sábado, 2 de julio de 2011

Llévame a Guatavita

Museo del Oro de Bogotá. Una sala a oscuras. En medio, una vitrina. En su interior, una balsa de oro, la que veis en la foto. Es la Balsa de la Ofrenda, la Balsa Muisca. Es el Ritual de El Dorado.

El origen del mito de El Dorado, el más famoso de cuantos estimularon la exploración y conquista del continente americano, se remonta al año 1534 cuando, según cuenta la leyenda, un indio del territorio que hoy ocupa Colombia reveló a los españoles una de las ceremonias rituales del cacique de los muiscas, que había de despertar la codicia de soldados y aventureros. Os doy detalles: en noches de luna llena, cubierto el cuerpo desnudo con polvos de oro que adhería a su piel mediante una tintura de trementina, el cacique sucesor al trono se adentraba en la laguna de Guatavita a bordo de una embarcación de troncos amarrados con juncos. Al llegar al punto en el que se cruzaban dos cuerdas tendidas perpendicularmente de orilla a orilla, el cacique se bañaba y arrojaba al agua, en honor de la divinidad, valiosas ofrendas de oro y esmeraldas. Igual homenaje rendían sus súbditos, los indios muiscas.

Cuando la historia del hombre dorado llegó a Europa, Felipe II ordenó y patrocinó varias expediciones para rescatar el tesoro de los muiscas, hasta el punto de poner en marcha el drenaje de la laguna. En 1562, Antonio de Sepúlveda obtuvo licencia para hacerlo y, tras un complicado sistema, rescató algunos objetos de oro y esmeraldas. Intentos posteriores fracasaron hasta que, en 1899, un inglés llamado Hartley Knowles desecó la laguna y encontró algunas piezas como pectorales, collares y narigueras. Otros tuvieron éxito en lagunas cercanas. En 1965, el gobierno colombiano prohibió que los extranjeros siguieran drenando las lagunas.

La leyenda del indio dorado corrió como la pólvora, extendiéndose por toda América. Pero pronto la imaginación, animada por la codicia, empezó a hacer de las suyas y se comenzó a llamar El Dorado a las regiones, más imaginarias que reales, en las que se creía había riquezas incalculables. Incluso se soñó con una ciudad construida de oro macizo.

La verdad, siempre lo hemos sabido; El Dorado no existió, excepto en las mentes de los conquistadores, pero lo que yo quiero es que me lleves a Guatavita.

6 comentarios:

  1. Toya! Por qué no pones en la próxima entrada algo sobre ti? queremos ver tu cara, que haces, quien eres, además de lo que te inspira....

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  2. La codicia no lleva a ninguna parte...y los indígenas tuvieron que sufrirlo. ¿Cuantos siglos mas necesitamos para aprender de los errores??. Gracias

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  3. Ya puse hace unos días una foto en la que aparecía...

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  4. Guatavita... Tienes que conocerla, es un pueblo espectacular.

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  5. Esa balsa fue encontrada en 1969 por tres campesinos dentro de una vasija de cerámica en el interior de una pequeña cueva en un páramo del municipio de Pasca, al sur de la ciudad de Bogotá. (Pasca de la que por cierto soy oriundo).
    el porque aparecio en Pasca y no en guatavita es un misterio al sol de hoy.

    aun te falta visitar Pasca y fusagasuga.
    Pasca es una población colombiana del departamento de Cundinamarca famosa por su museo arqueológico y por la balsa muisca de oro encontrada en sus tierras (Hoy en día exhibida en el Museo de Oro de Bogotá).
    Fusagasuga la ciudad jardin de colombia.

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  6. Daniel! Tan pronto como pueda iré a Pasca.

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