Siempre he sido una mujer de letras. Qué le vamos a hacer. A mí eso de la física cuántica, las matemáticas y demás complejidades nunca me ha ido nada bien. Así que ayer, lo confieso, tuve que leer más de una vez la noticia de que un grupo de investigadores colombianos ha encontrado un mecanismo para extraer energías de las nubes de tormenta y almacenarlas.
Os relato la secuencia desde el principio y bien despacito para no liarme. Hace seis años, un tipo que se llama Francisco José Román, responsable del proyecto del Grupo de Compatibilidad Electromagnética de la Universidad Nacional de Colombia, descubrió un mecanismo para extraer energía de las nubes de tormenta y, de paso, logró comprobar esa teoría. Lo que no se consiguió entonces fue almacenar esa corriente al ser de muy baja potencia. Pero ahora sí que
ha sido posible gracias a los adelantos de la tecnología y a varias tesis de estudiantes de la Universidad Nacional de Bogotá.
Hasta aquí todo bien pero yo me pregunto ¿cómo es posible capturar las corrientes eléctricas de las nubes de tormenta sin que provengan de un rayo? La explicación, según he leído, es la siguiente: en la parte inferior de la nube se forman descargas eléctricas negativas y en el suelo, cargas positivas. Eso hace que se produzcan fuerzas de atracción entre las descargas eléctricas. Ahí es donde se forma el campo eléctrico, conocido como 'corriente campana'. En dicho campo eléctrico, formado entre el suelo y las nubes de tormenta, es donde los investigadores lograron captar limitadas cantidades de energía y ahora almacenarla. Falta ahora encontrar el camino para aprovechar esta energía. En este momento, se estudia cómo se comporta el sistema para poder transmitir la energía acumulada de forma eficiente a baterías de celulares y otros dispositivos electrónicos.
Yo mientras tanto voy a darme un paseo por las nubes y de paso a ver si me encuentro a mi amigo Jorge Fin, el de la foto, que las pinta como nadie.
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