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Han pasado casi dos años desde que escribí mi primer post para este blog desde Murcia, la ciudad española donde nací. Hoy, sentada frente al computador en mi casa de Bogotá, miro atrás y me emociono al pensar todo lo que he vivido en este país, Colombia, que ya siento como mío. Os confieso que no fue fácil dejar España pero ahora creo fue una de las mejores decisiones de mi vida. 

¿Y qué he aprendido en todo este tiempo? Que lo mejor es empezar el día con un jugo de guanábana, lo qué es el soroche y el guayabo, a distinguir a un cachaco de un costeño, a no dar papaya, a bailar cumbia, que las arepas con queso me saben a beso, a llamar desde un celular, lo qué es una fiesta de 15 años, a preparar un ceviche con maracuyá, que además de Hollywood existe Caliwood, a qué sabe un cholao, lo bonito que es Barichara, que el paraíso se llama San Andrés, que la mojarra se come y se baila y que Medellín también existe. He descubierto, además, Caño Cristales, el río más hermoso del mundo, la hospitalidad colombiana, que el chigüiro es el roedor más grande del mundo y la feijoa la fruta de la eterna juventud, lo que son las onces y las medias nueves, los buñuelos de arequipe, que con guadua se pueden levantar hasta catedrales, lo calentitas que son las ruanas, lo bien que me sienta a cualquier hora una aromática, la leyenda de la Llorona y la Patasola, que el sietecueros es el árbol más bonito que he visto en mi vida, que un corrientazo es algo más que una descarga eléctrica y tantas y tantas cosas más. 

He encontrado la paz, o por lo menos lo he intentado, en Villa de Leyva, me he olvidado del mundo en el Amazonas, he navegado de noche por el río Mata-Mata, he dormido en un árbol a 40 metros de altura, me he aficionado al cine colombiano con películas como La Sirga, he buceado entre tiburones en Providencia, me he emocionado viendo saltar un ballenato, he viajado en un Renault 4, me he perdido por los cerros de Bogotá, he llorado de emoción en la Ensenada de Utría, he hecho grandes amigos, he bailado al ritmo de Chocquibtown, he abierto mi corazón al vallenato y hasta me he enamorado.

Pero lo más importante es que me he dado cuenta de que nunca es tarde ni se es mayor para cumplir un sueño. Yo soñé con vivir en Colombia y aquí estoy; yo soñé con tener un blog donde contar mi día a día y hoy ya ha llegado a las 450.000 visitas. ¿Y cuáles son ahora mis sueños? Seguir escribiendo, viajando, descubriendo, aprendiendo y haciendo fotos de Colombia para enseñar al mundo que este país, que me ha recibido con los brazos abiertos, es mucho más de lo que algunos se empeñan en decir. Y ojalá pueda seguir contando con vosotros. ¡Muchas gracias a todos! ¡Muchas gracias Colombia!

Podéis seguirme en twitter @colombiadeuna, en mi página de Facebook y en unos días en mi nuevo blog www.colombiadeuna.com. Os iré informando.