada o lubina.

Ya tenemos el caldero al fuego, que debe ser medio y uniforme, habremos echado el aceite, a discreción dependiendo de la cantidad de arroz que vayamos a elaborar, para seis personas vaso y medio de los de vino. Las ñoras las verteremos en el aceite cuando éste todavía esté frío, así conseguiremos que cedan todo su jugo sin quemarse. Cuando estén bien cocinadas las sacaremos y las reservaremos. Introduciremos entonces en el aceite las cabezas de los pescados y las dejaremos que se frían bastante. Cuando las cabezas ya estén bien fritas las sacaremos y en su lugar echaremos el tomate y lo sofreiremos; terminada esta operación verteremos el caldo que previamente habremos preparado, para lo cual en recipiente aparte habremos puesto agua, una cebolla partida por la mitad, un tomate, un buen chorro de aceite y la morralla. Cuando esté casi deshecha, pasaremos por un “chino” o colador y prensaremos bien para sacar toda la sustancia.

Una vez el caldo en el caldero, añadiremos una pasta que habremos hecho picando unas cuantas ñoras de las que hemos frito con uno o dos dientes de ajo y lo llevaremos a ebullición. Una vez conseguida, añadiremos las ruedas de pescado, el fino, mújol, dorada, gallina, que una hora antes habremos salpimentado con sal gorda. No tendremos el pescado más de seis minutos de cocción. Al término del tiempo sacaremos el pescado y también una taza del caldo, que posteriormente nos servirá para rociarlo al servir, y cubriremos o lo dejaremos cerca de algún lugar caliente para que no se enfríe. Procedemos seguidamente a colar el caldo y limpiar bien el caldero; volvemos a verter el caldo en el caldero y lo rectificamos de sal llevándolo a ebullición, cuando esté hirviendo, echaremos el arroz, con cuidado, por el centro, hasta que asome, lo moveremos con una cuchara de madera para que se distribuya uniformemente y lo dejaremos cocer unos dieciocho o veinte minutos; cuando haya transcurrido este tiempo y todavía quede algo de caldo por encima, apagamos el fuego y tapamos el caldero con su tapadera de hierro, dejándolo reposar unos siete minutos. Antes de servir lo removeremos con cuchara de madera para mezclar los granos del fondo con los de en medio y los de arriba.

Este caldero se suele comer con alioli que se prepara de la siguiente manera: En un mortero se machaca una cabeza de ajos, una patata cocida y una yema de huevo. Se bate bien para conseguir una pasta homogénea. Una vez conseguido este primer paso, seguiremos batiendo, pero ahora añadiremos aceite virgen de la mejor calidad, gota a gota, hasta conseguir una salsa ligada que se presenta en la mesa en el mismo mortero.


jueves, 1 de septiembre de 2011

Villa de Leyva

El 12 de junio de 1572, por orden del primer presidente del Nuevo Reino de Granada, Andrés Díaz Venero de Leyva, el capitán Hernán Suárez de Villalobos fundó la Villa de Nuestra Señora de Santa María de Leyva. Después de haber estado allí pasando un fin de semana antes de venir a España tengo más que claro que los españoles llegaron con los planos debajo del brazo de algún pueblo andaluz -me viene a la memoria Medina-Sidonia- y los copiaron. Pero con los años, Villa de Leyva se permitió dejar latir su escondido corazón cien por cien colombiano y, desde entonces, en esta sorprendente mezcla andaluza-colombiana reside parte de su encanto. O por lo menos, eso es lo que me parece a mí.

Villa de Leyva presume de fachadas blancas, floridos patios, calles empedradas, ventanales, puertas de madera, bellos balcones de sabor morisco, iglesias, conventos y huele a olivos, pinos y palmeras. En su centro, se levanta una plaza mayor de 14.000 m², que durante la Reconquista fue escenario de patíbulos y hoy, felizmente, de pacíficos festivales, paseos y celebraciones.

Disfruté mucho paseando por este precioso pueblo colonial -para algunos el más bonito de Colombia y uno de sus grandes atractivos turísticos-, contemplando sus montañas, parándome en cada esquina, perdiéndome por sus calles y saboreando su ritmo silencioso y bien relajado.

Me quedé con muchas ganas de subir hasta la laguna de Iguaque, para los indígenas muiscas el corazón del mundo, cuna de la humanidad, representación de Bachué -la Madre- y centro de toda energía vital. Dicen que quien sube hasta allí purifica el espíritu y limpia el alma. ¿Quién me acompaña?