martes, 26 de marzo de 2013

Don Oscar, el ferry y el Magdalena

Colombia de una / Toya Viudes

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Os presento a D. Oscar, el capitán del ferry en el que hace unos días cruzamos el Magdalena con coche incluido desde La Bodega, muy cerca de Mompox, hasta Magangué para seguir nuestro viaje por carretera hacia Cartagena de Indias. Desde muy pequeña me encantan los barcos así que no os podéis imaginar cómo disfruté esta travesía de cerca de una hora por el río, por cierto, la principal arteria fluvial de Colombia. 

Le pregunté a Don Oscar cómo hace para saber por dónde navegar sin peligro de encallar en algún banco de arena de los que se forman de un día para otro sin previo aviso: "El río me habla, sólo necesito estar muy pendiente de sus mensajes", me contestó sin pestañear mientras manejaba el timón con una destreza que más quisiera tener más de uno. Claro, son 35 años trabajando río arriba y río abajo y disfrutando como un niño: "Esto es muy sabroso" me dijo feliz. Lo sé D. Oscar y noté que le gusta su trabajo en sus ojitos chispeantes y llenos de vida. Ojalá que usted lo siga disfrutando por muchos años.

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Colombia de una / Toya Viudes

sábado, 23 de marzo de 2013

Lindo Mompox (II)



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Llegar a Mompox no es nada fácil, para qué os voy a decir lo contrario. Y menos en coche desde Bogotá -pero lo volvería a hacer una y otra vez para visitar este bellísimo rincón en el río Magdalena con aire español y sabor caribeño. 

Colombia de una / Toya Viudes
Salimos el martes bien temprano desde Ubaté y llegamos al imponente Cañón del Chicamocha (en la foto), el segundo más grande del mundo y más profundo que el de Colorado, ubicado en el departamento de Santander, ya muy cerca de Bucaramanga. Nos quedan todavía muchos kilómetros por delante así que no paramos en el parque del mismo nombre pero estoy segura que volveré a atravesar el cañón en teleférico de un extremo al otro y, si consigo dejar a mi amigo el miedo en casa, sobrevolarlo en cablevuelo como aquí lo llaman. 

Toya Viudes / Colombia de una

Pasamos la noche en San Martín, un pueblito cerca de Aguachica y por la mañana bien temprano, ponemos rumbo a Mompox. Nuestra ruta: desvío por El Burro -menudo nombrecito- vía Tamalaque-El Banco donde me encuentro de bruces con el inmenso río Magdalena al que sólo antes había visto morir en Barranquilla. Un buen tramo de carretera no está asfaltado pero la verdad no me importa porque voy feliz contemplado los imponentes árboles del camino.

Podría piropear a Mompox durante horas pero me quedaría corta; de este pueblecito perdido del departamento de Bolívar me gusta todo, hasta el acento costeño y cantarín de sus habitantes. Nosotros lo primero que hacemos al llegar es irnos de cabeza al Comedor Costeño y reponer fuerzas con una mojarra frita con arroz con coco y patacones que nos quita de cuajo todos los males. Hace mucho calor así que nos subimos a un motocarro que nos lleva al cementerio y a un taller de filigrana del que os hablaré otro día.

Mompox es como Cartagena de Indias pero en chiquitito; es una delicia pasear por la Calle Real del Medio, toda adoquinada, con sus coloridas casonas coloniales, husmear en los patios, oír el repicar de las campanas, sentarse a orillas del río a ver el atardecer, probar el queso de capa, caminar bajo los portales de la Casa de la Marquesa, cenar delicioso en el Parque de Santo Domingo o entrar en cualquiera de sus siete iglesias, a cual más bonita. Ahora entiendo por qué la Unesco decidió declarar Patrimonio de la Humanidad este rincón colombiano que ya se prepara con todas para celebrar su afamada Semana Santa.

¿Pero queréis que os cuente un secreto? Una de las cosas que más he disfrutado de Mompox es la noche que pasé en La Casa Amarilla, un encantador y colonial alojamiento frente al río (en la foto de abajo), vecino de la iglesia de Santa Bárbara, con un precioso patio y una terraza de inmejorables vistas, en donde te hacen sentirte como en casa.

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Colombia de una / Toya Viudes

viernes, 22 de marzo de 2013

Lindo Mompox (I)

Mompox Colombia de una Toya Viudes

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Me habían contado que Mompox era lindo pero no es lindo, es lindísimo. He estado allí hace unos días y ya quiero volver para perderme en sus calles, recogerme  en sus iglesias y almorzar a orillas del río. Me gusta su aire español con sabor caribeño y su queso de capa. Cuando regrese a Bogotá prometo contar más cosas de esta mágica y entrañable visita pero mientras tanto os dejo con algunas fotos

miércoles, 20 de marzo de 2013

El restaurante más loco de Colombia




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Venir a Bogotá y no ir a Andrés Carne de Res es que como viajar a París y no visitar la Torre Eiffel y de verdad no estoy exagerando. En este enlace podéis leer el artículo que he escrito sobre el “comedero más delirante de las Américas” por el que pasan al año medio millón de personas y en el que un domingo cualquiera pueden llegar a fritarse 600 kilos de chicharrones. 

lunes, 18 de marzo de 2013

Y el Mambo cumplió años

Colombia de una / Toya Viudes
Sé que Bogotá es una ciudad inmensa, injustacostosa y ruidosa; reconozco que sus atascos son a  prueba de paciencia y que cuando llueve, llueve de verdad; no es tan segura ni tan limpia como nos gustaría, pero a pesar de todo me encanta vivir aquí. Adoro sus cielos, la gente que va y viene, las montañas que la vigilan y a las que subo cada vez que puedo, perderme entre sus calles, comer en sus esquinas y, como no, su excelente oferta cultural. Hay cine, conciertos, conferencias, festivalesbuen teatro y grandes exposiciones como la que vi hace unos días en el Museo de Arte Moderno que para celebrar su 50 aniversario ha sacado de los almacenes parte de su colección y qué maravilla ver todas sus paredes repletas con lo mejor del arte colombiano e internacional de los últimos 100 años

¿Y qué se puede ver en esta exposición? Obra gráfica de grandes como Chagall, Kandinsky, Warhol, Bacon o Picasso; fotografías antiguas; paisajes de los que pasaron por la llamada Escuela de la Sabana; y piezas de reconocidos artistas colombianos como Negret, Alberto Villamizar, Alicia Tafur, BoteroMaruja Suarez, Manzur, Lucy Tejada Marco Ospina, entre muchos otros. Un lujo, de verdad

Colombia de una / Toya Viudes
Mucho ha llovido desde que en 1963 la crítica de arte argentina Marta Traba inaugurara este museo en el edificio proyectado por mi admirado arquitecto colombiano Rogelio Salmona. “La gente pensaba que Marta estaba loca, que cómo se le ocurría poner esas cosas abstractas impresionistas, cuando aquí estaban acostumbrados a un arte mimético que trataba de copiar la realidad tal y como es”, recuerda el curador Eduardo Serrano. En 1969 Marta Traba dejó su puesto de directora, cargo que asumió Gloria Zea quien todavía está al frente de esta institución cuyas salas "fueron testigo de la llegada de la modernidad al país y el desarrollo de una generación de artistas que rompió con la tradición costumbrista". Ahora toca esperar a la deseada ampliación que pasará de los 5.000 metros cuadrados actuales a los 30.000 mil

Si estáis por Bogotá no dejéis de visitar esta exposición; de verdad es un placer sentarse en la sala de abajo a contemplar en silencio la obra de muchos de los grandes mientras al fondo se ven los inmensos árboles del Parque de la Independencia. 


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martes, 12 de marzo de 2013

Chicaque, el gran templo blanco

Colombia de una / Toya Viudes

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A menudo nos empeñamos en subirnos a un avión y recorrer miles de kilómetros en busca del lugar de nuestro sueños cuando a veces está tan cerca de casa que ni una hora tardaríamos en llegar a él. Chicaque en lengua indígena significa montaña vigorosa y a este parque natural, ya declarado mi paraíso particular, me gustaría llevar a toda la gente que quiero. 

Bosque de niebla de Chicaque Colombia de una / Toya Viudes
Salimos un domingo por la tarde de Bogotá después de sufrir uno de sus monumentales atascos y en poco menos de 60 minutos nos encontramos en medio de este impresionante bosque de niebla andino formado por el choque de la corriente fría de la Sabana y la caliente del Valle del Magdalena y ubicado en el municipio de San Antonio del Tequendama. Ante de seguir un dato: el bosque de niebla es uno de los ecosistemas más biodiversos del planeta y en Colombia, uno de los más amenazados. La bajada hasta el refugio la hacemos por el hermoso y empedrado camino real, utilizado hace cientos de años por los indígenas muiscas y panches, posteriormente ensanchado por los españoles para el paso de sus animales. Todo es verde y un espeso y misterioso manto de nubes cubre el bosque; hay bromelias, orquídeas, musgos, líquenes y palmas bobas que crecen a sus anchas por el exceso de humedad; huele a hierba y a tierra mojada y sólo escuchamos el sonido de las aves y el de las hojas bajo nuestros pies. 

En Chicaque no hay nada hecho a la ligera sin haberle dedicado grandes dosis de amor; el refugio de dos pisos, frente a las imponentes montañas de la cordillera oriental, es precioso, todo de madera, me recuerda a las construcciones del Tirol; desde su mirador contemplo con el corazón encogido uno de los atardeceres más bonitos de mi vida que fotografío hasta descargar la batería de mi cámara. Dicen que en los días más despejados desde aquí se llegan a ver los nevados de Tolima, Santa Isabel y Ruiz a cientos de kilómetros de distancia. Habrá que volver en otra ocasión y aprovechar para saborear una vez más la deliciosa cocina de su restaurante

Chicaque / Colombia de una / Toya Viudes
Anochece y nos entretenemos tratando de identificar la Cruz del Sur en el cielo hoy especialmente despejado. No hay suerte pero la noche nos regala el paso de una estrella fugaz, el destello fosforecen de las luciérnagas, el grito de los micos nocturnos y el canto de los grillos y los sapos. Duermo como un bebé arrullada por los sonidos del bosque y a la mañana siguiente ponemos rumbo a la cascada, uno de los seis senderos ecológicos que ocupan casi 30 kilómetros de las 300 hectáreas que tiene el parque. Y pensar que hace menos de 24 horas me encontraba en la caótica Bogotá y ahora estoy en este parque natural rodeada de encenillos, yarumos, candeleros reales, robles, gaques, trompeteros, helechos, palmas bobas, sangregados y no sé cuántos árboles más. Disfruto de cada hoja, de cada rama, de cada flor, de cada tonalidad de verde hasta llegar a la caída de agua de más de 72 metros de altura que contemplo embobada, casi sin pestañear no me vaya a perder detalle.

A la vuelta, nos encontramos con Jannethe, Miguel y Erik, guías del parque, que nos acompañan hasta la plataforma desde vamos a hacer nuestro “vuelo” en tirolina. Lo confieso: es ponerme el equipo y empezar a temblar; ¿de verdad me tengo que tirar en plan mono de la selva por ese interminable cable hasta la otra plataforma que de tan lejos que está ni alcanzo a distinguir? Arturo ni sabe lo que es el miedo y se lanza boca abajo y, por si fuera poco, grabando un vídeo. Ni me preguntéis de dónde saco las fuerzas pero en cuestión de segundos salto al vacío cual Tarzán con grito y todo incluido. Son 350 metros de longitud así que hasta me da tiempo a templar los nervios y disfrutar del imponente paisaje que, nunca mejor dicho, hoy tengo a mis pies. Menuda experiencia, tanto me ha gustado que volvería a tirarme otra vez.

Chicaque conserva uno de los últimos bosques de robles cercanos a Bogotá con ejemplares de hasta 400 años de antigüedad que pueden llegar a medir 30 metros de alto. Por cierto, Colombia es el único país de América del Sur donde existe este árbol. Recorremos en silencio el sendero dorado que forman las hojas al caer y que nos lleva a otro de los atractivos del parque: el Nido Roblegrande, una plataforma sobre un centenario roble de más de 25 metros del altura en la que se puede pasar la noche y a la que, consciente de la debilidad de mis extremidades superiores, decidido subir por las escaleras ubicadas en el tronco no aptas para los que sufran de vértigo y bajar feliz de la vida haciendo rappel. Si buscas mayor comodidad para dormir te aconsejo a ojos cerrados la preciosísima cabaña de madera recién inaugurada encima de otro árbol a 8 metros de altura pero eso sí, con todo lujo de detalles al estilo del mejor hotel de cinco estrellas y con una terraza para contemplar el atardecer que más quisiera yo que fuera mía. Otra opción de alojamiento es en cabaña con chimenea incluida, refugio en litera o cama doble o en la zona de camping

Hoy ya no ha tiempo para caminar hasta el Pico del Águila, uno de los mejores miradores del país a casi 2.300 metros de altitud, ni hacer los senderos de Roquedales y Mariposas donde nos aseguran que se ven las que se conocen como alas de cristal. Volveremos otro día seguro en busca de los monos perezosos, los tucanes picoverde y el carpintero payaso –dos de las 300 especies de aves del parque-, las serpientes, las ardillas, los gatos de monte, los armadillos, las zarigüellas y los puercoespines; los osos de anteojos y los venados desgraciadamente abandonaron el lugar hace años. Ya es tarde y la subida hasta el aparcamiento no es apta para todos los corazones así que decidimos alquilar un par de caballos que nos llevan de regreso hasta nuestro coche como dos auténticos marajás. Reponemos fuerzas con una arepita con queso y un café calentito en Arboloco, el restaurante esculpido en una roca de la zona alta del parque con salones de cuento y carta de inspiración mediterránea, y de regreso a Bogotá enamorados de este gran templo blanco que es Chicaque y al que estoy segura volveré una y otra vez.

Podéis ver más fotos de Chicaque y de otros de mis viajes por Colombia en mi página de facebook y seguirme en twitter @colombiadeuna.

Chicaque Colombia de una / Toya Viudes

lunes, 11 de marzo de 2013

Un taller de cocina italiana de lujo

Sergio Martín Colombia de una / Toya Viudes

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¿Dónde se come la pasta rellena más sabrosa de Bogotá? ¿Y el risotto con tomate y tinta de calamar más delicioso? ¿Y los spaghetti tripomodoro más ricos? ¿Y el mejor tiramisú? Yo lo tengo más que claro: en La Divina Comedia, una deliciosa trattoria al mejor estilo italiano capitaneada por su chef Sergio Martín quien cocina todo lo que aprendió de su "nonna" María eso sí, con un toque muy personal, sutil y contemporáneo. ¿Suena delicioso, verdad? No sólo suena, es que lo es.

Saborear éstas y otras delicias os aseguro que es un auténtico placer pero ¿qué os parecería aprender a cocinarlas? Todos los lunes, con permiso de la autoridad y si el tiempo no lo impide, Sergio organiza en su restaurante un taller de cocina italiana al que me invitó la semana pasada y no os podéis imaginar la de cosas que aprendí: ahora sé que la proporción exacta para hacer pasta fresca es de un huevo por 100 gramos de harina, que el limón nunca debe rayarse por el mismo lado porque la parte blanca es la que más amarga, que la pasta va a la salsa y no la salsa a la pasta y que ya no es necesario arrojar los fettuccine contra el techo para saber si están en su punto porque con pocos segundos, si son frescos, basta.

El menú que preparamos en nuestro taller fue de los que hacen historia: Spaguetti a la Raffi en salsa cremosa de limón y alcachofas, tagliatelle en salsa de salmón al vodka, penne all' amatrician y tortelli funghi en salsa de setas, todo ello maridado con cuatro excelentes vinos y de los que aprendimos un montón de cosas gracias a las explicaciones que nos dio el sumiller que nos acompañó esa noche. Sí, sí, sumiller y todo; si ya os decía yo que este taller de cocina italiana con Sergio Martín es un lujo porque además de aprender a cocinar, cenas de maravilla, conoces gente y regresas a casa feliz después, eso sí, de haber probado el famoso tiramisú de la casa. Por cierto, Sergio tiene un estupendo blog donde podéis encontrar sabrosas y fáciles recetas.

Información del taller: 3176987 / 3143931812


Sergio Martín Colombia de una / Toya Viudes

miércoles, 6 de marzo de 2013

De acampada en el Embalse del Hato

Colombia de una / Toya Viudes

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Vivo muy feliz en Colombia, cada día más, aunque mi dicha sería plena si a mi lado estuviera mi familia a la que echo de menos todos los días a todas horas. Es difícil tenerlos tan lejos pero mi corazón me dice que mi lugar está aquí ahora y claro cómo no hacerle caso al que nunca se equivoca aunque a veces  no lo queramos escuchar.

Ojalá pudiera fletar un avión y traer hasta Colombia a toda mi familia, desde mi madre hasta mi pequeña sobrina Victoria, y enseñarles lugares como el de la foto que consiguen que cada día me enamore un poquito más de este país. Estas son las vistas que hemos tenido este fin de semana desde nuestra tienda de campaña. ¿Preciosas, verdad? No las cambio por las del mejor hotel del mundo. Levantarte y con los ojos todavía medio cerrados encontrarte un paisaje así es todo un regalo del Universo. El lugar se llama el Embalse del Hato y está a unos 100 kilómetros al norte de Bogotá, muy cerquita de Ubaté, en la vía a Carmen de Carupa y es un estupendo destino de fin de semana. Nosotros llegamos un sábado por la tarde, montamos nuestra tienda y una vez todo listo, a disfrutar del atardecer, el silencio, los paseos y hasta del sabrosísimo lomo al trapo cocinado en la hoguera que prendimos para calentarnos del frío de la noche. Gracias Colombia por regalarme momentos tan especiales como éste; gracias Arturo por mostrarme con tanto amor tu país. 

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martes, 5 de marzo de 2013

La cocina colombiana, premiada en París



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Vaya buena noticia y qué gran honor que un libro de cocina colombiana haya sido elegido como el segundo mejor del mundo entre más de 26.000 publicaciones, ¿no os parece? ¿Y qué libro es el afortunado? Se llama Colombia, cocina de regiones y fue galardonado por la organización Gourmand durante la Feria Internacional del Libro de Cocina de París. Y ahora sinceramente, ¿quién ha probado los lapingachos del Pacífico, la sopa seca de novio de Santander, la sopa de bolo del Eje Cafetero, los pasteles de arracacha boyacenses, los rollos de viuda de carne salada del Caribe o el capón de ahuyama de los Llanos Orientales? Yo no y qué pesar pero por lo menos me he enterado que existen todas estas tradicionales recetas colombianas ojeando este magnífico libro en el que han participado antropólogos, historiadores y las cocineras Anita Botero, Catalina Vélez, Juanita Umaña, Natalia Vila y Diana García. Enhorabuena a todos.

Colombia, cocina de regiones recorre departamentos de Colombia como los santanderes, conocidos por sus embutidos, la pepitoria, los mecates y sus arepas de maíz pela o; la región cundiboyacense con su puchero, el ajiaco y la sobrebarriga; Antioquia y el eje cafetero donde la yuca, el maíz y el frijol son los protagonistas junto a las arepas, hogaos, fríjoles, tamales, mondongos y gelatinas de pata; el Huila y el Tolima, famosos por su bistec de hígado y los platos preparados con cerdo; la Región Caribe y sus arroces, bollos, arepas y la leche de coco; la Región del Pacífico y su gastronomía de influencia negra; y la Amazonía y los Llanos Orientales. 

Alguien ha dicho alguna vez que la cocina colombiana es un cocido multiétnico, un sancocho cultural delicioso. ¿Qué pensáis vosotros? Yo tengo claro que así es y y además tengo la inmensa suerte de poder disfrutarla.

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lunes, 4 de marzo de 2013

De paseo en Gluggi por La Candelaria

Colombia de una / Toya Viudes




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Bogotá tiene uno de los centros históricos más bonitos y mejor conservados de América Latina, se llama La Candelaria y es lo que queda de la antigua ciudad colonial. Es una delicia pasear por aquí y perderse entre sus calles estrechas y empinadas y las casas de vivos colores, pero si lo tuyo no es caminar y te gusta que te lleven cómodamente y con total seguridad de un sitio a otro tomar un Gluggi es tu solución.

Gluggi en islandés significa ventana o balcón y es el nombre con el que han bautizado al motocarro marca colombiana Outeco especialmente diseñado y decorado que veis en la foto y que al estar abierto por los dos lados hace que no te pierdas ni un detalle en tu recorrido. ¿Y cómo funciona este novedoso servicio? Estos cochecitos con conductor incluido conectan los establecimientos que forman parte de la llamada Zona C de La Candelaria, una asociación que trabaja con mucho empeño para conseguir una Candelaria turística, limpia y segura. Así que por ejemplo si vienes de visita a Bogotá, te hospedas en unos de los hoteles incluidos, quieres visitar un museo, ir de compras a alguna de la joyería y luego a cenar en uno de los restaurantes que forman parte de la asociación llamas a un Gluggi y solucionado; y lo mejor de todo es que el servicio es totalmente gratis. Si vives aquí, traes tu coche, lo aparcas en uno de los parkings asociados, te subes a tu Guggli y a disfrutar. Ah! Y también ofrecen servicios de bodas, cumpleaños y eventos empresariales.

Hace unos días me monté en uno de ellos y la verdad es que me pareció genial y sobre todo muy cómodo para recorrer esta zona de la ciudad. Y si llueve o hace frío, mejor que mejor. ¿Te animas?

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viernes, 1 de marzo de 2013

El Cocuy también existe

El Cocuy Colombia de una Toya Viudes


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¡Buenos días! Estoy feliz: ayer publicaron en la web de viajes de la Cadena Ser de España mi artículo sobre El Cocuy que podéis leer en este enlace. Esta página recibe muchísimas visitas así que ya saben en medio mundo que este parque nacional es uno de los destinos más impresionantes de Colombia, con nieves perpetuas durante todo el año, el glaciar más grande del país, picos con más de 5.000 metros de altura, cascadas, cóndores, águilas, lagunas. Un súper destino donde se pueden hacer mil cosas sin necesidad de ser un experto deportista. Espero os guste lo que he escrito.

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