Sinceramente, los entiendo. ¿A quién? A los taxistas de Bogotá. ¿Y qué les pasa? Pues que están muy estresados. Un estudio realizado recientemente a 2.000 taxistas ha demostrado que el 77,5% sufre de estrés, el 59% consume alcohol -vaya peligro- y el 10% tiene significativos niveles de angustia. Madre mía cómo está el gremio. ¿Y la solución a todo esto? Pues el Gobierno abrió hace unos días el Centro Antiestrés para Taxistas preparado para atender a 500 personas al día y trabajar, con la ayuda de psicólogos, en el desarrollo físico, socioafectivo y emocional, además de en el manejo y control de la ira, la resolución de conflictos y las relaciones interpersonales. ¿Y todo esto para qué? Pues para mejorar los niveles de seguridad y convivencia entre los taxistas y nosotros, los usuarios. Pues se agradece aunque no sé si va a servir para algo.
¿Y por qué sufren de tanto estrés los taxistas de Bogotá? Pues porque la ciudad es un completo caos circulatorio. Eso lo sabe hasta el apuntador. En horas punta te puedes quedar indefinidamente atrapado en un "trancón", hay calles que llevan años en obras, la gente conduce como loca, etcétera, etcétera. Con este panorama, imaginaros lo que puede ser estar todo el día al volante.
Todo esto está muy bien pero ¿qué pasa con nosotros, los usuarios? Pues que estamos hasta el gorro de no poder coger un taxi en la calle cuando nos dé la gana por miedo a terminar con la "visa" desplumada o sin saber ni cómo nos llamamos después de un buen soplido en las narices de burundanga. Y es que en Bogotá circulan 50.000 taxis de los que ni se sabe cuántos son ilegales. Y de verdad, mejor no andarse con tonterías, no dar papaya, y solicitar tu servicio por teléfono cada vez que lo necesites no te vayan a pegar un buen susto para querer robarte. Pero claro, en los días de lluvia, horas punta o de noche los fines de semana olvídate de conseguir un taxi. Y si tienes suerte, antes de subirte hay que revisar el número de placa -no te vayan a dar gato por liebre-; darle al conductor la clave de seguridad -que son los últimas dos cifras del número desde donde has llamado; comprobar que está en un lugar visible la información del conductor y la planilla de tarifas; tener clara la ruta para que no te engañen y te lleven por la más larga; asegurarte de que el taxímetro este andando; llevar cambio... Una verdadera agonía. En internet ya hay varios grupos con nombres tan significativos como "Odio a los taxis de Bogotá", "¿Por qué los taxis no quieren trabajar en Bogotá?" y "Los que estamos mamados de las salvajadas de los taxistas en Bogotá".Y yo me pregunto ¿para cuándo un Centro Antiestrés para Usuarios?
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