viernes, 28 de octubre de 2011

Dulcísima Dulce


Hay personas que te cuidan, te miman, te hacen más feliz y Dulce es una de ellas. Todas las mañanas cuando llego al trabajo me recibe con una enorme sonrisa y me pregunta: ¿Cómo ha estado? ¿Cómo amaneció? ¿Ha descansado? Charlamos un rato, me cuenta, le cuento. Me despido, me subo a mi despacho y al rato asoma su cabecita y con su cálida voz me dice: ¿Tiene usted frío? ¿Le provoca un tinto, una aromática calentita? Y así, día tras día.

Cuando llega la hora del almuerzo bajo a la entrada: Dulce, hoy no sé qué comer, le digo... ¿Y no le apetece que le pida una sopita caliente, una ensalada, una pechuga a la plancha con un poco de arroz? Y siempre me ayuda a elegir la comida más sabrosa y que mejor me sienta.

Dulce lleva trabajando en la Casa Malpensante diez años. Todas las mañanas, a eso de las siete, agarra el Transmilenio en Suba, donde vive, para venir hasta aquí y alegrarnos la vida. Y yo quiero decirle: gracias por existir Dulcísima Dulce.

1 comentario:

  1. Ay mi Toya! Dulces hay muchas en Colombia! Eso es lo que enamora (a uds, los europeos) de mi país. Lo particular es que estas almas (inundadas de bondad) siempre se encarnan en las personas mas humildes...y a los colombianos nos cuesta muuucho esfuerzo poder verles.

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