miércoles, 5 de octubre de 2011

Esto de pianguar se va a acabar


Años, años, años y más años sacando sin parar y sin control  millones y millones de pianguas -como las que veis en la foto- de los manglares del Pacífico colombiano. ¿Y ahora qué? El molusco en cuestión, al que en Ecuador llaman pata de mula y en México, almeja sangre -con estos nombres sinceramente qué pocas ganas dan de comérselo- está en peligro de extinción y lo han tenido que incluir en el "Libro rojo de invertebrados de Colombia". Hasta hay ya expertos que no le dan más de 5 años de vida. 

¿Y qué es lo que ha pasado para llegar a esto? Pues que el desempleo en toda esa zona ha llevado a que muchísima gente busque su medio de vida en estas pianguas que, por cierto, cada día tienen más difícil sobrevivir por la tala descontrolada de los manglares y porque las capturan muy pequeñas, incluso antes de su proceso de reproducción. Pobrecitas, así no hay manera.

Habitualmente son las mujeres y los más jóvenes -los hombres salen a pescar- los que recolectan las pianguas. Al amanecer agarran sus canoas, se plantan en los manglares y, aprovechando la marea baja, "conchean" durante más de ocho horas.

Más de 30 mil familias dependen de este molusco con el que se preparan caldos, sopas, guisos, ceviches y otros exquisitos platos como el que ganó el Premio Nacional de Gastronomía de Colombia hace unos años, el Tamal de Piangua, un plato reservado para Semana Santa y que hoy en día se consume los domingos, en fechas especiales y se vende en los mercados por encargo. Ahí va la receta:

La piangua se pone a hervir. Se abre la concha y se le saca la carne que ya está precocida y se pica. Se hace un buen sofrito con cebolla, tomate, orégano, tomillo y ajo, se le echa la piangua picadita y leche de coco, que es la que le da el punto. Después, se prepara la masa de plátano verde, se licua, se cocina, se le echa aceite y un poquito del mismo sofrito que se hizo para el relleno y se arma el tamal.

Parece fácil ¿verdad? Pues si queréis preparar este delicioso plato no os durmáis en los laureles porque esto de pianguar se va a acabar.


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