martes, 19 de julio de 2011

A frenazo limpio


Bueno, a ver si soy capaz de describiros con precisión cómo es uno de mis viajes en autobús por esta ciudad.

Salgo a la puerta de mi casa, bajo por la calle de enfrente hasta la carrera 7 y donde me viene bien -después de dejarme la vista porque los carteles de los autobuses con la ruta tienen una letra bien pequeña y toda enmarañada- alzo la mano y paro a uno. En Bogotá no existen paradas -paraderos- fijas. Yo encantada, claro, porque he tenido que andar lo justo pero imaginaros cómo viven el frenazo para que yo me suba los pasajeros que van ya montados.

Una vez arriba, ahora me toca a mí sufrir, qué os habíais pensado. Estoy todavía atrapada en el maldito torniquete de hierro de la entrada del que os he hablado ya más de una vez, con el dinero en la mano y con la otra sujetando el bolso como puedo- cuando la buseta vuelve a pegar un frenazo de escándalo porque uno de los pasajeros quiere bajarse. Pero bueno, me pregunto yo, ¿por qué no se ha bajado un minuto antes cuando yo me he subido? Misterios de la vida.

Bueno, consigo ir hacia atrás y de repente, toma, otro frenazo de órdago. Dios mío ¡casi salgo disparada por la ventana! ¿Y ahora qué pasa? Pues que una señora que está en la calle se quiere subir. Metros recorridos desde que cogí el bus: no más de dos, de verdad que no exagero, y ya hemos hecho tres paradas.

Seguimos en ruta. El bus enfila y coge velocidad. Bien, pienso, yo, unos minutos de tranquilidad pero, no, pum, otro frenazo. Y éste, con las ruedas chirriando y todo. No, si al final la palmo de tanto susto. ¿Cuál es ahora el problema? Pues que el autobús de delante ha tenido que parar porque alguien ha decidido que le venía bien bajarse en ese punto concreto. Y así me tiro todo el trayecto hasta que llego a mi destino.

De verdad, no hay quien se relaje. Por favor: ¡Paraderos fijos de autobuses en Bogotá YA!

7 comentarios:

  1. Anna Lladójulio 19, 2011

    !Buenísimo! Este post te ha salido del alma! (como todos los demás!) Sigue confesándote tan abiertamente, por favor! (todavía me estoy riendo, mientras escribo con una lentitud exasperante con uno de esos teclados liliputiense de telefono con que las TIC nos castigan) Ánimo con el desconcierto de Locombia!

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  2. Me alegro que te haya gustado esta entrada y que haya conseguido poner en palabras mis caóticos viajes en buseta! Besos y, como siempre, gracias por tus comentarios.

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  3. Bueno, algunos Colombianos ya nos acostumbramos a esa parte de la vida cotidiana, una de las razones por las que nunca paramos "un minuto antes" es para ahorrarnos esos "metros de camino" jajaja.... y no te miento, es la pura verdad... lo de los frenazos, es sólo falta de costumbre, cuando lo hagas, tus piernas serán tan firmes como columnas y no te tumbará nadie!! :D ...
    PD: excelente Blog, estoy leyéndolo mes por mes! :)

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  4. jajaja... Toya, excelente. Y, como dijo Luis, es un gran ejercicio para tonificar tus músculos: piernas, cuello, brazos y sentido del humor, porque después de un viaje de este tipo tu humor puede quedar por los suelos (con rabia).

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    1. Magnífico ejercicio para tonificar todo el cuerpo, sí señor!!!

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  5. Me parece increíble que quieras a los colombianos viviendo cosas como esta que mencionas aquí (parar tres veces en dos metros). Yo repudio a la gente perezosa que es incapaz de bajarse aprovechando que ya el bus está parado y caminar un poco. No sé si te has montado ya en transmilenio pero si no lo has hecho prepárate para toneladas de gente detestable que no tiene reparo en pasar por encima del resto.

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    1. Sí, me he montado varias veces en el Transmilenio pero prefiero, cuando puedo, tomar un autobús que va menos lleno!

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