jueves, 1 de diciembre de 2011

Cuanto amor

Unos lo llaman arowana, con o, y otros arawana, con a. Qué más da. La primera vez que vi a este pez del Amazonas -del que se han encontrado fósiles que datan de hace 170 millones de años- fue hace unos días nadando plácidamente en una de las peceras del Acuario de Medellín y me maravilló todo lo que de él allí me contaron. Lo que más me gustó aprender, y lo que más me sorprendió claro, es que en esta especie son los machos, y no las hembras, los que guardan y transportan los huevos en sus bocas mientras dura la larga incubación (unas 5-6 semanas). Al nacer, los alevines abandonan la boca del padre, pero si advierten algún peligro, zas, vuelven a refugiarse en ella hasta que alcanzan más tamaño. Durante el periodo de incubación bucal el macho presenta una mancha ovalada distintiva en la mandíbula y, lo que es más increíble, ¡¡no come!! Nunca había oído nada parecido. La verdad, cuanto amor.

Pero aquí no acaba la cosa. El Pez Dragón -es otro de sus nombres- tiene un cuerpo hidrodinámico con forma de misil -músculo puro-, y una enorme boca que es toda una máquina de matar. Suelen nadar en aguas superficiales, a la caza de su presa, pudiendo alcanzar en su ataque velocidades de hasta 40 km/h. También se le conoce como Pez Mono por su habilidad para saltar fuera del agua si tiene hambre. De vista prodigiosa cuando come no hace ascos a nada: ranas, roedores, insectos, pequeños pájaros, otros peces... Pues vaya con el pececito.... Mejor tenerlo de amigo.

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