¡Llévate tu caleta de comida que en los retiros de yoga siempre se pasa mucha hambre! ¿Que me lleve qué? le pregunto yo. Pues tu bolsita con galleticas, jugos, fruta, me dijo Juliana. Aquí todos los días aprendo algo nuevo y es que los colombianos son únicos a la hora de expresarse.
Hace años en el eje cafetero colombiano se le decía caleto o caleta a alguien que tenía dinero: "Gástate una cervecita hoy que andás caleto". Esta expresión se ha ido perdiendo y ahora en Colombia una caleta es un escondite, compartimento o salida secreta para guardar droga, dinero, armas, explosivos, víveres. Lo que sea. Y claro, en esta jerga popular existe el verbo encaletar que significa esconder en un sitio seguro y la expresión "Me voy a encaletar", me voy para casa que no quiero ver a nadie. Al final, una caleta es todo lo que se esconde. Hasta la comida que nos llevamos a hurtadillas este fin de semana -no se lo digáis a nadie- y que al final no necesitamos porque los yoguis nos dieron de comer bien rico.
Esto de lo escondido y prohibido tiene su morbo, que queréis que os diga, así que he navegado y navegado por internet hasta dar con la caleta más sofisticada de todas las encontradas en el país en los últimos años: la que tenía en su casa el narcotraficante Daniel Rendón Herrera, "El loco Barrera" para los amigos. Entre el vestidor y la habitación principal de su vivienda había un interruptor que al pulsarlo hacía que bajara un trozo de techo, a manera de ascensor. Y allí, en esta confortable caleta de suelo de madera que tenía hasta minibar, la poli se encontró escondido al testaferro del narco, sentado tan tranquilo tomándose un trago. Hay que ver cómo se lo montaban el pajarraco y sus secuaces.
En España, nuestra Real Academia de la Lengua dice que una caleta es un barco que va tocando fondo, fuera de los puertos mayores, en las calas, también puede ser el gremio de porteadores de mercancías, especialmente en los puertos de mar, además un tipo de uva. Hay otra acepción que se acerca un poco más a lo que estamos hablando, la del ladrón que hurtaba por agujero. ¿Y una cala pequeña, puede ser una caleta? Nuestros siempre serios académicos dicen que no, pero como me niego a ilustrar esta entrada con una foto de un alijo de coca o una mina antipersona pues pongo una de Sa Caleta, en la isla de Menorca, que tanto me gusta y en la que tan buenos baños me he dado. ¿Preciosa, verdad?
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