Detesto los hoteles todo incluido, esos en los que te marcan la muñeca con una pulsera como si fueras una vaca y a comer y beber en plan se va a acabar el mundo. Sueño con sitios exclusivos y lujosos, y quién no, pero el presupuesto no me da para tanto, así que cuando viajo, y puedo, intento encontrar esos alojamientos llenos de encanto pero asequibles a mi bolsillo en los que me quedaría días y días porque me siento como en casa. En mi último viaje al Amazonas he dormido en hamacas, cabañas, casas particulares y hasta encima de un árbol a cuarenta metros de altura pero donde realmente me hubiera gustado pasar al menos un día perdida del mundo es en Calanoa, un proyecto liderado por Marlene y Diego Samper, reconocido fotógrafo colombiano, levantado en plena selva, a orillas del río, a 70 kilómetros de Leticia y muy cerquita de la comunidad indígena ticuna de Mocagua, que busca contribuir a la conservación biológica y cultural de la zona. La foto de arriba es del comedor al aire libre y todo allí es así de bonito y cuidado. Se nota que se ha puesto mucho amor y dedicación. En el enlace de arriba podéis ver muchas más fotos hasta de todo el proceso de construcción. En mi viaje no he podido hospedarme allí porque estaba cerrado para trabajos de mantenimiento y mejora pero lo he recorrido de cabo a rabo y os aseguro que es un sitio increíble al que ojalá pueda volver pronto.
¿Y por qué me gusta tanto este lugar? Me gusta porque es un ejemplo del turismo que a mí me interesa y defiendo a capa y espada; ese que respeta todo lo que le rodea y se funde amorosamente con el entorno, sin agresiones ni invasiones. Pero no os penséis que Calanoa es sólo un precioso sitio donde quedarse a dormir en medio de la selva y pegadito al Amazonas; nada de eso, es mucho más. Es cierto que tiene dos acogedoras cabañas de arquitectura tradicional de la zona decoradas con artesanías indígenas y encantadores detalles y donde dan ganas de quedarse a vivir y además ofrece toda clase de servicios para turistas como paseos por la selva y el río, avistamiento de aves... Pero es que además allí se organizan talleres artísticos, encuentros científicos y un montón de actividades más.
Definitivamente Calanoa es un tesoro en pleno Amazonas y todo un ejemplo a seguir. ¿Quién se viene conmigo a conocerlo?
creo que estas cabañitas son mas de lujo que otros hoteles convencionales... ademas se tiene el placer de estar entre la naturaleza a un paso.
ResponderEliminarTenéis toda la razón! Gracias por vuestro mensaje
Eliminar¡Me encantó! Besos, Ángela (Argentina).
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