El desafío de Roland

Hace tan sólo unos días que me fui de Providencia y ya quiero volver. Echo de menos tirarme al mar de cabeza nada más levantarme, los paseos en moto por la isla, andar descalza en la playa, los atardeceres, los mangos de azúcar, las charlas a la luz de la luna, comer pescado con la mano, bucear, pero sobre todo echo de menos a la gente que he conocido en este paraíso perdido de Colombia y que me han regalado toda una lección de vida con su educación, su amabilidad y su respeto por todo lo que les rodea y sus contagiosas ganas de vivir.

Roland es uno de ellos. Nos encontramos el primer día que llegué a la isla en el restaurante-bar que tiene desde hace años en la bellísima playa de Manzanillo donde me recibió con una sonrisa de oreja a oreja como la de la foto y un abrazo de los de verdad no de esos que te da cualquiera en cualquier parte. Roland es todo un personaje y mucho más desde que participó en El Desafío, versión colombiana de Supervivientes donde no consiguió ganar pero sí hacerse con un buen dinero que invirtió en una flamante camioneta en la que desde entonces pasea por la isla. 

Roland, al que todos conocen como El Boxer, nos preparó para comer un pescado con verduras a la brasa para chuparse los dedos que Paula y yo nos devoramos felices frente al mar. Al rato nos trajo unas empanadas de cangrejo cocinadas por su amorosa madre Delia Edén ante las que caí literalmente rendida mientras nos contaba mil cosas sobre la isla y nos proponía mil planes.

Si vienes por Providencia y no te das una vuelta por Roland´s Bar es como si vas a París y no te acercas a la Torre Eiffel. Pero lo bueno de aquí es que no hay ruido ni coches pero sí música todo el día y en directo por la noche, buena comida y un mar azul y una playa infinita esperándote. Y por favor saluda a Roland de mi parte aunque espero volver a hacerlo yo dentro de poco.