jueves, 9 de agosto de 2012

Mi viaje a Caño Cristales (3)

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Sigo compartiendo con vosotros mi reportaje de Caño Cristales que he escrito por encargo de Satena para la revista Volar y que en unos días estará publicado.

(...). Una vez recorrido Caño Cristales a pie, ¿qué tal verlo desde el aire? Aceptamos la amable invitación del presidente del Consejo Municipal de Turismo de La Macarena, Henry Quevedo, y nos subimos a una avioneta para hacer un sobrevuelo.

Es la primera vez que monto en un de estos aparatos (en la foto) y reconozco que tengo un poco de miedo, qué diablos un poco de miedo, estoy cagada. Andrés, el fotógrafo de la revista, va en el asiento delantero tan tranquilo, como si no fuera con él la cosa, disparando fotos como un loco y con la ¡ventanilla abierta! Yo, detrás, con un ruido y un viento infernales, despeinada como si hubiera metido el dedo en un enchufe y convencida de que éste va a ser mi último viaje.


Respiro profundamente, cierro los ojos; vuelvo a respirar, cierro los ojos. ¿Cerrar los ojos? Ey tú, espabila que como te descuides no vas a ver nada de nada. Sigo como un flan pero realmente la visión del río desde aquí arriba es impresionante. No sé ni cómo pero hago de tripas corazón y consigo disparar algunas fotos (las que veis), eso sí a través de la ventana porque la mía no se puede abrir y aunque fuera posible no lo haría ni loca. La avioneta se mueve como una marioneta y yo no dejo de pensar en mi madre y en la Virgen María, lo típico en estas situaciones.

El río es precioso desde las alturas pero yo ya quiero volver. Una vuelta más, otra vuelta y por fin enfilamos la pista de aterrizaje, perdemos altura pero ¿qué pasa? ¿por qué no tomamos tierra? Ni idea, lo único que os puedo decir es que nuestro joven y apuesto piloto decide en el último momento tirar otra vez para arriba. Lo que me faltaba. No, por dios tened compasión de mí que ya por hoy he tenido bastante. Otra aproximación y, bingo, está vez sí aterrizamos con un desagradable chirrido de ruedas incluido. Pues menos mal que estoy ya abajo porque otro paseíllo aéreo me hubiera literalmente matado. El piloto está encantado con su pirueta de final de fiesta y yo, feliz, de despedirme de él y pisar asfalto. Definitivamente Caño Cristales me gusta más desde abajo. 

Mañana, nueva entrega pero antes una duda. ¿por qué los pilotos siempre llevan gafas Ray-Ban?



2 comentarios:

  1. Menuda experiencia, ¡¡¡me hiciste sentir pánico!!!

    :)

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