martes, 13 de marzo de 2012

El rancho kogui de Juan Luis y Cuca


Son colombianos. Se conocieron un buen día en 1982 y ya no se separaron. A los pocos meses Cuca decidió dejarlo todo y acompañar a Juan Luis a la Sierra Nevada de Santa Marta donde iba a hacer su año de prácticas tras acabar Medicina. Entonces no había carreteras ni nada que se le pareciera y para llegar a Ciudad Perdida, su primer destino, no les quedó otra que caminar y caminar cargados hasta arriba durante dos días. Pero ni eso ni nada les importó: en la sierra fueron muy felices, soñaron mucho y aprendieron más. A la vuelta, en su finca de Gachancipá, muy cerquita de Bogotá y donde había estudiado sus últimos años de carrera, Juan Luis levantó poquito a poco y con mucho amor, un bohío (en la foto), idéntico al que sirve de vivienda a los indígenas koguis (abajo en la foto), los Hijos del Jaguar, descendientes de la antigua cultura tayrona, con los que convivieron en la sierra.

Os cuento que para los indígenas la Sierra Nevada es una casa ceremonial; el lugar que concentra toda la responsabilidad con el resto de Universo, desde donde se vigila y custodia lo sagrado y lo vital para el Planeta, la base y unión con lo espiritual. Es el cordón umbilical que une el origen y el presente, lo espiritual y lo material, es la unión con la Madre. Y allí, en plena sierra, estuvieron viviendo Juan Luis y Cuca.

Este domingo los acompañé a su refugio; también vinieron Natalia y Camilo. El rancho es precioso y tiene una energía muy especial, pero lo que realmente me fascinó es el bosque andino que lo rodea -y se llama así porque está por encima de la selva húmeda tropical- y que Juan Luis lleva plantando desde hace más de treinta años. Hay raques, robles, romeros, encenillos, cedrillos, pinos romerones, alisos, palmas de cera, el árbol nacional de Colombia. Y raques, arrayanes, cerezos, bromelias, orquídeas, y un montón de especies más. Un auténtico vergel que recorrí feliz a su lado. Rematamos el día con un delicioso ceviche de corvina con maracuyá preparado por Cucamazorcas de maíz -muy típicas también en Murcia, mi ciudad-, y carne a la brasa cocinada con la ayuda de Misael. De despedida, Juan Luis nos tenía preparada una sorpresa: las vistas desde lo alto del páramo -que tantas veces ha recorrido con su caballo Piropo- de la laguna de Tominé y todos los pueblitos que la rodean. Gracias a todos por este día tan especial. Me encantó conoceros y ojalá volvamos pronto.

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5 comentarios:

  1. Otro rincón de Colombia que, tal y como lo describes, debe ser un pequeño paraíso, el paraíso de Juan Luis y Cuca :)

    Por lo que cuentas Juan Luis debe ser una persona muy especial, seguro que transmite serenidad y paz.

    Una duda, ¿seguro que los dos son colombianos?, lo digo porque Cuca no se usa en Colombia como nombre, diminutivo de nombre o de forma cariñosa, allí cuca tiene otra connotación... me resulta extraño...

    Un beso desde España con corazón colombiano.

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  2. Para macorisa: cuca en Colombia por ejemplo es como una especie de tortita morena que se come con leche. deliciosa

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  3. ¡Claro que si, tienes toda la razón, deliciosísimas! :)

    Además hay un dicho que dice: "mejor me lo gasto en cucas" jejejejeje

    Aún así me sigue sonando raro el nombre, nunca lo había escuchado allí en Colombia.

    Gracias y besos desde España con corazón colombiano.

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  4. Que buen lugar, este semana santa estaré yendo por estos lugares, espero poder conocer lo que nos muestras en tu blog!!!
    Un saludo Toya...

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    1. Ojalá podáis hacer todas las visitas!
      Un saludo Alejandro y gracias por tu mensaje

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