Le Corbusier, probablemente uno de los arquitectos más influyentes del siglo XX, vino cinco veces a Colombia, diseñó por encargo un plan de urbanización para Bogotá y se volvió a su casa sin haber podido hacer nada y en medio de una encendida polémica entre los académicos y arquitectos -quienes veían en su proyecto una salida para un crecimiento ordenado de la ciudad- y los terratenientes, constructores y políticos -encabezados por el entonces presidente Rojas Pinilla- que calificaron su plan como una chifladura y a él como un auténtico iluminado.
En 1947, fecha de su primera visita, Bogotá era una pequeña capital de provincias de no más de 600.000 habitantes. Al año, y tras los sucesos del 9 de abril desencadenados tras el asesinato del político Jorge Eliécer Gaitán -conocidos como El Bogotazo-, la ciudad era otra: el centro había quedado en ruinas, el sistema de tranvías destrozado y sus principales monumentos vandalizados. Era más que urgente un plan de ordenamiento. Había que reconstruir.
¿Y qué proyectó Le Corbusier? Una urbe poco extensa en la que la vivienda -desde casas individuales hasta edificios de 18 pisos- estaría acompañada de grandes espacios públicos, como jardines y parques, además de colegios y centros de salud. Pensó además en paradas de autobuses cada 400 metros, para que los peatones no tuvieran que caminar más de 15 minutos hasta su destino y en arterias de 6 carriles, con separadores de 40 metros de ancho, en las que el transporte pesado tuviera su propio espacio.
Lo que quería Le Corbusier era desarrollar las, a su juicio, funciones urbanas básicas: habitar, trabajar, circular y cultivar el cuerpo y el espíritu. ¿Cómo? Desintoxicando el centro de Bogotá mediante circunvalares, limpiando el aire con la instalación de rutas sólo para bicicletas; levantando aceras amplias y zonas verdes; y con agua, prados y alamedas por todas partes. Si no hacemos esto, profetizó, "llegará un momento en que la ciudad colapsará porque complace al carro y arrincona al hombre". Qué razón tenía.
A pesar de todos los acuerdos y contratos previos, los políticos de turno no le hicieron ni caso y los propietarios del suelo se apresuraron a edificar cuando se enteraron de qué iba el plan. “Bogotá seguirá pateando en su mediocre destino” sentenció Le Corbusier. Sin embargo, de todo esto el arquitecto sacó grandes aprendizajes para su siguiente proyecto urbano que, afortunadamente, sí se construyó: la ciudad india de Chandigarh que alberga la mayor cantidad de obras urbanísticas firmadas por él en todo el mundo.
Lo que quería Le Corbusier era desarrollar las, a su juicio, funciones urbanas básicas: habitar, trabajar, circular y cultivar el cuerpo y el espíritu. ¿Cómo? Desintoxicando el centro de Bogotá mediante circunvalares, limpiando el aire con la instalación de rutas sólo para bicicletas; levantando aceras amplias y zonas verdes; y con agua, prados y alamedas por todas partes. Si no hacemos esto, profetizó, "llegará un momento en que la ciudad colapsará porque complace al carro y arrincona al hombre". Qué razón tenía.
A pesar de todos los acuerdos y contratos previos, los políticos de turno no le hicieron ni caso y los propietarios del suelo se apresuraron a edificar cuando se enteraron de qué iba el plan. “Bogotá seguirá pateando en su mediocre destino” sentenció Le Corbusier. Sin embargo, de todo esto el arquitecto sacó grandes aprendizajes para su siguiente proyecto urbano que, afortunadamente, sí se construyó: la ciudad india de Chandigarh que alberga la mayor cantidad de obras urbanísticas firmadas por él en todo el mundo.
Interesante comentario para un publico en general. Para arquitectos que conocemos la historia de Bogota y su desarrollo urbano, "pateando.en su mediocre destino" no es tan del todo cierto.
ResponderEliminarMe parece un poco "light" la posicion del articulo...y Corbusier, en medio de estar convencido de su vision mesianica ( le Corbusier para e'l era un poco "le Cure' ") segun su ultima biografia importante, aporto conceptos que si se aplicaron posteriormente. El parque del Virrey al nortevde Bogota es un concepto de ese plan. Demoler el tejido urbano historico y heterogeneo de la cra octava al occidente era muy lunatico, sobretodo teniendo campo abierto a pocas cuadras en la epoca. RICARDO SANCHEZ PINEDA
Gracias por tu comentario Ricardo. Evidentemente el artículo está dirigido a un público no especializado no al gremio de arquitectos. Gracias por la información del parque del Virrey que desconocía.
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