Si tuviera que describiros cómo es arquitectónicamente Bogotá me quedaría con el ladrillo rojo y anaranjado de sus fachadas. Y si hay alguien que ha luchado por utilizarlo y preservarlo, trabajando nuevas posibilidades constructivas y estéticas, ese es el arquitecto Rogelio Salmona. Es cierto que antes de Salmona, y por influencia inglesa, ya se utilizaba el ladrillo, pero fue él quien lo popularizó.
Salmona nació en París pero desde los cuatro años y hasta su muerte en 1997 vivió en Colombia. De joven, tras pasar una temporada en la capital francesa trabajando codo a codo con Le Corbusier, regresó a Bogotá con una bien idea clara: "No hay razón para que la ciudad de los pobres sea de ladrillo y la de los ricos de mármol importado. Además, los albañiles bogotanos saben utilizar el ladrillo y ellos son los verdaderos levantadores de ciudades. Vamos a aprovecharlo. A mí me gusta usar el ladrillo, que se hace con el barro y da trabajo a mucha gente". Y así lo hizo, dándole a esta ciudad un nuevo cuerpo y una nueva alma.
Me gusta este ladrillo rojo popularizado por Carmona que contrasta con los cielos, a veces hasta azules, de esta ciudad. Me gusta cómo su color rojo opaco se torna gris y otras, se enloquece hasta parecer envuelto en llamas o cocido por un horno. Milagros de la luz de Bogotá
Acérrimo defensor de la ciudad abierta y plural, Rogelio Salmona luchó por defender los espacios públicos, contra la idea del conjunto cerrado, inclusive durante los duros años del narcotráfico y los atentados terroristas, cuando los colombianos levantaban muros y barreras para protegerse. Bogotá, dijo en alguna ocasión, "tiene un paisaje inigualable, con su pie de monte, sus cerros, su sabana. Debemos crear otra vez lugares de encuentro, acabar con las rejas, los sellamientos, las clausuras y proscribir la intolerancia".
Suyas son las Torres del Parque, la Biblioteca Virgilio Barco, la Casa de Huéspedes Ilustres de Cartagena, el Archivo General de la Nación, el Edificio de Posgrados de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional o el Eje ambiental de la Avenida Jiménez de Quesada.
Yo, como Salmona, me quedo con una mala arquitectura hecha en ladrillo que con una espléndida de aluminio o cemento.
Gracias,gracias,gracias. Una colombiana en Murcia.
ResponderEliminarDesde Cartagena, a la que adoro desde que llegue, hace aproximada/ 20 años, te da las gracias por este blog tan especial, donde estas relatando las maravillas de mi pais y donde gracias a ti estamos viendo q realmente COLOMBIA no es solo narcotrafico y guerrilla y q quienes lo descubren a tu manera TIENEN EL RIESGO DE QUERERSE QUEDAR!! Un abrazo
Gracias a ti por tu cariñoso mensaje. Me hace muy feliz que te guste leerme
ResponderEliminarMe gusta mucho tu Blog! este artículo me gustó mucho, yo tengo una ambivalencia con el ladrillo, aveces me gsuta aveces el rojo me afixia, pero Bogotá es única gracias al ladrillo y eso me gusta, entir que no hay otra igual.
ResponderEliminarSoy de Bucaramanga, tenés algo sobre Santander? conoces mi región? si tienes algo me gustaría leerlo
Gracias por tus letras.
Muchas gracias por tu comentario Emerson; no, no tengo nada escrito sobre Santander porque todavía no he tenido la oportunidad de conocerlo pero espero poder viajar hasta allá pronto!
ResponderEliminarGracias a ti por leerme :-)
Para los que no somos ni arquitectos, ni ingenieros, ni decoradores, ni paisajistas, un relato fresco y claro sobre las razones por las que se admira una arquitectura o una ciudad, es una verdadera delicia cuando el manejo del lenguaje, como en su caso, es tan descriptivo y tan simple. Que rico sentir uno, ignorante enestas artes, que al ver un edificio o un puente o una casa, cuando lo ve y le encanta, es lo mismo que cuando escucha una gran obra musical y la disfruta aún sin poder leer la partitura. Me encantan los edificios de Salmona, me gusta el ladrillo y quiero a Bogotá. Gracias por evocarme una imagen tan bella de nuestra ciudad. Desde Toulouse, Andrés Muñoz.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu mensaje Andrés y por tus bonitas palabras. A mí también me encanta la obra de Salmona, me gusta el ladrillo y quiero a Bogotá.
EliminarGracias a ti por leerme y dedicarme tu tiempo. Espero que lo sigas haciendo