Os propongo un viaje, y sin moveros de casa, al Carnaval de Barranquilla. Allí, a mediados del siglo XIX, un vecino, con poco dinero y muchas ganas de molestar y ridiculizar al poder y la clase adinerada, cambió el satín y la pedrería por lo que encontró en su armario para hacerse su disfraz. Muy ingenioso él, se colocó un pantalón y una chaqueta al revés, un par de medias a manera de guantes y con un saco de harina se hizo una careta. Con las fundas de una vieja almohada diseñó unos anillos que rellenó con esponja para simular unos grandes ojos, una boca y una larga nariz. Para rematar el atuendo se anudó al cuello una enorme corbata con la que demostrar su antipatía por los funcionarios -que ya entonces trabajaban poco y cobraban mucho-, unas elefantiásicas orejas, el "pea pea" -pito de caucho-, y una varita de totumo para espantar a quien le quisiera quitar la máscara y aguar la fiesta. Nacía así la marimonda, disfraz auténticamente barranquillero que desde entonces viste el que quiere divertirse y reírse de todo y de todos.
Tan famoso es este disfraz que hasta himno tiene. ¿Y cuál es? Pues se llama "La Butaca", fandango alegre ideal para que el espontáneo bailarín se invente todo tipo de pasos de los que después, claro está, ni se acuerda. He leído por ahí que las marimondas también se mueven al ritmo de "Vamonos caminando", "El Cebú" y "Carnaval de Barranquilla", faltaría más. Ya lo dice el refrán "No es tanto el disfraz de marimonda sino los brincos que hay que dar". Y para eso, claro, se necesita una buena música.
No os perdáis este vídeo. Si es que ya lo sabía yo; al final se armó la marimonda...
El primer párrafo lo copiaste de un artículo mal escrito de El Tiempo, en el que además se dicen cosas falsas sobre el disfraz. A leer... A investigar... para poder escribir. http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-761699
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