Aquí en Bogotá por las noches empieza a hacer un frío que pela, así que para abrigarme he decidido comprarme una ruana, como las que veis en la foto. Boyacá en lengua muisca significa "Región de la Manta Real" y es en este departamento de Colombia donde tejen, en telares y con lana de oveja cien por cien, esta especie de manta cuadrada o rectangular, sin mangas, con una apertura en el centro para meter la cabeza.
Y en Boyacá ¿dónde se hacen las mejores ruanas? En un pueblecito que se llama Nobsa y en el que cada artesano fabrica una media de cinco ruanas diarias. Para cada uno de estos abrigos de cuatro puntas -como se les llama cariñosamente- se necesita esquilar dos ovejas grandes. La ruana, no os penséis, sirve además como cobija, manta para un romántico picnic en el campo o, doblada, como cojín. Práctica prenda.
Cuando en el siglo XVI llegaron a esta zona de Colombia los españoles ya se encontraron con estas mantas largas y cuadradas, de distinto largo, ya fuera para hombres o para mujeres, que los indígenas de la región usaban para protegerse del frío, y que con el tiempo se unieron a los cortes de los capotes que ellos lucían, naciendo así la ruana. Como dice la canción:
Porque tengo noble ancestro
de Don Quijote y Quimbaya,
hice una ruana antioqueña
de una capa castellana.
Por eso cuando sus pliegues
abrazo y ellos me abrazan
siento que mi ruana altiva
lo que me esta abrigando es el alma
Hasta Simón Bolívar en más de una ocasión vistió una de estas prendas para protegerse del frío. A su paso por Cartagena de Indias, antes de ir a morir en la Quinta de San Pedro Alejandrino, en Santa Marta, "El Libertador" donó a la ciudad una de estas ruanas que años más tarde sería robada del museo donde estaba expuesta. Toda una tragedia nacional ya que la prenda sigue sin aparecer.
¡Qué calentito debe estar el ladrón! Y es que nada calienta mejor que una ruana.
¡Qué calentito debe estar el ladrón! Y es que nada calienta mejor que una ruana.
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