jueves, 17 de mayo de 2012

La Bahía de Cholón (I)

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A tan sólo veinte millas por mar de Cartagena de Indias existe un trocito de paraíso y se llama la Bahía de Cholón. Qué regalo haber llegado hasta allí y lo mejor, a bordo de El Duende, el barco en el que mis amigos Marta y Quique recorren el mundo desde hace años. En este enlace os cuento su viaje. 

Salimos a media mañana de la Bahía de Cartagena por el canal de Bocachica, durante años la única entrada marítima a la ciudad después de que una escollera cerrara la de Bocagrande en época de la  Colonia. A estribor dejamos el Fuerte de San Fernando levantado en 1753 y que llegó a ser prisión. Sopla una suave brisa del oeste y ponemos rumbo a la isla de Barú. Todo queda atrás y por delante, el inmenso mar. Navegar tiene la magia de hacerte desconectar de todo, reducir tu actividad mental hasta límites insospechados y liberar cientos y cientos de  endorfinas, esas sustancias conocidas como las hormonas de la felicidad. Así que os podéis imaginar cómo disfrutamos los tres de esta travesía. 

Al caer la tarde llegamos a Cholón, la laguna costera más extensa del Parque Nacional Natural de Corales del Rosario, y fondeamos en medio de la tranquila y solitaria bahía rodeada de manglares. El mar tiene un increíble color verde esmeralda así que para qué esperar más ¡al agua patos! Qué maravilla, me siento otra persona, más liviana, ligera de equipaje después de este purificador baño en aguas caribeñas. Refrescarme sinceramente me refresco poco porque el agua está a 32 grados y medio. Qué caldo dios mío. ¿Bolitas de coco? ¿Langostas? ¿Cangrejos? ¿"Pescao"? ¿Caracoles pala? ¿Centollas? Se acercan hasta el barco en sus piragüas los primeros nativos de la isla ofreciéndonos de todo y consiguiendo que se nos haga la boca agua. Es tarde, ya tenemos cena para esta noche y quedamos con ellos en hablar mañana. Estaremos varios días lejos de puerto así que toca ducha con agua salada, un enjuague rápido con dulce y a contemplar el increíble atardecer que nos han preparado de bienvenida. Describirlo lo tengo bien difícil así que mejor os dejo una foto abajo.

Duermo de maravilla en la litera de proa y como me levanto muy temprano y no quiero despertar al resto de la tripulación aprovecho para leer un libro sobre el Amazonas, ojalá mi próximo destino en tierras colombianas. Si en tierra me gusta el café a bordo de El Duende es una bendición y más si va acompañado de las tostadas de tomate y aceite que Quique nos prepara con todo su amor. Hoy toca visita de reconocimiento por la bahía así que saltamos al dinghy -pequeña embarcación que suelen llevar los barcos a bordo- y nos ponemos en ruta. Nuestra primera parada: un baño en una de las orillas, pegados al manglar. Hay muy poco fondo, es todo de arena y el agua, cristalina. Buceamos y vemos varias estrellas de mar como las de la foto. Son preciosas. Seguimos nuestra excursión, hace mucho calor y el sol cae en picado así que más de una vez paramos para darnos un baño. Estamos felices, disfrutando del mar y de habernos encontrado después de tantos años.

No quiero cansaros así que dejo para mañana el resto de nuestra aventura...





5 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Sí Hugo, el sitio es precioso! Muchas gracias por tu mensaje

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  2. Que pasada......, Disfrutalo!!

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  3. Esto suena maravilloso, me gustaría conocer la ubicación geográfica para poder ir.

    Gracias.

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    1. Cerca de la isla de Barú, en Cartagena de Indias

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