Ayer os hablé de "La Patasola" pero tengo que confesaros que de todas las historias, mitos y leyendas colombianas que he leído o me han contado me quedo con la de "La Llorona". Me la imagino con su largo pelo, los ojos ensangrentados, el rostro calavérico, sucia de la cabeza a los pies, llorando desconsoladamente por ríos, selvas, quebradas y lagunas con su bebé muerto en brazos y asustando a hombres infieles, perversos, borrachos y jugadores. Mamá ¡qué miedo! Hay dos cosas que hacen temblar a los campesinos colombianos: el tigre que sale a cazar y el grito de "La Llorona". No me extraña.
¿Y por qué llora tanto esta pobre mujer? Unos dicen que por vergüenza y arrepentimiento al haber ahogado al hijo que tuvo con un soldado al creer que su marido había muerto en combate. Otros aseguran que lo que pasó fue que asesinó a su marido, ahogó en el río a sus tres hijos y enloquecida claro después de lo que había hecho se suicidó y para más inri lo hizo vestida de novia. Desde entonces una maldición le pesa sobre su cabeza: "Andarás sin Dios y sin Santa María, persiguiendo a los hombres por los caminos del llano".
Hay "Lloronas" en toda Hispanoamérica, desde Venezuela a Argentina. Quiero conocerlas a todas así que he decidido hacer una parada en México para tomarme un tequila con Chavela Vargas y de paso cantar con ella eso de "El que no sabe de amores Llorona, no sabe lo que es martirio".
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