En la Sierra Nevada de Santa Marta, en la costa atlántica colombiana, se levanta el macizo montañoso litoral más alto del mundo. Allí, junto a otros grupos étnicos, viven los arhuacos, también conocidos como los ika, tejedores de la mochila de la que os quiero hablar hoy, todo un símbolo de Colombia.
Los arhuacos son un pueblo profundamente espiritual. Creen en la existencia de un Creador y Gran Padre, Kakü Serankua, del que descienden los primeros dioses y seres materiales, y en otros padres como el sol y los nevados y en otras madres como la tierra y la luna.
En los 60, época de gran transformación en Colombia, el despertar de las luchas indígenas hizo que los jóvenes miraran hacia su pasado y se fijaran en pueblos como el arhuaco que había conseguido expulsar de su territorio a los misioneros católicos. Y fue en esos años cuando los colombianos adoptaron como parte de su indumentaria la mochila arhuaca, cargada de símbolos. Desde entonces, allá por donde van las llevan con enorme orgullo. Cuando paseó por Bogotá veo siempre a muchísima gente con estas mochilas.
La mochila, confeccionada en algodón, lana y fique, es el lienzo en el que se plasma el pensamiento indígena arhuaco. Como estructura cilíndrica que configura un espacio cerrado es símbolo de feminidad y fertilidad, es seno materno, representación de la Madre Tierra, la gran madre cósmica, origen y fin de todo cuanto existe. Sus figuras son interpretaciones de la vida comunitaria y la grandeza de la naturaleza. Además, identifica ante los demás miembros de la comunidad el tana o linaje familiar de aquel que la lleva.
Tejer mochilas es una actividad estrictamente femenina. Desde bien pequeñas, las gaysenu -las niñas- ensayan sus primeras puntadas junto a sus madres o hermanas mayores. Cuando una muchacha termina de tejer su primera mochila, debe llevarla ante el Mamu para que sea usada en los diversos rituales de iniciación que la inician en la vida comunitaria.
Según la tradición arhuaca, cada hombre debe llevar por lo menos tres mochilas colgadas sobre su pecho. Una de vivos diseños y colores llamada chigekwanu, en cuyo interior se guardan los objetos personales. Otra un poco más pequeña tejida en lana o algodón con los mismos diseños de la anterior, conocida como zizhu, donde guardan las hojas de ayo (coca), que siempre va colgada de un hombro o guardada en la anterior y una tercera hecha en fique donde se guardan los alimentos o el equipaje para los viajes. Es común observar una cuarta mochila colgada de los brazos o en el interior de la chigekwanu y que se usa para guardar el poporo. Las mujeres llevan mochilas llamadas tutugavu colgadas de sus frentes.
Después de escribir esto he decidido comprarme una de estas mochilas para sentirme un poquito más colombiana.
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