miércoles, 31 de agosto de 2011

El sietecueros

De todos los árboles que he conocido en Colombia el que más me gusta es la Tibouchina lepidota, el sietecueros para que nos entendamos, llamado así por las múltiples capas que se desprenden de su corteza. Crecen por toda la cordillera de los Andes, de Venezuela a Perú, entre los 2.200 y 2.700 metros sobre el nivel del mar y pueden llegar a alcanzar hasta los 20 metros de altura. Ahora están en plena floración y es un espectáculo verlos cuajados de sus flores de cinco pétalos -las preferidas de los colibríes- que van del color fucsia, al lila, pasando por el morado pálido. Muy apreciado por su leña, sus hojas están recubiertas de pequeñas y duras escamas.

Los sietecueros en la mitología griega simbolizan la fuerza del amor que le dio vida eterna a Eros y Psiqui. Además, en un bosque de sietecueros la bella durmiente esperó el beso del príncipe encantado durante cien años. Qué romántico. Los indígenas ya utilizaban parches con su extracto para regenerar cicatrices; ahora una empresa de cosmética colombiana comercializa un protector cutáneo que previene a las células del envejecimiento oxidativo.

Lo que yo no sabía es que un sietecueros es además un tumor que se forma en el pie, especialmente entre quienes andan descalzos y un gusano de grandes dimensiones, muy grueso y duro. Qué asco. Y pensar que se llaman igual que mi árbol preferido.



martes, 30 de agosto de 2011

Desde España

Estoy en España pasando unos días pero no como quiero abandonar este blog ni perder el contacto con vosotros he decidido, hasta que regrese a Colombia -que será pronto-, seguir colgando desde aquí las entradas que escribí estando en Bogotá. Gracias y besos para todos los que me leéis. Por cierto: ¡Que viva el jet lag!

Por los cerros de Úbeda, ¡no, de Bogotá!

En España hay un dicho popular que dice "Irse por los cerros de Úbeda". ¿Y de dónde viene esta expresión? Pues nos tenemos que trasladar hasta el siglo XIII, a Andalucía, en plena lucha entre las tropas de Fernando III el Santo y los almohades. Nuestro protagonista es capitán, se llama Álvar Fánez, alias "El Mozo", y se hizo famoso al desaparecer instantes antes de entrar en combate, presentándose en la ciudad una vez que ésta había sido reconquistada. Mira qué listillo. Al preguntarle el rey dónde había estado, el tal Álvar contestó ni corto ni perezoso que se había perdido por los cerros de Úbeda, pero el problema es que nadie se lo creyó porque esos montes no son tan grandes como para extraviarse. La frase, claro está, pasó a la historia primero, como signo de cobardía y luego para describir a alguien que divaga o se hace el loco evitando una pregunta contestado otra cosa.

Bueno, este fin de semana he estado de paseo por los cerros pero no por los de Úbeda sino por los de Bogotá. Yo vivo en un barrio que se llama Chapinero y lo mejor es que puedo salir de casa andando y en menos de media hora de subida me encuentro en plena selva, sin exagerar. Me veis en la foto con Paula, Fiona y Tacho. Os quiero!!!

Los cerros son parte de la cordillera oriental de los Andes, ocupan un área de unos 14 mil metros cuadrados, tienen picos de 3.600 metros de altura y más de 130 fuentes de agua. Sirven de pulmón para la ciudad a la que bordean por su costado oriental, paran los vientos y son una excelente referencia cuando se está perdido. Os recuerdo que en Bogotá las carreras van paralelas a los cerros, empezando por la 1ª, la más cercana al cerro, y en orden ascendente hacia el occidente de la ciudad. Por el contrario, las calles van perpendiculares a los cerros, empezando por la calle 1, en el barrio de La Candelaria, y ascendiendo hacia el norte. Así que cuando uno no tiene ni idea dónde está, busca los cerros y se ubica.

Los indígenas muiscas los cuidaron celosamente porque para ellos eran sagrados, pero llegaron los españoles y talaron bosques enteros para construir la nueva ciudad colonial. Y hasta obligaron a las comunidades indígenas a aportar una cuota determinada en cargas de leña que se llamó "mita de leña". Esta salvaje deforestación se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX. Dicen que poco queda ya de sus frondosos bosques, de sus plantas, de sus cristalinas y caudalosas lagunas y ríos. Pero a una murciana como yo, acostumbrada a paisajes más bien desérticos, caminar por estos cerros es como estar en medio de la jungla. Y pienso seguir subiéndolos y buscándolos desesperadamente con la mirada cuando me sienta perdida.

lunes, 29 de agosto de 2011

¿Y qué pasó en Bogotá con el tranvía?

1884. Bogotá es una pequeña ciudad de tan sólo 90.000 habitantes, algo más de 3.000 casas -de las que tan sólo 300 tienen agua potable- y unas 35 quintas. La iluminación depende de una compañía de gas también con grandes deficiencias especialmente en el alumbrado público y las calles son barridas por reclusos, vigilados por soldados. No existe el alcantarillado y la gente se mueve a pie, a caballo o sobre la espalda de un esclavo o silletero. Vaya panorama.

El 24 de diciembre de ese mismo año la compañía norteamericana The Bogotá City Railway Company inaugura la primera línea de tranvía de la ciudad desde la Plaza Bolívar a Chapinero, el barrio en el que vivo yo ahora. El precio por trayecto es de 2 centavos y los rieles son de madera recubiertos con metal. Los modestos coches, movidos por mulas, tienen una capacidad para veinte pasajeros sentados en bancas hechas de listones y para otros tantos de pie en los estribos. Hay una cortina en cada entrada para proteger del lluvioso y frío clima bogotano.

La creciente demanda de este servicio pronto destapa sus graves deficiencias: los rieles de madera se rompen con facilidad y los vagones descarrilan; los pasajeros se quejan del mal trato a las mulas, del exceso de pasajeros, la suciedad y mal aspecto de los conductores, lo lento del servicio y lo alto de las tarifas. Ante este descontento generalizado, algunos avispados hombres de negocios pretenden invertir en nuevos proyectos, pero se dan de narices con la cláusula de exclusividad del transporte capitalino a favor de la compañía norteamericana. A pesar de todo, en 1890, Gabriel Zerda logra establecer en Bogotá un servicio de carruajes también tirados por mulas y además aparecen las primeras bicicletas.

Se abre una segunda línea entre la Plaza Bolívar y la Estación de la Sabana y los rieles pasan a ser metálicos. El 7 de marzo de 1910 un niño intenta colarse en el tranvía sin billete. Por toda la ciudad se corre la voz de que ha sido bajado a golpes y que el policía que lo ha intentado defender ha sido agredido por Mr. Martin, uno de los propietarios de la City Railway Company. Bogotá entera monta en cólera y el tal Martin se escapa por los pelos de morir linchado. A tal punto llega el incidente que EE.UU. se plantea enviar barcos con tropas a Colombia; menos mal que un sensato embajador aborta la operación. En realidad, todo es un desahogo de los colombianos por la intervención estadounidense en la separación de Panamá en 1903. En protesta, los bogotanos se tiran siete meses sin utilizar el tranvía. Finalmente, la compañía se clausura, los norteamericanos regresan a casa y la administración del tranvía pasa a ser municipal con el nombre de Empresa del Tranvía Municipal de Bogotá, "T.M.D.B", siglas que con el característico humor cachacho -de Bogotá- se traducen como "Treinta Minutos de Bamboleo".

En 1921 llegan por fin los primeros tranvías cerrados que se bautizan como "Nemesias", recordando a Nemesio Camacho, gerente de la compañía por aquel entonces. En el 38 se compran ocho carros aerodinámicos, de techo plateado, a los que se les llama "Lorencitas", en honor a Lorenza Villegas de Santos -mujer del presidente- y su pelo cano. Estos modelos, encargados a la casa Brill, fueron únicos en el mundo.

9 de abril de 1948. 1:05 de la tarde. Jorge Eliécer Gaitán, considerado el más firme candidato a la presidencia de Colombia por el partido liberal, muere tras recibir tres disparos al salir de su oficina para encontrarse con un joven estudiante de Derecho de origen cubano llamado Fidel Castro, a quien, según dicen, iba a conceder una entrevista con motivo del Congreso de las Juventudes Latinoamericanas. Nunca llegan a encontrarse, claro. Tras conocer el asesinato, Bogotá explota de rabia, impotencia e indignación y se convierte en escenario de salvajes enfrentamientos entre liberales y conservadores. "El Bogotazo", así se le conoce a este triste episodio, deja el saldo de 3.000 muertos, más de 164 edificios destruido y la quema de algunos vagones del tranvía, incidente utilizado años más tarde por el Gobierno como excusa para terminar con el servicio que deja de funcionar definitivamente en 1951 por orden del entonces alcalde Fernando Mazuera Villegas quien años más tarde reconoce sin pestañear: "También un poco dictatorialmente me impuse y acabé con la circulación del tranvía de Bogotá".

Bueno, pues ya nos hemos enterado de qué pasó en Bogotá con el tranvía. Ahora tenemos el Transmilenio, del que os hablaré otro día.

domingo, 28 de agosto de 2011

Yo seré tu espejo

Alguna vez leí que fotografiar un cuerpo o un rostro son dos maneras de atrapar un alma. Esto es lo que hace desde hace años, y por cierto muy bien, Ruven Afanador que regresa a Colombia, su país natal, convertido en uno de los fotógrafos de moda más importantes del mundo, colaborador mes a mes con publicaciones tan célebres como Time, Vogue, Vanity Fair, Rolling Stone, Amica o el New Yorker. Y lo hace en el Museo de Arte Moderno de Bogotá con una muestra de retratos -el primero de 1989 y el último tomado hace tan sólo un mes-, todos en blanco y negro.

Dice Afanador que sólo necesitó el primer click de una cámara para caer perdidamente enamorado de esta profesión y que su niñez en Bucaramanga es la fuente de todo lo que le atrae de la belleza, la moda y el estilo. Cuenta que uno de sus primeros recuerdos "es estar sentado en el suelo observando a mi madre, cepillándose el pelo frente al espejo y la forma en que observaba con placer su reflejo". Tampoco olvidará la foto de Marisa Berenson, desnuda y luciendo tan sólo un collar de Bijoux, tomada por Irving Penn y que encontró en una revista cuando no tenía ni doce años. Entonces ya supo que lo suyo era el arte, pero al ver la película The eyes of Laura Mars ,de Irvin Kershner, decidió dedicarse profesionalmente a la fotografía. Así, la cinta en la que Faye Dunaway encarna a una fotógrafa que puede ver a través de los ojos de un asesino se convirtió en el punto de partida de una carrera inigualable.

Quién le iba a decir por aquel entonces a Ruven que terminaría teniendo delante de su cámara a Courtney Love, Gabriel García Márquez, Rossy de Palma, Pedro Almodóvar, Monica Bellucci, Al Pacino, Lenny Kravitz, Emily Blunt, Vanessa Paradis, Salma Hayek, Jennifer López, Cate Blanchett o hasta la mismísima Duquesa de Alba cuyos retratos pueden verse hasta el 9 de octubre en esta muestra bajo el título "Yo seré tu espejo". Yo me acerqué ayer hasta el MAMBO y volví a casa fascinada de cómo Ruven Afanador conseguir desnudar a sus personajes más allá de su piel.

sábado, 27 de agosto de 2011

Princesa por un día

De verdad, no os podéis ni imaginar cómo me hubiera gustado haber celebrado mi fiesta de cumpleaños por mis 15 años en Colombia. Aquí lo hacen por todo lo alto porque, claro, es el paso de niña a mujer. Me imagino vestida con un modelazo bien escotado entre novia y princesa como el de la foto, subida a unos buenos tacones, con las joyas de mi abuela, peinada como para una boda, rodeada de mis amigas con sus trajes de damas de honor, bailando un vals con mi padre, los mariachis cantándome eso de "Mi niña bonita" y todo el mundo llorando de emoción a lágrima viva. Linda escena.

Los aztecas y mayas ya celebraban esto de "Los Quince". Luego llegaron los españoles e introdujeron a la fiesta una misa. Y en el XIX, el emperador de México, Maximiliano, y su esposa Carlota, se inventaron lo del vals. Y así quedó la cosa.

Desde entonces, esta fiesta cumple todo un ritual que empieza en la iglesia donde la quinceañera da las gracias a Dios por las bendiciones de su niñez y pide que le vaya todo bien en el futuro. Ya en el salón de celebraciones y a ritmo de vals se inicia la gran rumba en la que hay de todo, hasta una coreografía montada por la protagonista y sus amigos, DJ u orquesta, según las preferencias y, por supuesto, la tradicional tarta.

Y alrededor de todo esto os podéis imaginar que hay montado todo un negocio. En internet hay miles de empresas que te organizan la fiesta de tu vida. Sueño con volver a tener 15 años para sentirme princesa por un día.















viernes, 26 de agosto de 2011

Los poemas de Víctor Gaviria


A ustedes, pensamientos, agradezco
que no me hayan traicionado,
y que se hayan escondido tan hondo
detrás de mi cara,
que yo haya estado con tanta gente
en fiestas y reuniones de trabajo,
y ustedes hayan permanecido silenciosos,
sin hacer huir a nadie de mí,
y no hayan hecho ruido involuntario como
lo hacen algunos vasos o sillas que se caen
de extraña inquietud...

A ustedes, pensamientos, agradezco
haber esperado tanto tiempo en la última pieza honda
de mi vida,
sobre todo porque han hecho que algunos me amen
por escucharlos sin decirles nada, por estar ahí como una compañía
que tanto necesitan las cosas,
por estar ahí en las largas noches
en que no éramos nadie, por favor, no éramos nadie,
y el viento nos barría...

Quien escribe este poema se llama Víctor Gaviria, es colombiano, de Medellín, y seguro que más de uno de vosotros lo conocéis por sus películas como "La vendedora de rosas" -que puso en pie a Cannes-, "Sumas y restas" o "Rodrigo D: No futuro". Lo que yo no sabía era que escribía poesía y lo hacía tan bien.

Gaviria ha repetido más de una vez que el cine se le apareció de casualidad; que lo que él quería era ser escritor. Cuenta que cuando terminó el colegio su padre le regaló los cuentos completos de Andersen en la bella edición de Aguilar y él los leyó de cabo a rabo y sin haber escrito antes una sola línea se dedicó a componer poemas y relatos: "El momento más importante de mi infancia fue cuando me regalaron los libros de Andersen, porque en ese momento decidí escribir. Parece una bobada, pero eso le cambia la vida a uno. Yo, que nunca había escrito nada, dije: Me voy a poner a escribir. Me situé en una pieza de la casa, que era calorosita, mantenía las persianas cerradas, prendía una lamparita y ahí estudiaba, leía y escribía. Entonces empecé a hacer cuadernos, tenía un diccionario de sinónimos y me ponía a hacer descripciones de las cosas y a darme cuenta, por ejemplo, de que no conocía muchas palabras, que cómo se llama esto, que cómo se llama aquello, y me las aprendía, pero después se me olvidaban. Todavía se me olvidan. Las aprendo, las anoto y después de un tiempo se me olvidan".

Años más tarde comenzó a combinar sus publicaciones de poemas con guiones de películas porque pensó que con las imágenes podría ser capaz de plasmar todo eso que las palabras no son capaces de mostrar.

Gaviria nos ha dejado un cine cargado de compromiso y realidad y una poesía que ahora quiero descubrir. Gracias

jueves, 25 de agosto de 2011

¡Quiero comer mangostinos!

De todas las frutas que he probado en Colombia, mi preferida sin dudarlo ni un segundo es el mangostino. Realmente delicioso. Cuesta un poco de trabajo pelarlos -a mí me tuvieron que enseñar- porque la piel de fuera es muy dura y sólo se comen los gajos blancos del interior. Su sabor es una mezcla entre el lichi y la chirimoya, por decir algo. Hace tiempo que no los encuentro en los supermercados; debe haberse acabado la temporada.

En Asia, de donde viene, se le conoce como "La reina de las frutas", tanto por su riquísimo sabor como por su gran contenido en antioxidantes y otros nutrientes poco habituales. Es recomendable para las alergias, inflamaciones, enfermedades cardiovasculares, diabetes, dietas adelgazantes, fortalecimiento del sistema inmune, problemas respiratorios, de piel y del sistema nervioso. Además, aporta fibra, calcio, fósforo, potasio, vitamina C y vitaminas del grupo B. ¡Pero claro! Por eso me encuentro yo tan bien desde que llegué a Bogotá.

Bromas aparte, cuando aquí entro en una frutería literalmente enloquezco entre piñas, papayas, aguacates, maracuyás, guayabas, uchuvas, tomates de árbol, caquis, kiwanos, pitahayas, cocos, mangos, plátanos, melones, sandías, borojos, lulos, feijoas, guamas, zapotes, chontaduros y yo qué sé cuántas cosas más... El día que vuelva a España no sé qué voy a hacer sin todas estas frutas. Pero bueno, siempre me quedarán los melones de Torre Pacheco y los melocotones de Cieza.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Por las nubes

Siempre he sido una mujer de letras. Qué le vamos a hacer. A mí eso de la física cuántica, las matemáticas y demás complejidades nunca me ha ido nada bien. Así que ayer, lo confieso, tuve que leer más de una vez la noticia de que un grupo de investigadores colombianos ha encontrado un mecanismo para extraer energías de las nubes de tormenta y almacenarlas.

Os relato la secuencia desde el principio y bien despacito para no liarme. Hace seis años, un tipo que se llama Francisco José Román, responsable del proyecto del Grupo de Compatibilidad Electromagnética de la Universidad Nacional de Colombia, descubrió un mecanismo para extraer energía de las nubes de tormenta y, de paso, logró comprobar esa teoría. Lo que no se consiguió entonces fue almacenar esa corriente al ser de muy baja potencia. Pero ahora sí que
ha sido posible gracias a los adelantos de la tecnología y a varias tesis de estudiantes de la Universidad Nacional de Bogotá.

Hasta aquí todo bien pero yo me pregunto ¿cómo es posible capturar las corrientes eléctricas de las nubes de tormenta sin que provengan de un rayo? La explicación, según he leído, es la siguiente: en la parte inferior de la nube se forman descargas eléctricas negativas y en el suelo, cargas positivas. Eso hace que se produzcan fuerzas de atracción entre las descargas eléctricas. Ahí es donde se forma el campo eléctrico, conocido como 'corriente campana'. En dicho campo eléctrico, formado entre el suelo y las nubes de tormenta, es donde los investigadores lograron captar limitadas cantidades de energía y ahora almacenarla. Falta ahora encontrar el camino para aprovechar esta energía. En este momento, se estudia cómo se comporta el sistema para poder transmitir la energía acumulada de forma eficiente a baterías de celulares y otros dispositivos electrónicos.

Yo mientras tanto voy a darme un paseo por las nubes y de paso a ver si me encuentro a mi amigo Jorge Fin, el de la foto, que las pinta como nadie.



lunes, 22 de agosto de 2011

Paula, Villa de Leyva y la cocina en familia

Hay personas que te alegran la vida, con las que te ríes día sí y día también y junto a las que descubres miles de cosas nuevas: mi amiga Paula Silva es una de ellas. La conocí hace años en Barcelona y ahora la he encontrado en Bogotá convertida en una excelente chef rebosante de vitalidad, ganas e ideas. Somos vecinas, así que nos pasamos el día juntas. Y yo, feliz.

Paula tiene una empresa de catering y organización de eventos y este fin de semana la he acompañado a Villa de Leyva -un precioso pueblo colonial del que os hablaré en otra ocasión- para ayudarla en una cena-taller dirigida a altos directivos de Colfondos, una de las empresas más importantes del país, y sus familias. Esta actividad era la primera de un largo e intenso fin de semana de trabajo, coordinado por nuestro amigo Lucho Jacobsen, bajo el lema "Todos en familia. Unidos todo lo hacemos posible".

Nuestro reto la noche del viernes no era lo que se dice nada fácil: poner a cocinar a la vez a 35 personas de las que muchas de ellas no habían encendido un fogón en su vida. Y Paula lo consiguió y además, con un diez. Eso sí, nos ayudó muchísimo la actitud y predisposición de todos los participantes.

Separados en varios grupos -en los que ya nos encargamos de que no hubiera nadie de la misma familia para hacer la cosa un poquito más complicada- tuvieron que preparar varias recetas. Disfrutamos viendo al presidente de la compañía preparando unas deliciosas y picantosas patatas bravas; a Mauricio cortando jamón para unos montaditos; a Alain cuajando tortillas de patatas como si lo llevara haciendo toda la vida; y al resto cocinando garbanzos con espinacas, camarones al ajillo, escalibada y no sé cuántas tapas españolas más. Hasta los niños sorprendieron al personal con unas sabrosas torrijas con helado de guayaba que nos tomamos de postre y como fin de fiesta.

La experiencia fue muy enriquecedora para todos y pasamos una noche increíble en la que compartí la magia y la fuerza del trabajo en grupo, sentí el vértigo, la adrenalina y la furia dentro de una cocina, comí poco, me reí más e hice nuevos amigos. Y lo más importante: entre todos consiguieron que me sintiera como en casa y recordara las comidas con mi familia y los sabores de mi país. Gracias a todos; tengo claro que con gente como vosotros es cómo se construyen las grandes empresas.

Paula, gracias también a ti por compartir conmigo este interesantísimo taller y enhorabuena por tu enorme y merecido éxito. Te quiero mucho. Por cierto, las de las foto somos nosotras dos: Paula, a la derecha y yo, a la izquierda.

Y si os animáis y queréis vivir esta aventura gastronómica en vuestra empresa, con amigos o en familia sólo tenéis que localizar a Paula en paulasalo@yahoo.es / 312 402 2283. Si puedo, yo iré encantada a ayudarla.





Pico y Placa

Cerca de 1 millón y medio de vehículos circula a diaro por Bogotá. Para descongestionar el tráfico y disminuir la contaminación, en 1998 el entonces alcalde de la ciudad, Enrique Peñalosa, se inventó lo que se conoce desde entonces como "Pico y Placa". ¿Y esto qué es? Pues consiste en establecer restricciones en horarios determinados a la circulación de vehículos particulares de acuerdo con su número de placa, es decir, de matrícula. La medida se ha puesto ya en marcha en otras ciudades de Colombia y también de Ecuador y Venezuela.

Al principio el "Pico y Placa" sólo funcionaba entre las 7 y las 9 de la mañana y las 17,30 y las 19,30 de la tarde. Poco después, se amplió el horario y el número de dígitos. Un buen día, las autoridades se dieron cuenta de que algunos ciudadanos al comprar su coche seleccionaban el número de matrícula para poder utilizarlo los viernes en la tarde o los lunes, muchos de ellos festivos aquí. Qué listillos. ¿Y qué hizo el Gobierno? Establecer, desde 2002, la rotación anual.

Aquí no acabó la cosa. En febrero de 2009, en medio de fuertes críticas, el "Pico y Placa" se amplió a todo el día: de 6 a 20 horas. Así que, desde entonces, todo bogotano o bogotana con coche hay dos días a la semana que no lo puede mover de casa. Imaginaros la broma. Por ejemplo, y para que os hagáis una idea, ahora mismo los que tienen la matrícula que termina en 3 no pueden sacar el carro ni los viernes ni los miércoles y los que la tienen terminada en 9 pues lo tienen que dejar en el garaje los martes y los jueves. Quien saque su coche cuando no le toque, multa al canto: 15 salarios mínimos, unos 267.800 pesos, así de golpe, además de la inmovilización del vehículo.

Pero claro, como siempre, donde está la ley está la trampa, así que la gente que tiene aquí dinero -que no es poca os lo puedo asegurar- soluciona el problema comprándose varios coches. Como diría Eduardo Galeano, el mundo, al revés.

jueves, 18 de agosto de 2011

Las más bella entre las bellas

La que veis en la foto se llama María Yolanda Emiliani Román y en 1934, con 19 años, fue coronada en Cartagena de Indias la primera "Señorita Colombia" en el Concurso Nacional de Belleza, todo un acontecimiento desde entonces en este país. La cándida, caritativa y regordeta jovencita se presentó ante el jurado sin un gramo de silicona encima, ni postizos, ni más pintura que un poco de polvo de arroz y sus labios pintados de rojo y en forma de corazón. Y, faltaría más, no enseñó nada más arriba del tobillo.

Hay que ver cómo ha cambiado el cuento señores. Han pasado cerca de 80 años y todavía, llegado noviembre, medio país se despiporra por ver desfilar, subidas en tacones de 20 centímetros y en diminutos trajes de baño, a todas esas bellísimas mujeres de pechos siliconados que, desde la cuna, sueñan ser coronadas como las señoritas más bellas de Colombia. He leído por ahí que el peso medio de las candidatas es de 50 kilos y que para no engordar ni un gramo durante los días que dura el certamen se alimentan sólo de piña y atún. La verdad, no me gustaría estar en su pellejo con lo rico que se come aquí. Y como no es oro todo lo que reluce, os desvelo un truco de estas reinas de la belleza: para disimular la celulitis y las estrías -porque ellas también son humanas que os habíais pensado- se ponen una buena capa de laca en las piernas y se aplican cubitos de hielo antes de desfilar para el jurado.

A las pobres aspirantes no se les permite fumar en público, posar en ropa interior -y sin ropa interior ni que deciros-, hablar de sexo, política ni religión ni mucho menos ser amigas, amantes, esposas o ex-esposas de algún narco o criminal reconocido. Y mucho cuidado con sus primeras palabras si ganan el concurso; la "Señorita Colombia" 2009, Natalia Navarro, fue "crucificada" porque se atrevió a decir que los colombianos son unos "berracos", expresión demasiado vulgar, en opinión de muchos, para una miss digna de su corona.

Escándalos ha habido unos cuantos en la historia de este certamen. Los primeros llegarían por culpa de los trajes de baño y la oposición rotunda de la Iglesia Católica a que las candidatas se pasearan por ahí ligeras de ropa. La paranoia llegó hasta tal punto que un tal monseñor Builes llegó a afirmar que la ola de ataques de tiburón sufrida en el 51 por los habitantes de Cartagena -sede del concurso- fue nada más y nada menos que un castigo divino contra las candidatas. Vade retro. Más tarde aparecerían en escena los narcos y se harían públicos sus amoríos con algunas de las señoritas. En el 93 ocurrió lo impensable: Catherire Sánchez Hernández, la representante del departamento de Amazonas, estaba casada y embarazada de dos meses.

Ahora toda la documentación de las aspirantes se mira con lupa y el reglamento hay que cumplirlo al pie de la letra. Y es que no es fácil llegar a ser las más bella entre las bellas.

miércoles, 17 de agosto de 2011

El mopa-mopa y el barniz de Pasto

En la selva colombiana del Putumayo, a 1.500 metros de altitud, crece un árbol que se llama mopa-mopa del que dos veces al año los artesanos de San Juan de Pasto, al sur del país, extraen una resina con la que decoran variados objetos de madera. A esta técnica milenaria de origen prehispánico se le llama barniz de Pasto y es única en el mundo.

Os explico un poco mejor. Tras un proceso artesanal y antiquísimo de calentado, limpieza, molido y estirado, la resina se convierte en una delgada lámina, llamada tela. Esta tarea, como explica, Alejandro de Humboldt -para quienes no los sepáis el "Padre de la geografía moderna universal"- en el relato de su visita a Colombia en el XVIII, se hacía antiguamente masticando el material: "Si se quiere obtener un barniz sin mezcla de color, lo que ocurre raramente, se masca durante 12 a 14 minutos, la bolita de 1 pulgada de diámetro que ha estado expuesta a la acción del agua caliente. Si se quiere extender la membrana sin masticarla, se vuelve desigual; me mostraron que quedan granos, la saliva actuará también químicamente. La masticación aumenta la uniformidad de la membrana (tela). La pelota masticada y arrojada entre agua caliente se estira con las dos manos en forma de cinta".

Una vez teñida la tela, el artesano, con ayuda de sus manos e incluso de sus dientes termina de estirarla. Llega el momento de cubrir las piezas y hacer los dibujos y formas con ayuda del bisturí. Hay una versión más refinada en la que se combina la resina transparente con laminillas de oro, plata y estaño. La técnica original no ha variado, pero sí los motivos ornamentales que unas veces son puramente decorativos y otras representan la vida campesina cotidiana.

He querido colgar un vídeo en el que Gilberto Granja, uno de los artesanos más reconocidos del barniz de Pasto, explica todo el proceso pero como no he podido aquí os dejo el enlace. Merece la pena verlo

http://youtu.be/h-Hfx8C_PFs



martes, 16 de agosto de 2011

Que suene la música

Ayer salieron de gira por Europa con un programa que incluye música de Tchaikovsky, Bach y hasta de compositores colombianos como Lucho Bermúnez. Son los 65 integrantes de la Orquesta Juvenil Batuta, puesta en marcha en 1991 por el Gobierno colombiano para fomentar la música clásica entre los menores y los jóvenes de los estratos menos favorecidos.

Para ingresar en esta orquesta, sólo es necesario un requisito: querer aprender música. Su programa educativo funciona de la siguiente manera: en una primera etapa a los menores de 4 a 6 años se les enseña estimulación artítica y sensibilización musical. Y está comprobado que mejoran, y mucho, el razonamiento espacial, la habilidad matemática, la comprensión de lectura y la capacidad de concentración. A partir de los 7 años ya comienzan a tocar un instrumento, tienen clases de técnica vocal y lectura y escritura musical y empiezan a hacer sus primeros pinitos en una pequeña orquesta de 30 estudiantes. Qué maravilla.

Dice el director de la orquesta, Juan Antonio Cuéllar -quien fue decano de Artes de la Universidad Javeriana de Bogotá-, que cuando terminan sus estudios "se llevan la sensibilidad y la belleza como equipaje, tienen otros ideales y otra manera de sentir". A mí sólo me queda decir eso de "Que suene la música".

lunes, 15 de agosto de 2011

"La Lechuga"

Como murciana que soy me encanta la lechuga y si es rizada y recién cogida de la huerta, mejor que mejor. Pero de la que os voy a hablar hoy ni se come, ni se toca y hay que conformarse con mirarla, eso sí, con los ojos bien abiertos para que no se escape ningún detalle.

"La Lechuga" es el nombre con el que se conoce popularmente la Custodia de la Iglesia de Santiago de Bogotá, exhibida en el Museo de Arte Religioso del Banco de la República. Y le llaman así por el color verde intenso de sus ¡1.468 esmeraldas! y el esmaltado del ángel que sostiene el refulgente sol. Yo la vi el otro día y casi me caigo de espaldas porque además de las esmeraldas la pieza, que mide 80 centímetros de alto, tiene 1 zafiro, 13 rubíes, 28 diamantes, 62 perlas barrocas, 168 amatistas, 1 topacio y 4.902 granos de oro. ¿Qué os parece?

Siete años -entre 1700 y 1707- tardó en fabricarla el español José de Galaz ayudado por dos orfebres y por encargo de la Compañía de Jesús de la Hidalga Villa de Santa Fe de Bogotá. Por eso, también se conoce como la Custodia de los Jesuitas. Costó hacerla 1.100 pesos -equivalente a unos cien mil dólares de hoy-, más la alimentación de los que trabajaron en ella. En esta cantidad no estaban incluidos los materiales pues solamente el topacio costó 400 pesos, unos cuarenta mil dólares. El día de su entrega el 16 de julio de 1707, Galaz la tasó en 20 mil pesos, unos dos millones de dólares.

Cuenta la leyenda que los jesuitas mandaron fabricar la custodia para esconder las piedras preciosas que no habían sido declaradas a la Corona. Ellos, claro está, siempre lo negaron. Hasta 1767 estuvo exhibida en la Iglesia de San Ignacio pero cuando Carlos III decretó la expulsión de los jesuitas comenzó el misterio de su paradero. Unos aseguraron que había sido vendida a un coleccionista norteamericano; otros que permanecía escondida en los sótanos del Colegio de San Bartolomé de Bogotá y hasta se habló de que fue a parar al Vaticano. Algunos se atrevieron a asegurar que existía un duplicado vendido como original al Banco de la República de Colombia. Lo cierto es que en 1985 éste pagó 413 millones de pesos (unos 3,5 millones de dólares) por ella. La verdad, no sé si les dieron gato por liebre pero merece la pena acercarse a verla. Es una verdadera maravilla.



sábado, 13 de agosto de 2011

Los cazafantasmas

Este país no deja de sorprenderme. Ahora me entero de que en Medellín hay una funeraria que está realizando el primer censo de fantasmas en Colombia. De verdad que no estoy de broma. Ya hay 215 de estos seres sobrenaturales debidamente censados y clasificados.

El cerebrito de toda esta operación se llama William Betancur, es gerente de la funeraria que lleva su apellido y lo del "censo fantasmal" se le ocurrió después de sentir a diario y por todos los rincones de su negocio la presencia del espíritu de su perro, muerto hace unos meses.

En grupo de tres, los cazafantasmas que trabajan para Betancur se enfundan en capas y con camándula -un rosario para que nos entendamos-, agua bendita y brújula en mano, recorren los edificios y casas deshabitadas de la ciudad buscando a los pobres desdichados. Dicen que si la aguja de la brújula se mueve rápido es que hay un fantasma cerca. Por cierto, dos condiciones indispensables para estos cazafantasmas: estar en paz con Dios y tener los nervios de acero. No me extraña.

Cuenta el tal William que las manifestaciones de los fantasmas pueden ser luminosas, a manera de destellos o bolas de luz; sonoras como pasos, ruidos o voces, y por supuesto, en forma de figura humana. ¿Con cuál os quedáis vosotros? Yo tengo que pensármelo.

En principio la idea era buscar sólo fantasmas en Medellín, pero ya están recibiendo llamadas de Bogotá y hasta de Argentina donde ya les conocen como los "gasparines", en recuerdo de Gasparín El Fantasma Amistoso de Disney.

¿Y sabéis qué va a hacer William con este censo? Pues quiere editar un libro y hasta se plantea rodar una película. Mientras tanto, ahí va uno de sus consejos: "Hay que tener más miedo a los vivos que a los muertos". Pues habrá que hacerle caso.

viernes, 12 de agosto de 2011

Velatorios online

Sí, lo sé, la historia es un poco macabra pero me resisto a no contarla. En la ciudad de Bucaramanga existe una funeraria que se llama Los Olivos, pionera en el negocio de los velatorios virtuales. Yo no había oído hablar de esto en mi vida, la verdad, pero después de enterarme de qué va la cosa hasta me parece un método sencillo y bien práctico teniendo en cuenta la de colombianos que viven fuera de su país y están en situación ilegal o no tienen dinero para dar el último adiós a sus seres queridos.

¿Y en qué consiste el servicio? La empresa encargada instala una videocámara en la sala del velatorio -gratis para sus afiliados y a un costo equivalente a 10 dólares la hora si son particulares- para que los familiares de la persona fallecida sigan paso a paso por la web la despedida. Al familiar que está fuera se le entrega una clave de ingreso que le permite conectarse a una cámara de 360 grados -que él maneja a su antojo- y que dispone de sonido en tiempo real. Funerarias de Inglaterra, Brasil, Israel, Argentina y Perú ya ofrecen también este servicio. ¿Y en España? Pues no lo sé. Tendré que investigar. ¡Por cierto! Quien quiera puede pedir una copia en DVD para guardarla.

Pero aquí no acaba la historia en lo que a servicios funerarios se refiere. Hay empresas colombianas que ofrecen otros bien curiosos como el envío de cenizas al espacio, sepelios para mascotas o ceremonias especialmente diseñadas para fanáticos del fútbol. Después de todo esto a mí sólo se me ocurre decir: Descansen en paz.

jueves, 11 de agosto de 2011

Las cabañuelas, ¿pura fantasía?

Recuerdo de pequeña que siempre que llegaba el mes de agosto mi padre nos hablaba de las cabañuelas. Para quienes no sepáis de qué va esto, y con el fin de no equivocarme porque el tema tiene su intríngulis, os copio literal la definición de un afamado diccionario: "Cálculo o suposición puramente fantástica, por el que se pretende pronosticar el tiempo que hará en cada mes, rigiéndose por el que hace en los doce primeros días del año, o deduciéndolo de la observación de las variaciones atmosféricas acaecidas en los veinticuatro primeros días del mes de agosto del año anterior". ¿Puramente fantástica? Pero si yo estaba convencida de que acertaban al cien por cien. A mí esto de las cabañuelas siempre me ha parecido tan misterioso, mágico y divertido. Pero en fin, con la Iglesia, perdón, con el diccionario hemos topado.

Bueno, el otro día mi padre me animó a investigar sobre las cabañuelas en Colombia, porque yo siempre pensé que era un asunto exclusivo de España, pero estaba equivocada. Y me he enterado de que aquí este método también existe pero a diferencia de España, donde se tienen en cuenta los 24 primeros días de agosto, la observación colombiana se basa en lo que sucede en la atmósfera durante los primeros 12 días de enero. Cada día representa un mes del año; el primero de enero será el tiempo que habrá en enero, el 2, el de febrero, y así sucesivamente. Para rizar más el rizo y comprobar que los pronósticos climáticos acertarán, los colombianos utilizan la prueba de la contra cabañuela, es decir que el día 13 de enero corresponderá a diciembre y así sucesivamente hasta llegar a enero en el día 24 de enero.

No sé si esto de las cabañuelas sigue teniendo sentido con el fenómeno del Niño, de la Niña, el calentamiento de la tierra, el deshielo de la Antártida y yo qué sé cuántas cosas más. Pero por si acaso, y si estáis en España durante este mes, no perdáis de vista el cielo, por favor. Y luego me contáis. Me da igual lo que diga el Espasa Calpe.

miércoles, 10 de agosto de 2011

El autogol de "El Caballero"

El otro día me contaron una historia que me puso los pelos de punta y que por lo que pude comprobar todavía Colombia no ha podido olvidar.

22 de junio de 1994. Mundial de Estados Unidos. Partido entre la anfitriona y Colombia en el estadio Rose Bowl de Los Ángeles ante más de 93.000 espectadores. En el minuto 13 del encuentro, el defensa colombiano Andrés Escobar, conocido como "El Caballero", intenta despejar un balón, ante la presencia del estadounidense John Harkes, con tan mala suerte que lo mete dentro de su propia portería. EE.UU gana el partido 2-1 y Colombia queda fuera del Mundial.

De regreso, Escobar disfruta de unas vacaciones en su ciudad, Medellín. Una noche, en una discoteca, se encuentra con Humberto Muñoz Castro quien le insulta por el fatídico autogol ante Estados Unidos. El futbolista intenta no pelear pero Muñoz, al que llaman "El Marrano", ni corto ni perezoso, no se lo piensa dos veces y le pega doce tiros con su revólver calibre 38. Andrés Escobar, de 27 años, no llega vivo al hospital. Más tarde se sabe que Muñoz ha sido contratado por Juan Santiago y Pedro David Gallón, dos mafiosos de las apuestas deportivas.

Al conocerse la muerte de "El Caballero", Colombia entra en estado de shock. El asesino es condenado a 43 años de cárcel, pero once años más tarde sale en libertad condicional por "buena conducta". El país entero observa con estupor cómo el individuo que se cargó al futbolista vuelve a pisar la calle.

Pobre Ándres. Él que decía eso de que "en el fútbol queda demostrada la estrecha relación entre la vida y el juego. En el fútbol, a diferencia del toreo, no hay muerte. En el fútbol, jugando, no matan a nadie. Es más alegría, diversión". Pues ya ves cómo terminó.




martes, 9 de agosto de 2011

¿Mis abuelos? Bien, gracias

En una reunión con colombianos te pueden contar una historia como ésta con toda la naturalidad del mundo y sin pestañear. A mí me ha pasado: "El día que murió mi abuela cayó el diluvio universal. Tuvimos que esperar en casa toda la familia hasta que paró el aguacero porque era imposible llevar el féretro hasta el cementerio. Cuando dejó de llover salimos todos en procesión a la calle y cual fue nuestra sorpresa cuando vimos que sólo había llovido encima de casa de mi abuela; el resto del pueblo estaba seco, no había ni un charco". Pero la historia no acaba aquí. "El día de su muerte, mi abuela se despidió de todos nosotros". ¿Antes de morirse, no?, le pregunto yo inocentemente. "No, una vez ya muerta -me contesta-. La vi perfectamente cómo entraba en la habitación donde estábamos todos los nietos y se fue despidiendo de uno en uno". Me quedo de piedra; la verdad, no sé qué decir.

O te pueden sorprender con otro relato como éste. "Mi abuelo nació en Curaçao pero ya mayor marchó a vivir a Buenaventura. Allí conoció a mi abuela, de 17 años, y se casó con ella. Mi abuelo murió, mi abuela quedó joven y viuda y contrató al negro Martín que entró a trabajar con 15 años. Recuerdo los veranos en casa de mi abuela, con todos mis primos, y lo que nos gustaba ir de excursión con Martín al puerto porque para nosotros era toda una aventura.

Todos los días, sin perdonar uno, a eso de las cinco y media de la tarde, mi abuela nos encerraba a todos los primos en una habitación, nos acostaba y salía fuera a rezar el rosario con Martín. El jardín de la casa era pura selva y nosotros oíamos volar a los murciélagos. Mientras rezaba, la voz de mi abuela subía y bajaba de tono sin explicación aparente. Con los años supimos que mi abuela y Martín fueron amantes toda la vida y quién sabe si sus encuentros amorosos tuvieron lugar en esas noches de rezos y devociones".

¿Y tus abuelos? Me preguntan al terminar de contar sus historias. ¿Mis abuelos? Bien gracias, les contesto yo.

lunes, 8 de agosto de 2011

La mochila arhuaca

En la Sierra Nevada de Santa Marta, en la costa atlántica colombiana, se levanta el macizo montañoso litoral más alto del mundo. Allí, junto a otros grupos étnicos, viven los arhuacos, también conocidos como los ika, tejedores de la mochila de la que os quiero hablar hoy, todo un símbolo de Colombia.

Los arhuacos son un pueblo profundamente espiritual. Creen en la existencia de un Creador y Gran Padre, Kakü Serankua, del que descienden los primeros dioses y seres materiales, y en otros padres como el sol y los nevados y en otras madres como la tierra y la luna.

En los 60, época de gran transformación en Colombia, el despertar de las luchas indígenas hizo que los jóvenes miraran hacia su pasado y se fijaran en pueblos como el arhuaco que había conseguido expulsar de su territorio a los misioneros católicos. Y fue en esos años cuando los colombianos adoptaron como parte de su indumentaria la mochila arhuaca, cargada de símbolos. Desde entonces, allá por donde van las llevan con enorme orgullo. Cuando paseó por Bogotá veo siempre a muchísima gente con estas mochilas.

La mochila, confeccionada en algodón, lana y fique, es el lienzo en el que se plasma el pensamiento indígena arhuaco. Como estructura cilíndrica que configura un espacio cerrado es símbolo de feminidad y fertilidad, es seno materno, representación de la Madre Tierra, la gran madre cósmica, origen y fin de todo cuanto existe. Sus figuras son interpretaciones de la vida comunitaria y la grandeza de la naturaleza. Además, identifica ante los demás miembros de la comunidad el tana o linaje familiar de aquel que la lleva.

Tejer mochilas es una actividad estrictamente femenina. Desde bien pequeñas, las gaysenu -las niñas- ensayan sus primeras puntadas junto a sus madres o hermanas mayores. Cuando una muchacha termina de tejer su primera mochila, debe llevarla ante el Mamu para que sea usada en los diversos rituales de iniciación que la inician en la vida comunitaria.

Según la tradición arhuaca, cada hombre debe llevar por lo menos tres mochilas colgadas sobre su pecho. Una de vivos diseños y colores llamada chigekwanu, en cuyo interior se guardan los objetos personales. Otra un poco más pequeña tejida en lana o algodón con los mismos diseños de la anterior, conocida como zizhu, donde guardan las hojas de ayo (coca), que siempre va colgada de un hombro o guardada en la anterior y una tercera hecha en fique donde se guardan los alimentos o el equipaje para los viajes. Es común observar una cuarta mochila colgada de los brazos o en el interior de la chigekwanu y que se usa para guardar el poporo. Las mujeres llevan mochilas llamadas tutugavu colgadas de sus frentes.

Después de escribir esto he decidido comprarme una de estas mochilas para sentirme un poquito más colombiana.

domingo, 7 de agosto de 2011

La suerte de la fea, la bonita la desea

La semana pasada, trabajando en RCN, me enteré de que esta cadena de televisión produjo Yo soy Betty, la fea, según el libro Guinnes, la telenovela más exitosa en la historia de la tele, al ser emitida en más de 100 países, doblada a 15 idiomas y contar con 22 adaptaciones alrededor del mundo. Ha habido Betty israelí, turca, rusa, checa, india, vietnamita, alemana, griega, española y hasta china, donde por cierto la serie se llamó Chou Nu Wu Di, La fea sin rival. La versión más famosa, después de la original, fue en los Estados Unidos con Ugly Betty, producida por Salma Hayek. También se hizo una Betty en dibujos animados para los más pequeños y hasta se sacó al mercado una muñeca. Menudo negociazo.

Según me contaron en RCN, todavía se acuerdan de cómo Colombia contuvo el aliento la noche del martes 8 de mayo de 2001 cuando Betty, la heroína favorita de la televisión interpretada por Ana María Orozco, dio, finalmente, el "sí quiero", a su amado Armando, bellísima, sin sus braquets en los dientes y enfundada en un carísimo traje de novia.

Betty dejó ganancias estimadas al mes de cerca de 3.000 millones de pesos y provocó que el apagado de las teles en Colombia se retrasará desde las 21 horas a las 21,40 horas. Además, logró reunir cada noche a tres millones y medio de colombianos frente al televisor. Desde su estreno el 25 de octubre de 1999, se pudieron ver 338 capítulos de media hora. Tan pendiente estaba el país entero de la telenovela que cuando en uno de los capítulos le ofrecieron a Betty una "mordida" de cien millones de pesos, dos periódicos pidieron en sus editoriales que por favor no la dejaran corromperse.

La historia de la chica buena e inteligente que no responde a los parámetros clásicos de belleza, enfrentada a un batallón de mujeres con el pelo teñido, vanidosas y tontas, y todo ello tratado con mucho humor, fue una verdadera revolución en el mundo de las telenovelas que, por primera vez, ponía en primer plano a una mujer poco agraciada y de quien, finalmente, el galán se enamora. Millones de mujeres se identificaron con ella y todavía, miles de fans en el mundo entero, revientan los foros en Internet. Para ellas, Betty es eterna.

¿Y a quién se le ocurrió esta historia? Pues se llama Fernando Gaitán, es colombiano, guionista de otras exitosas telenovelas como "Café con aroma de mujer" o "Hasta que la plata nos separe", y ahora es un jefazo en RCN. Gaitán ha contado muchas veces que Betty la fea fue una producción de bajo presupuesto, rodada el 85% en estudio y sin grandes estrellas. De hecho le dieron los protagonistas más baratos.

Gaitán dice que cada vez que escribe una novela se pregunta: "¿Mi mamá entenderá esto? ¿Y mi abuela? Pues si ellas lo entienden los demás también lo harán”. Este debe ser parte de su secreto.

Y después de haberos contado todo esto y desearos un feliz día que para mí ahora empieza yo me quedo con eso que dice la suerte de la fea, la bonita la desea.

viernes, 5 de agosto de 2011

Gracias Rafa

Es actor, locutor, director, no sé cuántas cosas más, y dueño de la mejor tasca española de todo Bogotá, La Bodeguita. Se llama Rafael Taibo y he leído por ahí que con diez años, y después de dar mucho el follón, consiguió que su padre -por cierto la voz en España del Comandante Cousteau- le regalara una cámara de 8 mm. con la que grabó sus primeros cortometrajes. Desde entonces, no ha parado. Se me olvidaba deciros que es español, del Ferrol, y que lleva ya varios años viviendo en Colombia.

Yo he tenido la suerte de estar estos días a su lado en el rodaje de un vídeo que dirige para RCN, el canal de televisión líder en Colombia que llega a más de 8 millones de hogares en todo el mundo y en el que él trabaja. Y me he contagiado de su entusiasmo y profesionalidad a la hora de rodar y dirigir a los actores y me he reído muchísimo con su inteligentísimo sentido del humor. Y he aprendido, gracias a él, cómo se dirige a un equipo y lo importante que es valorar y confiar en el trabajo de cada uno.

Además, he podido recorrer de arriba a abajo las instalaciones de la cadena -en la que trabajan cerca de 2.000 personas-, ver cómo se hace un informativo en directo, pasearme por los decorados de una novela, jugar en un decorado virtual, conocer a editores, directores -como Sergio Cabrera que ha dirigido en España la serie "Cuéntame cómo pasó"-, presentadores, actores, productores y guionistas -como Fernando Gaitán, el que se inventó "Betty la fea"-, hacer buenos amigos, y enterarme por ejemplo de que en Colombia a un mono de trabajo se le llama overol y lo qué es un time-lapse. Y muchísimas cosas más. Gracias Rafa por darme esta oportunidad.

Os dejo una foto suya de "La Pola", una novela que hasta hace poco se ha estado emitiendo aquí y en la que él interpretaba a Pablo Morillo, el general español que llegó a la entonces Nueva Granada para sofocar la rebelión criolla.

Yo me llamo cumbia


Se miran de frente, con coquetería y galanteo. Ella, muy digna, alza la cabeza y estira el cuello, mientras de reojo mira a su pareja. En una de sus manos lleva unas velas encendidas y con la otra levanta a la altura de la cintura un extremo de su falda de volantes que mueve sensualmente al ritmo de la música. Está enfadada. Él, de blanco y con un pañuelo rojo al cuello, pone cara de arrepentimiento. Suena la tambora. El hombre coloca bien su sombrero, contonea la cadera y deslizando suavemente sus pies camina en zigzag hasta su amada decidido a reconquistarla. Le baila al frente, a los lados, por detrás, da vueltas a su alrededor. Nunca dejan de mirarse a los ojos. Así se baila la cumbia, la expresión más pura del mestizaje colombiano, nacida en el siglo XVIII en el delta del río Magdalena, en la costa caribeña, y cuyo nombre deriva del vocablo africano cumbé que significa fiesta o jolgorio.

La cumbia tradicional es sólo instrumental, con tambores -llamador, alegre, tambora-, flauta de millo o gaitas -ojo, nada que ver con las gallegas-, maracas y guache. En la región vallenata incorporan el acordeón. Y lo de ponerle letra es relativamente reciente.

¿Qué más os puedo contar de la cumbia? Pues que ha dejado de ser propiedad colombiana para irse a pasear por medio mundo de la mano de voces como Totó la Momposina, María de Mulata, Carlos Vives o Joe Arroyo y que toda Latinoamérica la ha adoptado como suya. Y en este viaje, se ha ido mezclando con otros sonidos, dando paso a nuevas formas de bailarla y escucharla. Rico.

"Yo me llamo cumbia, yo soy la reina por donde voy
no hay una cadera que se esté quieta donde yo estoy
mi piel es morena como los cueros de mi tambor
y mis hombros son un par de maracas que besa el sol”.

Pues eso.... Y para que veáis cómo se baila la cumbia por el mundo entero, aquí os dejo un vídeo. No os lo perdáis

http://youtu.be/DObuGs1HqcM

jueves, 4 de agosto de 2011

Hoy toca almorzar corrientazo

En España, que yo sepa, un corrientazo no es más que una descarga eléctrica en el cuerpo de una persona o animal. En Colombia, además, es un almuerzo popular. He investigado y os cuento de lo que me he enterado.

Según datos del Gobierno, sólo en Bogotá existen cerca de 5.000 locales que ofrecen estos "corrientazos". Por 5 ó 6 mil pesos -entre dos y tres euros- te comes un menú que incluye sopa y lo que se conoce como seco que es una porción más bien pequeña de carne -res, pollo o cerdo- arroz, papas, plátano y en algunos sitios, y con un poco de suerte, ensalada. A veces se completa con la sobremesa: jugo de frutas o aguadepanela. Si el precio sube a unos 8 mil pesos pasa a llamarse menú ejecutivo.

¡Muy importante! La calidad del local se mide no sólo por la comida sino también por su ají, la salsa picante con la que acompañarla. El mejor es el que se hace con chiles verdes molidos, cilantro y cebolla junca -la larga-. Si se quiere, se puede añadir tomate chonto, más pequeño y más seco que el español.

Es tal la cantidad de gente que almuerza todos los días en estos locales que sirven "corrientazos" que la Secretaría Distrital de Salud de Bogotá, preocupada porque estos menús son poco saludables si se toman a diario dada su alta cantidad de grasas, colesterol y harinas, ha puesto en marcha una iniciativa para transformarlos en dietas más nutritivas y equilibradas, controlando las grasas utilizadas, que siempre se sirva una ración de fruta y otra de verduras, no más de dos almidones por plato y que se utilicen condimentos naturales como el apio, el tomillo o el laurel. Los mejores, serán premiados.

Hoy, definitivamente, toca almorzar corrientazo.

miércoles, 3 de agosto de 2011

I ♥ Choripan

Un choripán, no nos compliquemos la vida, es ni más ni menos que un bocadillo de chorizo. Eso sí, el chorizo tiene que ser fresco, de carne picada de cerdo y vacuno y hay que asarlo en la parrilla. En Argentina, donde dicen que se lo inventaron, se lo comen con chimichurri y en Chile, con una salsa que se llama pebre. Aquí en Colombia muchos prefieren para prepararlo la arepa en vez del pan francés. Sobre gustos no hay nada escrito. Yo lo he probado y la verdad es que está delicioso, sobre todo, antes de llegar a casa después de haber estado toda la noche bailando.

En fin, recetas culinarias aparte, ayer por la mañana estuve dando una vuelta por I ♥ Choripan, una feria de moda que se celebra estos días en Bogotá. Hacía una mañana preciosa, muy soleada -la verdad es que después de estos días de frío y lluvia se agradece-, así que disfruté mucho y me divertí viendo ropa, bolsos, bisutería, zapatos y comprando algunas cosas.

En la feria -que estará abierta hasta el próximo sábado a mediodía- hay de todo y hecho por gente muy joven, así que si estáis por Bogotá es un buen plan daros un paseo por la zona que hay entre la estación de Transmilenio de las Aguas y la Universidad de los Andes que es donde están todos los "puesticos".

Me ha encantado la bisutería que hace una chica jovencísima que se llama Carolina Hellal -su marca se llama "Hellal"-; la ropa interior de "Santa Alma"; las medias pintadas a mano de "Diente de león"; la ropa de Johana Cardona; los accesorios de Carolina Salazar, "Santa" y "De corazón"; y los bolsos de "Floripondia".

Lo que yo te diga; en este país hay talento, y mucho.

martes, 2 de agosto de 2011

Cielito lindo III

Little Lucía

De pequeña era feliz guardando en el baúl que le había regalado su abuelo todo lo que encontraba por el camino. Estudió en Milán y a su vuelta encontró en Colombia, su país, la inspiración que necesitaba.

Natalia Criado tiene 27 años, es el alma mater de Little Lucía y una de las grandes revelaciones de Colombiamoda, la feria que hace unos días celebró con gran éxito en Medellín su 22 edición, ratificándose como la plataforma de negocios y moda más importante de Latinoamérica, con una expectativa de ventas superior a los 95 millones de dólares. ¿Y qué dicen los expertos que se llevará en Colombia el año que viene después de haber visto todos estos desfiles? Pues una moda con menos color, poca piel a la vista, materiales más livianos y siluetas más amplias de cortes irregulares. Yo por ahora voy a seguir aquí en Bogotá con mis pantalones, mis botas y mi buena chaqueta porque últimamente hace un frío que pela.

Pero volvamos al trabajo de Little Lucía. Me parecen muy divertidas y originales las piezas realizadas a mano con objetos cotidianos que Natalia ensambla con broches, animales de plata, oro, cristales, perlas y borlas con las que invoca la fantasía de una infancia. Todo un cuento de hadas. Os sugiero que os deis una vuelta por su web
little-lucia.com

lunes, 1 de agosto de 2011

San Rufino José Cuervo, ¡apiádate de nosotros!


A los 19 años ya hablaba y escribía las lenguas clásicas, sabía árabe, hebreo y sánscrito. Llegó a conocer 32 idiomas, fue investigador de dialectos antiguos y, según Menéndez y Pelayo, el "filólogo más grande de la lengua española que produjo el siglo XIX". Pero a él siempre le gustó presentarse en los círculos académicos con una tarjeta de visita que decía: "Rufino José Cuervo, cervecero".

¿Y cómo eso? Pues porque este ilustre bogotano, del que precisamente este año se conmemora el centenario de su muerte en París, además de ser el autor del monumental “Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana", montó junto a su hermano la primera fábrica de cerveza de Colombia.

Esta es la historia. A los 21 años, con su amigo Miguel Antonio Caro, Rufino escribió una excelente gramática latina y a los 22, ya sin ayuda, "Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano". Con 23 años su padre, que llegó a ser vicepresidente de la República, murió y ante la difícil situación económica en la que quedó la familia, decidieron montar una fábrica de cerveza. Y lo hicieron en su propia casa -que se puede visitar en el barrio de La Candelaria de Bogotá- con la cebada que trajeron de la finca familiar. Ángel, el hermano, fabricaba la cerveza; Rufino José cobraba y llevaba la contabilidad. La Cerveza Cuervo, la primera fabricada en Colombia, se vendió durante 14 años y los hermanos lograron hacerse con el 80 por ciento del mercado bogotano con sus cervezas "Pale ale", "Excelsior ale", "Porter" y "Bitter ale".

Con 36 años, tras vender la fábrica y embolsarse una buena cantidad de dinero, nuestro protagonista marchó a París para nunca más volver. Y allí dedicó los últimos 29 años de su vida a reconstruir la historia y el uso de la lengua española, letra por letra, palabra por palabra en su "Diccionario" del que consiguió publicar dos tomos de la A a la D y dejó las bases con las que los lexicógrafos colombianos armaron seis tomos de la E a la Z.

Un loco y un santo. Así habla de él Fernando Vallejo, escritor y gramático colombiano, quien nos deja estas palabras: "¡Qué bueno que te moriste, Rufino José! No habrías resistido el adefesio en que te convirtieron el idioma. Pretendiste apresar en siete tomos todo el caudal de tu idioma. Imposible. El idioma es como un río que no agarra nadie. El río fluye y se va. El idioma es fugaz, deleznable, cambiante, pasajero, traicionero... Los idiomas cambian, se empeoran... Nos putiaron el idioma... San Rufino José Cuervo Urisarri que desde el cielo nos estás viendo, ¡apiádate de nosotros!”.