Ringgggggg. ¿Otra vez el despertador un domingo a las seis de la mañana? Nada, que no tengo solución. ¿Y dónde nos vamos hoy? Al Desierto de la Tatacoita, a 65 kilómetros de Bogotá ¿Me acompañas? ¿Sí? Pues vamos. No hay excursión que se precie sin un buen desayuno, así que paramos en Nemocón, nombre que significa "lamento o rugido del guerrero" al ser el lugar donde se reunían los indígenas para llorar la derrota y muerte de sus jefes. Ahora es un bonito pueblo de coloridas fachadas adornadas con pasajes bíblicos, flores, libélulas, mariposas, nubes y toda clase de fantasías pictóricas salidas de los pinceles de Juan Carlos Morales. La mina no la visitamos porque vamos justos de tiempo -otra vez será- pero sí que llenamos nuestros estómagos para la caminata que nos espera (ya me veis en la foto).
Antes de empezar nuestra ruta debéis saber que este desierto era un paraje bien desconocido hasta que mis amigos del grupo Caminantes del retorno lo descubrieran siguiendo las indicaciones de la gente del lugar y lo llamaran Desierto de Tatacoita por parecerse mucho, pero en pequeñito, al Desierto de la Tatacoa que hay en el Departamento del Huila y que estoy deseando conocer. Por cierto, una tatacoa es una serpiente ya desaparecida y parecida a la cascabel y este nombre se lo dieron los españoles por la cantidad de reptiles que se encontraron por la zona. Bueno, menos charla y más caminar que nos queda mucho por delante.
El sitio es precioso: como podéis ver en las fotos la erosión durante cientos y cientos de años ha formado un gran cañón en el que las arenas y las arcillas han labrado laberintos y cárcavas de increíble belleza y disparatadas formas. Cruzamos riachuelos y encontramos cactus, pinos, acacias, fiques, y mil y un arbustos. Esta vegetación, a veces tan árida, me recuerda mucho a España. ¡Y también el calor que hace! Francesca dice que se parece a la Capadocia en Turquía y tiene toda la razón. Hasta aquí todo bien pero de repente ¡¡horror!! Nos topamos de frente con una mina de arena -de las que sacan material para la construcción en Bogotá- que como una fiera, y sin compasión, está devorando estas formaciones y acabando con el paraje y eso que lo "venden" como el gran atractivo turístico de la zona. Jairo, nuestro guía, nos cuenta que en cuatro años el desastre ha sido total, nada es lo que era y la arena que mueve la mina está sepultando día tras día y sin descanso todo lo que encuentra a su paso. Los ciclistas han dejado de venir porque ya no pueden hacer sus rutas; nosotros tenemos que sortear montañas de arena para encontrar nuestro camino. De verdad que dan ganas de llorar. Haciendo de tripas corazón paramos a almorzar en un alto desde donde divisamos el triste panorama. Ante esto sólo puedo decir ¡Que alguien haga algo por favor! Y a vosotros todo esto ¿qué os parece?
* Todas las fotos son de mi amigo Jorge Bela menos la de abajo que es de Caminantes del retorno
En esta primera foto podéis ver el desastre...
Hola Toya! como suele suceder, el progreso va unido a la destrucción de la Naturaleza. Es necesario alguna cabeza que piense a largo plazo y no en los beneficios económicos de hoy. Hace años esta actitud de destrucción del medio ambiente en pos de una mejora económica de la zona podía tener cierta disculpa dada la falta de información en temas relacionados con la ecología (hoy no hay perdón posible, hasta el ciudadano de a pie está al tanto de las consecuencias nefastas de estas prácticas).
ResponderEliminarUn beso desde Argentina...Ángela.
Hola Ángela! Esto es lo que ha pasado también desgraciadamente en gran parte de España y sigue pasando xq la ambición humana no tiene límites.
EliminarUn beso desde Bogotá
Es de lamentar ver como nuestro gobierno que supuestamente busca lo mejor para todos ayude a destrozar y a regalar la mayor riqueza que tenemos, gracias a Dios las cosas estan cambiando y la gente ya esta cogiendo mas conciencia, ojala no sea tarde. Saludos!
ResponderEliminarOjalá no sea trade Sebastián, ojalá! Gracias x tu mensaje y feliz día!!!
EliminarUna entrada bonita y triste a la vez :( :(
ResponderEliminarNo entiendo como se puede permitir que se destrocen lugares tan maravillosos, en general, estamos destrozando el mundo y no seremos capaces de "verlo" y ser conscientes de ello hasta cuando, y muy seguramente, ya sea demasiado tarde.
Gracias Toya por mostrar las dos caras de la moneda.
Besos desde España con corazón colombiano.
Hola de nuevo, estuve investigando por aquí por la red para denunciar la explotación indebida del desierto de la Tatacoita y encontré estos dos enlaces web:
ResponderEliminarhttp://190.60.246.155/silpa_ut_pre/QuejasDenuncias/QuejasDenuncias.aspx?Ubic=Ext
http://www.car.gov.co/?idcategoria=443
Por si se pudiera hacer algo al respecto.
Muchas gracias por tu mensaje y por la información. Cuando tenga un rato le echo un vistazo
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