martes, 17 de julio de 2012

La Libertadora del Libertador

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Se conocieron el 16 de junio de 1822. Acompañado de su ejército, Simón Bolívar entraba triunfante en Quito donde Manuelita Sáenz había nacido y vivía. Ella escribiría después: "Un inesperado temblor pobló mi alma y mi cuerpo durante un segundo eterno. Desde ese momento mi vida le perteneció para siempre. Me había conquistado el halo del héroe magnífico y su indudable esplendor". Por la noche fueron presentados en un baile, Cupido hizo de las suyas y se hicieron inseparables, convirtiéndose en amantes y compañeros de lucha durante ocho años, hasta la muerte de Bolívar en 1830. 

Antes de conocer a Bolívar Manuelita no era ninguna santa; su madre desesperada la metió en un convento del que al poco tiempo se escapó de la mano de un joven amante. Mientras a todas las jovencitas se las educaba para casarse, ella soñaba día y noche con la independencia de Ecuador, animada por sus revolucionarios hermanos. Con su marido, el médico inglés y mucho mayor que ella James Thorne, se estableció en Lima donde se convirtió en toda una Mata-Hari que pasaba información y organizaba en su casa reuniones clandestinas. En 1822, una vez liberado Perú, y en gratitud a toda su ayuda por la causa, fue condecorada Caballeresa del sol, al patriotismo de las más sensibles.

¿Y por qué el apelativo de Libertadora del Libertador? Se lo puso el propio Bolívar. ¿Y a cuento de qué? Estaban los dos una noche de septiembre durmiendo juntos en el Palacio San Carlos de Bogotá cuando llegaron a matar al susodicho. Manuelita se percató, lo avisó con tiempo y le aconsejó que salvara su vida saltando por la ventana. Y así lo hizo. ¿Ya entendéis verdad lo de Libertadora del Libertador?  Hoy que tengo que ir a hacer unas cosas al centro voy a "retratarme" debajo de la famosa ventana que, por cierto, está muy cerca de la Plaza Bolívar y que tiene una placa conmemorativa que explica la hazaña. Prometo foto. 

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