Además de pandebono, cielitos lindos, peluquerías a precio de ganga, empanaditas de Pipián, cumbias, calles, carreras, taxis ilegales, mariachis, tintos, corrientazos, bandejas paisas, alquiler de lavadoras, ajiacos, domicilios, paseadores de perros y grandes chefs, Bogotá -bromas aparte- tiene una intensa vida cultural.
Antes de irme a España me fui de paseo al barrio de La Calendaria, centro cultural, histórico y turístico, del que prometo hablaros otro día. Y estando allí me acerqué hasta la Biblioteca Luis Ángel Arango -uno de los espacios culturales más importantes de esta ciudad-, para visitar la exposición "Beuys y más allá - El enseñar como arte" que busca contar cómo este artista alemán influyó en toda una generación de estudiantes con sus ideas radicales sobre la fusión entre el arte y la vida. Y dentro de esta muestra, junto con las fotografías de Katharina Sieverding y el trabajo de Blinky Palermo, sobre todo sus serigrafías sobre papel de embalaje, estaba mi gran descubrimiento: el artista colombiano Danilo Dueñas.
La obra de Dueñas es única, rompe todas las leyes museográficas y, como he leído en algún sitio, "hay que abordarla por delante, por detrás, por arriba y hacia dentro". Con él, las luces del techo se descuelgan, se levantan muros falsos y la pared se rompe, revelando lo oculto y mostrando lo invisible. Como él mismo dice: "Uno abre las cosas para que la gente vea; el mundo te regala todo, uno verá si lo goza o no". Pues sí, siguiendo el consejo de este gran artista, al que desde ya admiro, voy a seguir gozando esta ciudad que cada día me gusta mas y a la que tengo muchas ganas de volver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario