Sí, lo sé, la historia es un poco macabra pero me resisto a no contarla. En la ciudad de Bucaramanga existe una funeraria que se llama Los Olivos, pionera en el negocio de los velatorios virtuales. Yo no había oído hablar de esto en mi vida, la verdad, pero después de enterarme de qué va la cosa hasta me parece un método sencillo y bien práctico teniendo en cuenta la de colombianos que viven fuera de su país y están en situación ilegal o no tienen dinero para dar el último adiós a sus seres queridos.
¿Y en qué consiste el servicio? La empresa encargada instala una videocámara en la sala del velatorio -gratis para sus afiliados y a un costo equivalente a 10 dólares la hora si son particulares- para que los familiares de la persona fallecida sigan paso a paso por la web la despedida. Al familiar que está fuera se le entrega una clave de ingreso que le permite conectarse a una cámara de 360 grados -que él maneja a su antojo- y que dispone de sonido en tiempo real. Funerarias de Inglaterra, Brasil, Israel, Argentina y Perú ya ofrecen también este servicio. ¿Y en España? Pues no lo sé. Tendré que investigar. ¡Por cierto! Quien quiera puede pedir una copia en DVD para guardarla.
Pero aquí no acaba la historia en lo que a servicios funerarios se refiere. Hay empresas colombianas que ofrecen otros bien curiosos como el envío de cenizas al espacio, sepelios para mascotas o ceremonias especialmente diseñadas para fanáticos del fútbol. Después de todo esto a mí sólo se me ocurre decir: Descansen en paz.
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