Se levanta todos los días a las cinco de la mañana; Sandra, su madre, le tiene preparado el desayuno. Si el camino está seco tendrá la suerte de que la lleven a la escuela en moto; si llovió la noche anterior no le quedará más remedio que ir andando. Me cuenta que cuando comienza a caminar todavía es de noche; no tiene miedo pero para no caerse debe andar con mucho cuidado. Se llama Yeimy, tiene 12 años, la cara pecosa, unos enormes ojos verdes y una preciosa sonrisa.
Vive feliz con su familia en una finca a las afueras de Barichara, que sus padres cuidan, rodeada de perros, pájaros, caballos y gallinas. Un buen día, la guerrilla les echó de la casa en la que trabajaban entre Contratación y San Benito, en el Departamento de Santander. Yeimy tenía entonces cuatro años. Salieron a caballo deprisa y corriendo, con lo puesto, su papá, herido y Lizeth Bibiana, la hermana pequeña, recién nacida. Tras dar vueltas y vueltas terminaron en Bogotá donde empezaron desde cero una nueva vida. Acostumbrados a vivir en el campo no fue fácil la gran ciudad por lo que, a los cuatro años, aceptaron hacerse cargo de otra finca. Pero allí los insectos e insecticidas hicieron enfermar a Yeimy que vivía llena de heridas y picaduras. Hasta que un buen día sonó el teléfono y Juan Luis y Cuca les ofrecieron un trabajo cerca de Barichara y aquí están, y aquí la he conocido.
En el colegio Yeimy (en la foto de abajo con su hermana) es la alumna más destacada de la clase. Le gusta la ciencia, la tecnología y, como me cuenta, la investigación del medio ambiente. De mayor quiere ser enfermera o, por qué no, veterinaria. Escribe poemas y ama a los bebes, como Alpha, que acaba de llegar y a quien cuida con verdadera ternura. Tiene claro que lo mejor de vivir en la finca es levantarse por la mañana, ver los árboles y sentir el viento en la cara. Bogotá, dice, no le gusta tanto porque está muy lejos del campo.
Os recuerdo que ahora también podéis seguirme en facebook y regalarme un "Me gusta" en mi página de Colombia de una. Mil gracias.
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Una vida muy parecida a la de muchas niñas de Argentina (distancias grandes, urbes gigantes, zonas de campo olvidadas y lejos de la civilización, caminos intransitables,...). Una vida rodeada de naturaleza y muy dura a la vez. De nuevo, te felicito por el blog y te mando un beso desde Chascomús (Argentina). Ángela.
ResponderEliminarImagino Ángela que en Argentina hay muchos casos de estos. Pero ¿sabes una cosa? Yeimy aquí donde vive es muy feliz
EliminarBesos
De toda la historia, con sus cosas tristes y sus cosas bonitas, me quedo con que "Vive feliz con su familia en una finca a las afueras de Barichara".
ResponderEliminarSon tantas las familias colombianas victimas de un conflicto armado que dura ya demasiado tiempo... y entre tanto sufrimiento resulta reconfortante ver que por lo menos a alguien se le ha dado una nueva oportunidad, y que a pesar de que aún así tengan algunas dificultades pueden decir que se sienten felices.
Linda historia Toya, gracias.
Un beso desde España con corazón colombiano.
Es que realmente Yeimy aquí vive muy feliz; sólo tienes que ver la sonrisa que tiene desde que se levanta hasta que se acuesta.
EliminarLa triste historia de miles o millones de colombianos; gracias a Dios así como nos pasan cosas malas también tenemos la berraquera para salir adelante y no dejarnos estancar por ningún bache! Toya en el articulo del Señor de los Milagros te deje unos vídeos por si no los has visto saludes!
ResponderEliminarHola Sebastián! Estoy fuera de Bogotá desde el jueves con poca conexión a internet; por eso no he podido ver los vídeos que me enviaste. Hoy ya regreso... Gracias!
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