viernes, 30 de noviembre de 2012

El guardián de la Cueva de la Perrita

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Nació en una casa de barro y caña todavía en pie que nos muestra con orgullo y en la que también vinieron al mundo sus otros once hermanos con la ayuda de una partera. De eso hace ya casi cincuenta años y aquí sigue feliz de la vida, en este lugar perdido del mundo y fuera de toda ruta en el que ha criado a sus seis hijos que ahora ya están fuera, donde ahora vive junto a un primo y sus animales y al que llegamos después de una travesía de más hora y media monte arriba no apta para cualquier vehículo y que haría las delicias del París-Dakar o como se llame ahora. ¿Le gusta vivir aquí D. Jorge tan apartado de todo? Sí, no creo que haya otro lugar tan sabroso como éste, tan tranquilo y tan fresquito, me dice. Y esta última cualidad os aseguro que aquí en La Guajira se agradece. D. Jorge no siempre ha estado tan solo; en Los Chorros, como se llama este lugar perteneciente al municipio de Fonseca, llegaron a convivir varias familias y hasta hubo escuela. Pero el miedo, el conflicto armado y esas cosas obligaron a la gente a irse convirtiéndolo en un pueblo fantasma.

Hay que ver cómo es eso de los tópicos y los estereotipos; de ver tanta foto y leer tanto artículo me había creído que La Guajira es desierto puro y duro y poco más que el archiconocido Cabo de la Vela; y mira tú por donde, gracias a la invitación del Fondo de Promoción Turística dentro de su campaña de promoción de destinos naturales, estoy descubriendo que la Baja Guajira, donde estamos nosotros, es un territorio verde, repleto de árboles, caídas de agua, ríos, riachuelos, flores y donde suena el mejor de los vallenatos del país. Pero eso os lo contaré mañana.

Volvamos a Don Jorge; Jorki para los amigos, se dedica a la cría del ganado, al cultivo de la papa, frijol rosado, piña, yuca y de muchas otras cosas más porque esta tierra además de ser muy bella y muy verde es muy fértil. Pero es que también es el guardián de la Cueva de la Perrita que descubrió su abuelo D. Reinaldo Solano Bolívar hace más de ochenta años. ¿Y eso de la perrita de dónde viene? Mi abuelo, me cuenta, salió de caza un buen día y la perra que lo acompañaba dio por casualidad con este lugar. Y qué lugar; el viaje hasta aquí ha sido largo y muy ajetreado pero de verdad os aseguro que merece y mucho la pena entrar en esta impresionante y todavía muy desconocida cueva a la que D. Jorge lleva viniendo desde muy pequeño y en la que fue bautizado por un sacerdote que además se empeñó en llamarla la de Las Tres Marías. Pero mucho antes de todo esto los indígenas la utilizaron de escondite para vivos y tumba para muertos.

Estamos completamente a oscuras, rodeados de estalactitas y estalagmitas que el agua ha ido formando con el paso del tiempo y D. Jorge nos habla de visiones, espantos, difuntos y fallecimientos. Madre mía qué miedo ¿Y usted a qué teme?, le pregunto. Sólo a los vivos, me contesta. Nadie sabe todavía cómo es de grande la cueva; D. Jorge me asegura que ha llegado a andar más de una hora y media hacia dentro y todavía no ha encontrado el final. Atentos amantes de la espeleología y los desafíos: éste es vuestro lugar.

Cambiando de tema, ¿habéis visto alguna vez una guacharaca? Yo en mi vida y es aquí en Los Chorros donde conozco a Guachi (en la foto), fiel amiga y mascota de D.Jorge al que acompaña desde que fuera salvada por éste y criada por una gallina. El animalito en cuestión defiende su territorio como el que nadie a golpe de grito y persecutoria carrera; menudo personaje. Definitivamente la Baja Guajira no deja de sorprenderme; ¿qué me tendrá preparado para hoy?



jueves, 29 de noviembre de 2012

Woumain, nuestra tierra

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"Cuando vengas a nuestra tierra, descansarás bajo la sombra de nuestro respeto. Cuando vengas a nuestra tierra, escucharás nuestra voz, también, en los sonidos del anciano monte. Si llegas a nuestra tierra con tu vida desnuda seremos un poco más felices... y buscaremos agua para esta sed de vida, interminable". Leo esta hermosa poesía de Vitorio Apushana nada más poner pie en Riohacha, capital del Departamento de La Guajira hasta donde he viajado invitada por el Fondo de Promoción Turística junto a otros blogueros y periodistas, y donde estoy dispuesta a aceptar el poético reto de vaciarme y dejar atrás mi día a día de la ciudad. Ya estoy en Woumain, la tierra de los wayuú, la etnia indígena más numerosa de Colombia. Aquí soy una alijuna -una extranjera- a la que saludan con un jamaya, cómo está usted en lengua wayuunaiki. Y aquí está claro que se vive de otra manera bien diferente al resto de Colombia y yo he venido a descubrirlo. ¿Me acompañas?

En La Guajira puedes moverte en furgonetas pirata, copetranas -más grandes, tipo autobús- o en una burbuja, confortables todoterrenos con aire acondicionado a prueba de bomba en el que enfilamos carretera y manta. Estamos en la media Guajira, que por cierto no tiene nada de desértica, en la que me sorprende la abundante vegetación, las plantaciones de banano y donde me emociono contemplando a lo lejos la Sierra Nevada de Santa Marta, la mayor elevación cercana al mar del mundo. En la playa de Dibulla, un encantandor rincón a orillas del Caribe todavía sin explotar y desembocadura del río del mismo nombre, calmamos nuestra hambre a base de pescado frito, arroz con coco y patacones. Este plato siempre es muy rico pero a orillas del mar y con los pies descalzos pisando la arena me sabe a gloria. Hay muchos niños jugando en la playa y yo juego con ellos haciendo una y otra foto a sus sonrisas, a sus negros ojos.

Una parada en Punta de los Remedios, famosa por sus carnavales y su excelente mirador, y directos al Santuario de Flora y Fauna Los Flamencos donde en los meses de abril, mayo y junio pueden llegar a concentrarse hasta 7.000 de estas aves migratorias que conviven con las 160 especies que viven aquí todo el año. Aunque noviembre no es la mejor época para divisarlos localizamos a un pequeño grupo y realmente son majestuosos con su estilizado cuello y ese llamativo plumaje entre anaranjado y rosado. Pero dios mío qué bellos son y qué bello es este paraje. Por cierto, ¿sabes de qué se alimentan estas aves? Su plato preferido es un diminuto crustáceo llamados artemia salina y para buscarlo remueven la arena hasta formar círculos como los de la foto de abajo. Cae la tarde y nos tenemos que ir pero yo lo que deseo con toda mi alma es quedarme y darme en este mágico y solitario lugar un baño de esta luna llena que hoy nos acompaña.

Estando donde estamos sería un pecado irnos a la cama sin oír un vallenato y es el pequeño Luis Mario, quien a pesar de su edad ya canta como los mismísimos ángeles, el que se atreve a ponerle voz a ese del maestro Orozco que dice "porque si aquel relicario de besos/ que yo te ofreciera hechas la olvido/ crucificado y temblando de rabia/ con llanto en los ojos desbarató el nido". Amén.

Mañana y pasado estaré sin conexión a internet; el sábado, desde Bogotá os contaré más cosas. Podéis seguirme en twitter @colombiadeuna y ver más fotos de éste y otros viajes en mi Fan Page de Facebook donde podréis regalarme un "Me gusta". Muchas gracias. 



martes, 27 de noviembre de 2012

Rumbo a La Guajira

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¡Qué emoción! Dentro de unas horas vuelo rumbo a La Guajira, uno de los 32 departamentos de Colombia, al norte del país y frontera con Venezuela, invitada por el Fondo de Promoción Turística dentro de su plan de promoción de destinos naturales del país. 

¿Y qué me espera en este viaje? Pues un montón de visitas: Riohacha, capital y puerto en la desembocadura del río Ranchería; la playa de Dibulla; el Santuario de Flora y Fauna Los Flamencos, extensa planicie costero donde viven cientos de estas aves; las poblaciones de Barrancas, Fonseca, Villanueva y Valledupar; los balnearios de El Pozo y El Silencio y yo no sé cuántas cosas más. Un intenso e interesante plan de viaje hasta el sábado que incluye además una visita al resguardo Mayabangloma en el que viven cerca de 2.000 indígenas wayuú (en la foto), también conocidos como guajiros que se dedican principalmente al pastoreo, están organizados en clanes y se rigen por sus propias leyes. Ojalá tenga conexión a internet y os pueda ir contando desde allí el viaje y compartiendo mis fotos (éstas no son mías, las encontré en internet). Si no puede ser, prometo a mi vuelta crónica detallada.

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lunes, 26 de noviembre de 2012

Una jornada de paz en La Minga

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Nunca olvidaré la cara de felicidad de Sandra Milena cuando entre todo el revoltijo de la mesa encontró este secador de pelo, lo metió en su bolsita y se lo llevó después de contarme que era el primero que iba a tener en su vida. Ni la sonrisa de Doña María Priscila al dar con esos zapatos que tanto necesitaba, ni la de Doña María saliendo con su nueva cafetera debajo del brazo, ni la de dos pequeños al encontrar una caja llena de películas de dibujos animados. Manuel y Deisy regresaron a casa con un cuadro para su salón y un libro de fotos de Italia que cambiaron por brevas, papayuelas y queso que Rodrigo y Tatiana se llevaron de vuelta a Bogotá. Yo esta mañana he desayunado unas deliciosas tostadas al estilo español con aceite y los tomates que me traje a cambio de un abrigo que ya no me ponía y que tenía abandonado en el armario de casa. Y así cientos y cientos de historias más que os podría contar de la V Jornada de Trueque Urbano-Rural que se celebró este fin de semana en La Minga Casa Gestante de Choachí, organizada por Yo creo en Colombia, y en la que tuve la inmensa suerte de participar como voluntaria. Una inolvidable jornada de paz, como la definió mi amigo y presidente de esta organización Pedro Medina, en la que se intercambiaron sueños, deseos e ilusiones y en la que participamos cerca de 1.500 personas.


Para que os hagais una idea de lo que fue este multitudinario y gratificador evento os doy algunos datos: se intercambiaron más de 20 bicicletas, 8 televisores, 20 pares de patines, grabadoras, ropa, 1 ordenador, 10 impresoras, lámparas, 80 bolsas de juguetes, 30 gallinas, 12 conejos, 1 perro, 9 gatos, flores, plantas, cerca de 60 toneladas de frutas, legumbres y verduras y muchas cosas más.

Desde las siete de la mañana y hasta que cayó la tarde La Minga fue un ir y venir de gente del campo y de la ciudad que quiso participar en este día de convivencia e intercambio en el que cada uno de nosotros puso su granito de arena y la mejor de las sonrisas  para demostrar una vez más que en Colombia podemos vivir en paz y armonía, fuera de diferencias sociales y prejuicios. Todos ayudamos: los voluntarios; el equipo de cocina dirigido por Gelen; Emilse, Sandra y Felipe que nos amenizaron el día con su música tradicional andina; el equipo médico que atendió todo tipo de consultas; los clowns que nos hicieron reír y todos los que los dieron esas horas de amor por La Minga moviendo piedras de hasta una tonelada para poder construir el parqueadero de la entrada. Porque os recuerdo que minga es una antiquísima tradición de trabajo comunitario o colectivo con fines de utilidad social. 

Yo hice mucho amigos y aprendí un montón de cosas: a hacer empanadas, lo sabrosa y regeneradora qué es una guatila, a pelar un mango como dios manda, cómo suena un charango. Y volví a casa feliz, más consciente, con más razones para amar Colombia y convencida de que todo lo que uno da con creces se le devuelve. Muchas gracias a todos. 

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viernes, 23 de noviembre de 2012

Somos Pacífico

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Lo mío definitivamente es el Pacífico. Si el otro día me emocioné mucho, mucho, viendo bailar a mis pequeños amigos de Nuquí ayer casi me explota el corazón de alegría en el concierto de otros artistas también del Chocó, Chocquibtown. Tengo que confesar que a esta euforia desbordante ayudó la compañía de mis amigos Rafa y Amelia que habían venido desde Murcia, nuestra ciudad y que también disfrutaron de lo lindo. Goyo, Slow y Tostao (en la foto) salieron al escenario y se paró el mundo. Si es que no se puede cantar mejor, ni tener más swing, ni más flow, ni más simpatía. Son tres ARTISTAS con mayúsculas y no hay nada más que hablar. Por algo tienen ya en el salón de su casa un Grammy Latino. 

Esta mañana me he levantado con agujetas por todo el cuerpo de tanto bailar y bailar al ritmo de estos colombianos-chocoanos que ayer se volvieron a dejar la piel en el escenario y que nos removieron de la cabeza a los pies con temas como De donde vengo yo, Somos Pacífico o Hasta el techo. ¡Que viva Colombia, su música, Chocquibtown y el Pacífico! 

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miércoles, 21 de noviembre de 2012

Mi bello Palomino

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Rincones para perderse en Colombia hay muchos pero hoy os quiero hablar de Palomino, un pedacito de cielo a orillas del Caribe, entre La Guajira y el Departamento del Magdalena, donde me refugié hace unos días huyendo del caos de la ciudad. Yo he crecido al lado del mar, en mi Mar Menor y mi Mediterráneo queridos, así que hacerme feliz es tan fácil como llevarme de viaje a cualquier playa del mundo en la que mi dicha será total si me alojo en una cabaña -no soy mucho de grandes hoteles- desde donde ver llegar por la mañana bien temprano a los pescadores con su rancho del día y puedo además pasear de noche por la orilla sin más luz que la de las hogueras encendidas. Pues así es Palomino.

La foto que veis aquí arriba no está trucada ni ésta de aquí al lado, tampoco; ni sé ni me gusta utilizar Photoshop; así son los atardeceres en este rincón del caribe colombiano al que sugiero abstenerse de ir si te gusta el bullicio, la actividad frenética y la diversión nocturna. ¿Qué cómo pasé yo mis días en Palomino? Feliz, tranquila y en paz, nadando, leyendo, meditando, escribiendo, haciendo fotos, contemplando las aves y las flores y oyendo el silencio y de verdad no es una frase hecha, ¡es que en sitios así el silencio se oye aunque suene muy cursi!

Pero no os penséis que fue todo descansar y descansar: también tuvimos tiempo para hacer "tubing" por el río, una increíble experiencia que recomiendo a pies juntillas. Lo del surf decidimos dejarlo para otro día aunque éste es un excelente lugar para esta práctica deportiva en lugares como Finca Escondida.

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lunes, 19 de noviembre de 2012

Mis amigos del Chocó

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Me cuentan que viven en un paraíso, en la "tierra más mejor de mundo" donde hay mar, interminables playasselva, manglares, tortugas, aves y hasta ballenas. La semana pasada dejaron su querido y mi querido Chocó para subirse por primera vez en su vida a un avión y plantarse en Bogotá a mostrarnos lo que mejor saben hacer: bailar. ¡Y madre mía cómo bailaron! Ni el cansancio del viaje, ni el mal de altura, ni el mareo por montar por primera vez en carro, ni el ritmo frenético de la ciudad, ni nada de nada pudo con estos pequeños grandes artistas de Nuquí que se dejaron la piel en el Hub de Bogotá donde participaron, acompañados de un excelente grupo musical, en el evento del lanzamiento de la Marca Utría, organizado por la Corporación Mano Cambiada y su directora Josefina Klinger, una mujer de armas tomar de la que os hablaré otro día.

Ver bailar una cumbia, una polca o un abozao en el Chocó os aseguro que es una experiencia única pero si los que bailan son mis amigos de la foto la experiencia puede llegar a convertirse en algo místico: qué ritmazo, qué simpatía, que profesionalidad, vaya manera de mover los pies, y esos movimientos de cadera y los trajes y vestidos... Os puedo asegurar que yo no fui la única que quedó embobada; todavía resuenan en mi cabeza los aplausos que recibieron en el Hub con cada uno de sus bailes. Enhorabuena campeones; así se baila. 

En Bogotá bailaron mucho, y muy bien, pero también tuvieron tiempo para descubrir la ciudad. ¿Qué es lo que más os ha gustado? les pregunté: el Palacio Presidencial, los edificios tan altos, la Plaza Simón Bolívar, los uniformes para el colegio de los niños, ir al cine. ¡Ah! Y las hamburguesas y las papas fritas que Dani Meroño, El cocinero viajeronos preparó en su restaurante Chamberí, y la clase de yoga que Juli nos dio en Natural Yoga donde aprendimos a hacer la postura de la rana y la tortuga. Y es que han sido muchas las personas que han colaborado para hacer posible el viaje de estos niños que ya están de vuelta en casa, a los que llevo en mi corazón y a los que pronto iré a visitar a ese pedacito de cielo en el que viven.

sábado, 17 de noviembre de 2012

De trueque a La Minga

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Hace 16 meses llegué de España a Bogotá; Avianca sólo permite viajar con dos maletas sin tener que pagar sobrepeso así que éste fue todo mi equipaje. En ese momento no sabía por cuánto tiempo me venía y fue bien difícil decidir qué traer: ¿Qué tal este par de pantalones para la montaña? ¿Y estos zapatos para la lluvia? No puedo irme sin este abrigo; ni hablar, esta camisa de flores no me la dejo aquí ni loca; para la playa este vestido es bien chévere y estos pantalones cortos... Y algún libro y mi computador.... Todo no me cabía por mucho que me subí encima de las maletas, viejo truco, para intentar cerrarlas así que ¿sabéis lo que hice? Regalar todo lo que no necesitaba, que era mucho, y venirme con lo justo. Y es con esto con lo que vivo porque soy de las que piensa que no es más feliz quien más tiene sino quien menos necesita.


Estoy segura que tienes tu casa llena de trastos, de cientos de cosas que ya no utilizas, libros que ya has leído y releído, juguetes que fueron de tus hijos. Hasta puede que haya una bicicleta que ni utilizas y un computador arrinconado en un armario porque acabas de comprar uno nuevo. En tus armarios ya no cabe nada más porque los tienes repletos de ropa que hace meses no te pones. ¿Y tu cocina? La imagino llena de utensilios. ¿Y ese par de zapatos? ¿Y esa sombrilla? ¿Te gustaría cambiar todo esto por productos del campo, cultivados con mimo y dedicación que no es fácil encontrar en la ciudad y que, a buen seguro, alegrarán tu mesa? Te propongo un plan: acompáñanos el próximo 25 de noviembre a La Minga Casa Gestante, en Choachí, muy cerquita de Bogotá, y participa con nosotros en el V Trueque Urbano-Rural.

Yo ya estoy empaquetando con mucho amor lo que me voy a llevar el próximo domingo a La Minga porque no sirve cargar con cualquier cosa sino con lo que pienses que puede hacer feliz a la gente que en el campo vive y que ese día también compartirá con nosotros todo lo que cultivan. ¡Allí os espero!

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jueves, 15 de noviembre de 2012

"Birding" en Colombia

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¿Sabías que Colombia es el país con mayor diversidad de aves en el mundo -cerca de 1.900 especies-, de las que 80 son endémicas como el paujil de pico azul (en la foto), y de éstas 20 viven en la Sierra Nevada de Santa Marta¿Tenías idea que sólo en el colombiano Departamento del Cauca habitan alrededor de 1.100 de estas especies mientras que en EE.UU. y Canadá se encuentran poco más de 850

Esto y muchísimas cosas más aprendí en mi viaje a Palomino al que acompañé a mi amigo Juan Caicedo, ecólogo y experto en aves (abajo en la foto), que me ha metido en el cuerpo el gusanillo de esto que llaman por ahí "Birding". Y claro, ahora cuando salgo de excursión no olvido mis binoculares -prismáticos para que nos entendamos-, mi guía y siempre miro hacia arriba, no hacia abajo o hacia el frente como hacía antes, atenta a cualquier movimiento o sonido que provenga de los árboles. 

Acaba de amanecer y Juan y yo ya estamos recorriendo los alrededores de La Sirena, nuestra "casa" en Palomino. Oigo y veo mis primeros periquitos bronceados  y los carpinteros (en esta foto), la especie preferida de mi amigo por eso de que son los encargados de construir con sus afilados picos los huecos en los árboles que, una vez abandonados, servirán de nidos a otras especies como los loros que no saben hacerlos. Seguimos caminando en completo silencio y de repente aparece entre nosotros, posada en una rama, un ave gigante. ¿Qué es eso?, pregunto. Un gavilán sabanero, me dice Juan. Qué belleza su plumaje color canela y qué maravilla contemplarlo tan cerca. Vemos garzas de pico amarillo y las que llaman de ganado, gallinazos negros que me entero que no tienen plumas en su cabeza para poder comer tranquilos todo lo que se encuentran a su paso y no mancharse, atrapamoscas, cucaracheros, tórtolas, golondrinas, mirlas, gorriones, colibríes, cucos, martín pescadores, fragatas y un montón de especies más hasta un total de 52 que contamos en nuestros días en Palomino. ¿Qué maravilla, verdad? Juan nació en California de padres colombianos y lleva dos años viviendo en Bogotá. ¿Y de todas las aves que has visto en Colombia cuál es la que más te ha impresionado? Sin duda el cóndor de Chingaza, me dice. Ojalá tenga yo la suerte de verlo algún día.

Y a ti, ¿te gustan las aves? ¿has hecho alguna vez esto que llaman "Birding"? Yo me estoy aficionando...


lunes, 12 de noviembre de 2012

La Minga de Choachí

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¿Eres de los que piensa que Colombia es un país pobre, corrupto y violento, donde nadie es capaz de trabajar en equipo, etcétera, etcétera, etcétera? Te propongo un ejercicio: ¿Qué pasaría si en este país se aprendiera a compartir? ¿Qué pasaría si los colombianos se dieran cuenta por ejemplo que su país es el más diverso y el que más agua tiene por habitante de todo el Planeta por poner tan sólo dos ejemplos? Estos y otros mensajes llenan el Tunel de la Transformación por el que se accede a La Casa Gestante La Minga, fundada por Pedro Medina (en la foto) en Choachí, en el departamento de Cundinamarca, y que he conocido este fin de semana con Juli, Nata, Dani y Josefina. ¿Y quién es Pedro Medina? Pedro Medina es un colombiano que cree en su país y quien a través de su organización Yo Creo en Colombia, fundada en 1999, con 5.330 programas, ante cerca de 700.000 personas, en 159 ciudades y 29 países, ha creado una escuela de pensamiento sobre una Colombia y una Latinoamérica capaces, revulsivas, inteligentes, trabajadoras, apasionadas, felices, curiosas, productivas y competitivas que existen pero que muchos no ven. Aquí podéis conocer su historia.

Para quienes no lo sepáis una minga en un sistema de unión de voluntades, corazones, mentes y manos para crear usado en Latinoamérica desde la época precolombina. Y La Casa Gestante La Minga es la suma de ideas de cientos de personas que visitaron el terreno durante una año antes de poner la primera piedra y del trabajo de arquitectos, ingenieros y gente de la zona que han hecho posible este proyecto que promueve estilos de vida sanos e inteligentes bajo los principios de conciencia, confianza, coherencia, innovación, pureza, lealtad y felicidad y que el próximo 19 de enero cumplirá su primer año de vida. La pequeña Valentina nos recibe con su linda sonrisa y el saludo que resume el espíritu de este lugar tan especial: "Unimos fuerzas, hacemos volar las ideas y le ponemos amor a todo lo que hacemos". Interiorizando este mensaje recorremos el Camino de la Felicidad mientras disfrutamos del Tour de las Fragancias oliendo a romero, naranja, limonada y menta entre granadillas, plátanos, uchuvas y lulos.

La Casa Gestante es la construcción principal levantada a base de barro, madera y piedras de hasta 80 millones de años. Tiene un techo vegetal, una cocina increíble, de la que mi amigo y excelente chef Dani quedó enamorado y en la que Gelen -que administra el proyecto junto a su marido Diego- y su hija María nos prepararon un delicioso y amoroso almuerzo, además de una huerta orgánica, sauna, temascal, 30 camas, 2 habitaciones privadas y un salón oval donde dictar talleres y organizar recitales, conservatorios y todo tipo de actividades.

Todo me gustó en La Minga en la que sólo se oye el arrullo de la quebrada y el canto de los pájaros y de la que salí renovada tras un baño en la cascada en la que dejé todo lo que ya no necesito para continuar mi camino y seguir creyendo en Colombia. El 25 de este mes volveré a este lugar para participar en la V Jornada de Trueque Urbano-Rural. ¿Te apuntas? En unos días te cuento más cosas sobre este evento.



viernes, 9 de noviembre de 2012

Un masato, por favor

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Leí el otro día por ahí que "los colombianos son dulces por naturaleza y que lo suyo es el postre". Puedo dar fe; aquí en Colombia he probado algunos de los postres, dulces y azucaradas bebidas más ricas de toda mi vida como el masato que veis en la foto que me bebí el otro día en Zipaquirá -famosa por cierto por su Catedral de Sal que todavía no conozco-, acompañado de una deliciosa y calentita almojábana, panecillo a base de queso y harina que me supo a gloria divina. 

En América Latina se llama masato a toda bebida espesa preparada a base de cereales. Aquí en Colombia es la bebida típica de los departamentos de Cundinamarca, Santander Tolima y Boyacá y el que yo probé era de arroz pero también se puede preparar con piña, mango, trigo o maíz. Sobre gustos, disgustos. Yo me quedo con el de arroz que tanto se parece al arroz con leche español y al que también ponemos canela. Ahí va la receta por si os animáis a prepararlo en casa. 

Se pone a cocinar el arroz con suficiente agua para que quede blandito, se le añaden los clavos y la canela en rama al gusto. Se deja enfriar. A parte se disuelve el azúcar en un litro de agua. Luego se procede a licuar el arroz con el agua hasta que quede una mezcla espesa. Se vierte en una vasija ojala de barro y se deja un día tapado con un lienzo. Después se puede envasar, llevar a la nevera y listo. He leído que algunas abuelas colombianas solían frotar con hojas de guayabo la vasija antes de verter la mezcla. 

Y a ti, ¿te gusta el masato? Y ya puestos en el tema ¿cuál es tu postre colombiano preferido? 

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miércoles, 7 de noviembre de 2012

5 preguntas a José Luis Pastor, de See Colombia Travel, el blog de viajes de Colombia en inglés más leído de la red


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Nos une el amor y la pasión por Colombia y nuestra condición de blogueros y extranjeros. Bueno y muchas cosas más que nos han convertido en amigos. Su blog See Colombia Travel, que dirige junto a su esposa Marcela, es el más leído sobre este país en inglés. Hace unos días conseguimos ponernos de acuerdo para hacer un "cruce" bloguero: él me entrevistó, yo lo entrevisté y hoy publicamos al mismo tiempo nuestras entrevistas. Aquí podéis leer la mía y ahí van mis preguntas.

¿Qué hace un peruano viviendo en Colombia? Siempre he sentido una atracción "metafísica" por este país que no puedo explicar con palabras; Colombia siempre me ha llamado. Por eso supongo que mi destino era conocer por Facebook a Marcela, colombiana y ahora mi esposa, vender las acciones de mis empresas y venirme hasta Bogotá a buscarla y a seguir juntos con nuestros proyectos. Y aquí nos hemos quedamos por muchas razones pero una vital es porque queremos que nuestra hija que ha nacido aquí crezca en este maravilloso país.

Soy testigo de que ha sido una romántica historia de amor que tuvo una original propuesta de matrimonio. Aquí os dejo el vídeo. ¡No os lo perdáis! 



¿Qué os ha parecido? Seguro que a más de una nos gustaría que nos pasara algo así. En fin, sigo con la entrevista...



¿Cómo surgió la idea del blog? 
Aburrida y cansada de que Colombia siempre fuera esquivada de los tours internacionales, Marcela, experta en negocios y turismo, regresó a Colombia después de muchos años fuera dispuesta a demostrar que su país ya estaba listo para ser un destino de primera. Aquí podéis leer su historia. Y una de las primeras cosas que hizo fue poner en marcha un blog al que yo cuando la conocí aporté las ideas de comunicación, marketing corporativo y redes sociales que le faltaban para acompañar la pasión y el conocimiento que ella ya le ponía en grandes dosis. Y entre los dos y con la ayuda de nuestros colaboradores lo convertimos en lo que es hoy: el blog sobre Colombia en inglés más leído.

¿Cuál es el secreto de See Colombia Travel? 
See Colombia Travel congrega a blogueros y viajeros de todo el mundo, enamorados como Marcela y yo de Colombia, que escriben con el corazón y que creen firmemente en este país. Hay de todo para todos. Sarah, por ejemplo, es australiana y aporta un ángulo más femenino, más urbano, más nuevo; Paul es más británico; Chris, un completo aventurero; Sara vino por amor. Pero nos une nuestra pasión por Colombia que se refleja en el día a día no sólo del blog sino también desde nuestra agencia de viajes desde la que trabajamos con gente de todo el mundo.

See Colombia Travel ha sido mencionado en medios tan prestigiosos como The Wall Street Journal, The NY Times, Times Magazine o la BBC internacional que han recogido historias de vuestro blog como la de la niña secuestrada en Colombia y adoptada en 1975 en Estados Unidos y que hace tan sólo unos meses encontró a su familia biológica gracias a vuestra ayuda. Cuéntame esta historia. 
No hace mucho Marcela recibió en nuestra oficina una llamada de Nicole, una mujer colombiana que quería venir a Colombia a la celebración de los 70 años de la casa de adopción en la que estuvo y la que salió hace más de 35 años con su nueva familia rumbo a California. Tras horas de llanto y confesiones Nicole compartió con Marcela los recuerdos que tiene del día en que fue "raptada", sí, sí "raptada"y es entonces cuando Marcela le promete hacer todo lo posible para encontrar a su familia numerosa. El resto de la historia lo podéis leer en este enlace pero os adelanto que tuvo un final feliz y muy gratificante para todos nosotros. Por mi parte no creo que haya hecho en mi vida nada tan importante para una persona.

Para terminar, ¿claves para un buen blog? 
Hay dos puntos muy básicos: constancia y contenido. Escribe lo que quieras escribir, lo que te pida tu corazón pero sé constante porque hay gente que espera a leerte y no le puedes fallar. Tener un blog no es fácil pero con estas dos premisas y algunos conocimientos de redes sociales puedes lograr el éxito y no dejar morir tu blog como muchos otros en el cementerio virtual.

Así lo haré José Luis, tomo nota y mil gracias por esta entrevista. Este es el enlace de See Colombia Travel; también los podéis seguir en facebook y en twitter

lunes, 5 de noviembre de 2012

¡Como Frunas, ninguna!

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Si hay por ahí algún colombiano colombiana que no se haya comido una Fruna en su vida que levante la mano. Ummm, a ver, a ver, pues no, no veo ningún brazo levantado. Me lo suponía: las Frunas en Colombia son un verdadero símbolo nacional desde hace más de 50 años que todo el mundo ha probado y que encuentras en cada esquina. 

Las Frunas gustan tanto en Colombia y se echan tanto de menos cuando se vive fuera que muchos equipajes viajan de una punta a la otra del Planeta cargados de estos comestibles caramelos tan parecidos a los Sugus que yo devoraba de pequeña. Y si no que se lo digan a mi amigo Juan que todavía recuerda las bolsas que llegaban con sus familiares colombianos a su casa de California o a la prima de Carlos que vive en Canadá y que lo primero que hace cuando pisa el aeropuerto de Bogotá es comprarse un paquete de estas blandas delicias con sabor a fruta a los que los argentinos Pierini Partners han dado una nueva imagen. Claro, ¡Como Frunas, ninguna! 

Hay Frunas de muchos sabores y colores pero, ¿cuál es tu preferida? A mí me encantan las de fresa y mora. ¿Eres colombiano o colombiana, vives en el extranjero y tus familiares cuando van de visita te llevan a casa tus Frunas? Cuéntanos tu historia.

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sábado, 3 de noviembre de 2012

Medellín, la ciudad más innovadora del mundo

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Creo que hay pocas ciudad en el mundo que me gusten tanto como Medellín. Para mí es la más humana, la más educada, la más transformadora, la más impecable, la más imparable. Cada vez que voy a visitarla regreso a casa convencida y esperanzada de que es posible cambiar las cosas con fuerza, tesón y voluntad y que la cultura y la educación son herramientas imprescindibles para hacerlo.

Por eso quiero que Medellín sea declarada la ciudad más innovadora del mundo y por eso acabo de votar por ella en este concurso en el que compite con Nueva York y Tel Aviv. ¿Te animas? Puedes votar en este enlace.

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Foto: El Espectador 

viernes, 2 de noviembre de 2012

Razones para vivir en Colombia


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¡Buenos días! Esta mañana bien temprano navegando por internet me he encontrado en la página de Toda Colombia un interminable listado de razones para vivir en Colombia del que he extraído unas cuantas. Ahí van

Por los lunes festivos
Por la tienda de la esquina y las ñapas
Por los Chitos, la Colombiana y los jugos en agua o en leche
Por el olor a tierra caliente cuando se viaja por carretera
Por los paseos de olla
Por el sancocho, el ajiaco y la bandeja paisa
Por el Divino Niño,la Virgen del Carmen, el Milagroso de Buga y la Virgen del Jordán
Por todos los tamales, con una, con dos o con tres carnes
Por el patacón verde y por el plátano maduro
Por el Mercado de las Pulgas, los buñuelos y la arepita con queso
Por la fritanga
Por el bocadillo con queso
Por la arepa' e huevo
Por las fresas con crema
Por La Costeñita, Águila, Club Colombia, Cristal Oro, la Póker y la Pilsen
Por una siesta en hamaca
Por el Manimoto y el Bom Bom Bum
Por la papa salá, la carne asá y el ají pique
Por el aguacate, la uchuva, el mamoncillo, la sandia, la guama
Por el mango biche, el chontaduro con miel, la mazamorra con panelita de coco
Por el guaro
Por los "Eh, Avemaría pues!", los "Oiga vea", los "Chévere" o los "dele dele, dele dele"
Porque siempre habrá alguien que le ayude a encontrar una dirección y se despedirá con una sonrisa Por pagar promesas en Girardot o en Buga
Por Las Frunas y por las bananas con sabor a anís
Por las milhojas y los pandeyucas
Por las chocolatinas Jet y sus laminitas
Por la ciclovía
Por la mazorca con mantequilla y sal
Por la Lechona Tolimense y los Pío Nonos de Supía
Por los Reinados, las Ferias y las Ferias con Reinados
Por la cantidad de mujeres lindas
Por las verduras y las frutas frescas y baratas todo el año
Porque aquí se toma el mejor tinto y el más barato
Por la Ferias de Cali, Manizales y la de Las Flores
Por los Carnavales de Pasto y Barranquilla
Por las serenatas Por la cuajada con melao y las obleas con arequipe
Por el agua panela con limón para la gripa
Por las cometas en Villa de Leyva
Por una taza de chocolate con queso derretido
Por el paseo en chiva los viernes en la noche
Por la papa chorriada y los "perros con todo"
Por la ruana y la jugadita al tejo
Por las rumbas
Por las cabalgatas
Porque la gente te mira a la cara cuando caminas por la calle
Porque no se sabe que clima va a hacer mañana y mucho menos en dos semanas
Porque la gente aplaude cuando aterriza el avión
Porque la gente mama gallo por todo
Porque siempre se ven montañas
Porque se pueden comprar cigarrillos sueltos
Porque aquí se habla el mejor español del mundo
Por la Pony malta con pan
Porque los colombianos NUNCA se rinden

Y tú, ¿qué razones darías para vivir en Colombia? 

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jueves, 1 de noviembre de 2012

Hernán Cortés y el zapote

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Cuentan que si no llega a ser por el zapote Hernán Cortés y sus hombres hubieran muerto de hambre en su histórica marcha desde Ciudad de México a Honduras. Menos mal que en su accidentado y selvático camino se encontraron con este delicioso y tropical fruto que les salvó la vida. Yo lo probé por primera vez el otro día en la playa de Palomino, en La Guajira colombiana y ya encabeza mi lista de favoritos.

Rico está riquísimo; su dulce sabor me recuerda al de los dátiles maduros que tanto le gustan a mi padre y su brillante y blandita pulpa de color salmón se te deshace en la boca. Me gusta así tal cual recién cogido del árbol pero también en jugo, en helado y mermelada. Lo que no he probado todavía es el aceite para cocinar que sacan de su semilla seca y molida y del que hablan maravillas.

Zapote -se llaman así probablemente por el término azteca tzapotl que se aplicaba a todas las frutas dulces y blandas- no sólo hay en Colombia; también en México, El Salvador, Panamá, Nicaragua, Malasia, Filipinas y en Cuba, donde lo llaman mamey.

Y tú, ¿lo has probado? ¿te gusta?