jueves, 31 de enero de 2013

El Amigo Fiel

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Mi amiga Marta aprendió en Popayán a manejar con uno de ellos y todavía recuerda lo complicados que eran los cambios, el "gallo" de abrir las puertas y lo duras que estaban las ventanas. Lina me cuenta que viajó desde Bogotá hasta Ecuador con sus padres y su hermana pero al llegar al Alto de La Línea, en plena Cordillera Central de los Andes, les tocó bajarse, dejar al conductor solo y hacer un buen tramo a pie porque el carrito en cuestión no subía montaña arriba con tanto peso ni loco. En España lo llamamos Cuatro latas; en Colombia lo conocen cariñosamente como El amigo fiel. Os presento al Renaul 4, uno de los carros más queridos, consentidos y emblemáticos de este país y todo un aguerrido guerrero a pesar de su delicada apariencia, su pequeño motor de 850 centímetros cúbicos y su diminuta caja de cambios.

Desde que vivo aquí he visto muchos coches de estos por todo el país; algunos como nuevos porque los cuidan como la niña de sus ojos; otros "engallados" -decorados- con imágenes de vírgenes, nombres de los hijos, tapicerías disparatas y yo qué se cuántas cosas más; otros, abandonados en los parqueaderos.

La historia del Renault 4 se remonta a los años 50 cuando el entonces director de la compañía decidió fabricar un utilitario barato que sirviera tanto para circular por la ciudad, trotar por el campo o transportar cargas ligeras. Dicho y hecho: el coche salió a la calle y ese mismo año triunfó en el Salón del Automóvil de París. En Colombia fue el primer automóvil de ensamblaje nacional y su producción se prolongó nada más y nada menos que 22 años. Durante todo este tiempo ha ganado rallies, paseado de una punta a la otra del país, cruzado ríos y hasta traspasado fronteras; además tiene un activo Club de Fans y un mítico anuncio de televisión recordados por todos que podéis ver más abajo.

Y vosotros, ¿qué historias podéis contar de vuestro "Amigo Fiel"? 

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Mi amado Pacífico

Colombia de una / Toya Viudes

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Hoy me levanté pensando en esta playa, ¿hermosa, verdad? Recuerdo con especial cariño los infinitos y solitarios paseos sintiendo la arena mojada en mis pies, los baños al amanecer, el juego de las olas, el ir y venir de las mareas. Aprendí mucho en esta tierra mágica y llena de vida. Quiero volver a mi amado Pacífico colombiano.

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lunes, 28 de enero de 2013

El almanaque pintoresco de Bristol

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181 años de publicación ininterrumpida, un millón de ejemplares vendidos cada año y el mismo diseño desde 1832. Os presento al tradicional, popularúnico Almanaque Pintoresco de Bristol, toda una institución en Colombia y en muchos otros países latinoamericanos en forma de oráculo y santoral y del que ha escrito hasta el mismísimo García Márquez. Yo ya tengo el mío que compré el otro día en el centro de Bogotá y al que he fotografiado encima de la verde alfombra de mi habitación para que quede constancia.

El afamado y pequeño almanaque te aconseja sobre el mejor día para cortarte el pelo, podar tus plantas, sembrar tus cultivos o salir a pescar dependiendo de las mareas y la predicciones meteorológicas con datos del Observatorio Naval de los Estados Unidos. Además tiene información sobre las festividades católicas, la posición de los planetas, las estaciones, los horóscopos y el santoral. Y chistes, datos curiosos, consejos prácticos y fases célebres. Todo un compendio de sabiduría ancestral y popular

Todo esto está muy bien pero, ¿quién  fue el tal Bristol cuyo retrato ilustra la portada? D. Charles era un químico y farmacéutico de Nueva Jersey que decidió sacar a la calle esta modesta publicación para promocionar su jarabe de zarzaparrilla y divulgar consejos médicos Como el almanaque en cuestión no era muy ameno que digamos se le ocurrió la idea de incluir el santoral y algunos chistes y con los años, un montón de cosas más. En 1856 la firma Lanman y Kemp Barclay compró la empresa y añadió al almanaque productos emblemáticos como el Agua de Florida Murray y Lanman, el Tricófero de Barry, ideal para mantener el saludable brillo de tu cabello, o los jabones de baño cuyos anuncios están todavía después de tantísimos años en el ejemplar que tengo en casa. 

Mi almanaque ya se ha convertido en libro de cabecera y tú, ¿tienes ya el tuyo cerca de tu cama?

Si quieres saber más no te pierdas este vídeo 


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domingo, 27 de enero de 2013

El Divino Niño



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No sé si vosotros pensáis lo mismo que yo pero creo que existen lugares en el mundo mágicos y energéticamente muy poderosos en los que nada más entrar un latigazo te sacude todo el cuerpo de la cabeza a los pies para sentir minutos después una gran paz; para mí, el Santuario del Divino Niño de Bogotá es uno de ellos. Es impresionante acercarse hasta allí un domingo, como he hecho yo hoy, y compartir la devoción y el recogimiento de las más de 250.000 mil personas que pueden llegar a congregarse durante todo el día y participar en alguna de las 28 misas que se celebran desde las cinco de la mañana a las siete de la noche. Y os aseguro que no hace falta ser religioso ni creyente para sentir la fe de toda esta gente que viene hasta aquí para rezar y pedir ayuda a esta imagen bondadosa, tierna, y sonrosada que fue encargada en 1935 en unos almacenes de arte religioso del barrio de La Candelaria por un padre salesiano de nombre Juan del Rizzo, devoto del Niño Jesús de Praga, llegado desde Italia y convencido de la importancia de honrar la infancia de Jesús. Quién le iba a decir a este religioso que con los años esta imagen, que llevó hasta el popular y obrero barrio del 20 de julio, se iba a convertir en milagrosa y su santuario, en uno de los centros de peregrinación y oración más importantes de esta ciudad.


Esta mañana en el santuario no cabía un alma; había gente dentro, fuera, en la plaza, en la capilla, en las escaleras. Pero hay que aclarar que hasta aquí se viene a pedir a la más colombiana de todas las figuras divinas pero también a dar porque ésta es una devoción que exige obligaciones. Y de eso ya se encargó el padre del Rizzo que instauró la Novena de Homenaje y Petición de la que se han vendido millones de ejemplares y donde se explica qué hay que hacer para agradecer los favores recibidos.

Me pregunto qué colombiano no ha pedido alguna vez algo al Divino Niño; hasta lo he hecho yo y soy española. El nos dice que "todo lo que quieras pedir, pídemelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado". Ojalá que así sea Divino Niño y se recupere pronto mi madre. 


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sábado, 26 de enero de 2013

Romance de la luna

Colombia de una / Toya Viudes


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Mirad qué luna hay esta noche en Bogotá; la acabo de fotografiar desde mi casa y me ha hecho recordar un maravilloso poema de Federico García Lorca.

Romance de la luna 

La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira mira.
El niño la está mirando.

En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.

Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.

Niño déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.

Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño déjame, no pises,
mi blancor almidonado.

El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.

Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.

Una de churros

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Colombia me hace revivir los sabores de mi infancia: aquí los tomates saben igual que los que utilizaba mi madre en verano para hacer gazpacho, las zanahorias son tan dulces como las de la huerta del vecino y los churros, tan deliciosos y crujientes como los que devorábamos mis hermanos y yo en vacaciones y que ahora comen como locas mis sobrinas, por lo menos los que probé ayer en la Churrería Española La Castreña, en plena carrera 13 y que hasta fotografié para que quedara constancia.

La churrería la abrió hace 60 años D. Vicente y la llamó La Castreña en honor a Castro Urdiales, su pueblo de origen en Cantabria. Desde entonces no han parado de vender a 2.300 pesos -1 euro más o menos- raciones y raciones y raciones de estos churros que muchos acompañan con chocolate eso sí, mucho más clarito que el que tomamos en España. Los churros están campeones, son muy pequeñitos y se comen de un bocado y además los sirven con mucha azúcar como nos gusta comerlos en España. 

A D. Vicente, que por cierto tiene más de 90 años, no lo pude conocer porque pasa largas temporadas en España; en su negocio sí que estuve ayer un buen rato entre churros, morcillas y chorizos que también venden al mejor estilo español y con receta de la casa. 

¿La dirección de la churrería? Cr. 13 58b#67. ¿A quién de vosotros le gustan los churros? Yo me comería kilos y kilos.

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miércoles, 23 de enero de 2013

Nada calienta mejor que una ruana (2)

Carlos Avellaneda / Caminantes del retorno

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Definitivamente no hay nada mejor para el frío que una ruana. Y si no que se lo digan a Don Miguel que no se la quita del cuerpo ni para hacer cima en el Púlpito del Diablo, ese imponente bloque de piedra que veis al fondo de esta preciosa foto que tomó en El Cocuy mi amigo Carlos Avellaneda de Caminantes del Retorno

Me vine de allí sin una ruana en la maleta y no me preguntéis por qué porque ni yo misma lo sé y eso que en Boyacá tejen las mejores, por algo en lengua muisca este departamento de Colombia significa "Región de la Manta Real". Todavía me estoy arrepintiendo sólo de pensar lo calentita que estaría yo ahora con una mantita de éstas para la que se necesita esquilar dos ovejas de las grandes y que además puede servir como cobija, manta para un romántico picnic en el campo o, doblada, como cojín. Práctica y popularísima prenda.

Os contaba hace unos meses en otro post que cuando en el siglo XVI llegaron a esta zona de Colombia los españoles ya se encontraron con estas mantas que los indígenas de la región usaban para protegerse del frío, y que con el tiempo se unieron a los cortes de los capotes que ellos lucían, naciendo así la ruana.

Doña Cleotilde trabaja en su telar horizontal de Güican hace más de treinta años donde teje, además de ruanas, cobijas, chales, bufandas, ponchos; todo con pura lana de oveja, nada de mezclas ni de tejidos sintéticos. Estuve con ella intentando aprender a manejar el telar pero no hubo manera porque hay que ser toda una experta para mover con soltura los pedales, las lanzaderas, el peine y yo qué sé cuántas cosas más. ¿O no? ¿Alguno o alguna de vosotros tiene la inmensa suerte de guardar en su armario una de estas codiciadas ruanas?

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Colombia de una / Toya Viudes

Dulce placidez

Colombia de una / Toya Viudes

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¿Para qué decir nada? Sólo que la foto la tomé en Bahía Solano, en el Pacífico colombiano, una tierra que me atrapó el corazón y a la que quiero volver en busca de esa dulce placidez.

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martes, 22 de enero de 2013

Mi primera clase de salsa

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Lo mío tiene pecado; más de un año y medio viviendo ya en Colombia y hasta el viernes pasado no di mi primera clase de salsa pero bueno, como dicen en mi país, nunca es tarde si la dicha es buena, y la dicha fue "rebuena" tanto que estoy pensando en hacerme bailarina profesional pero será en mi próxima vida porque en ésta ya no me da tiempo.

Para esto de la salsa el secreto, como en todo, es tener un buen profesor y el mío es el mejor, ¡si hasta es juez en el Campeonato Mundial!: se llama Jorge Orozco, es el dueño de la Academia Punta y Taco, una de las más reconocidas de Bogotá, y tendríais que ver cómo se mueve: dios mío este hombre es puro ritmo y sabrosura y para llegar a bailar como él no necesito una sino varias reencarnaciones. El me asegura que en tres meses aprendo "para defenderme en la rumba" y en un año y medio bailaré de maravilla. Además dice que los extranjeros somos buenos alumnos, muy disciplinados y puntuales. ¿Será? Jorge es de Manizales y aprendió a bailar en la calle; el otro día me contaba que en esto de la salsa los colombianos son más hábiles moviendo los pies y los cubanos, las caderas. ¿Y eso por qué? "La culpa" la tiene la costumbre hace años en las discotecas de pinchar a 45 revoluciones los discos de 33 que llegaban de fuera. Hay que ver. 

Los de las fotos son mis compañeros de la clase del otro día: había un francés, una irlandesa, un norteamericano con cara de coreano, una servidora y el resto, colombianos porque no os vayáis a pensar que en Colombia sabe bailar salsa todo el mundo. De eso nada monada; ni que en España bailáramos todos flamenco.

A mí me encanta bailar así que fue empezar a sonar la música y a mover como una loca el esqueleto. Lo peor en estos casos es tener vergüenza por lo que a la mía, como ya la conozco, le di la tarde libre. Lo pasé bomba, me reí, asimilé eso de que en este baile el hombre propone y la mujer le sigue y aprendí algunos "shines", esos movimientos para deslumbrar a tu pareja. Ahora me toca mucho espejo y ¡esperar a la próxima clase! 

Y a ti, ¿te gusta bailar salsa? 

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lunes, 21 de enero de 2013

El Pasaje Hernández, en el diario español EL PAIS

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Siempre me hace mucha ilusión que en la prensa de mi país se hable de Colombia, pero no de esa Colombia de la que yo personalmente estoy harta de escuchar y supongo que vosotros, también. Este país es mucho más de lo que cuentan y yo sigo empeñada en aportar mi granito de arena en dar a conocer la otra Colombia que existe fuera de los tópicos típicos. Así que ahí va el artículo que he escrito para el diario español El País sobre el Pasaje Hernández, una joya arquitectónica en el centro de Bogotá. Espero que os guste. ¡Feliz día!

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viernes, 18 de enero de 2013

Las montañas de El Cocuy

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En el mundo hay montañas y montañas y luego están las de la Sierra Nevada El Cocuy-Güicán. Si tuviera que definirlas no sabría qué adjetivo utilizar así que mejor compartir esta foto, que me hizo mi amigo Carlos Avellaneda de Caminantes del retorno, para que las juzguéis vosotros mismos. El minúsculo punto rojo soy yo perdida y agotada en la inmensidad de estas moles que me dejaron literalmente sin aliento. Pero al final conseguí subir hasta la meta y eso me hizo muy pero que muy feliz.

Tengo que confesar que cuando llegué a Colombia y me hablaban de El Cocuy me sonaba a destino sólo para escaladores y montañeros de alto nivel pero estaba muy equivocada; ahora que acabo de regresar de allí, además de pensar que es uno de los lugares más bonitos de este país, he comprobado que no hay que ser ningún experto deportista para pasarlo bien y qué allí hay mil planes para todos. Esta sierra tiene nieves perpetuas, el glaciar más grande del país, picos con más de 5.000 metros de altura, cascadas, cóndores, águilas e infinidad de lagunas. Si te gusta la montaña, montar a caballo, la escalada en roca o hielo, el rappel, la acampada o la fotografía éste es tu sitio.


Dentro de la sierra hay diferentes rutas. ¿Y cuáles hicimos nosotros? El primer día, y con el fin de aclimatarnos a la altura, dimos una vuelta por el impresionante Cañón del Río Cardenillo cuajado de frailejones (foto abajo). Estas plantas –de las que existen 146 especies- sólo se encuentran en las altas montañas de Venezuela, Colombia y Ecuador, tan sólo crecen una media de 2 centímetros al año. El nombre se lo pusieron mis paisanos los españoles que creyeron ver en ellos lejanas figuras de frailes entre la niebla.

Al día siguiente bien temprano llegamos con nuestro coche hasta las Cabañas Los Herrera y desde allí comenzamos a pie nuestra excursión hasta el Púlpito del Diablo, un prisma de roca de 70 metros de altura que sobresale en medio de la nieve y que está a casi 5.000 metros de altura. El ascenso se emprende por el sendero que lleva hasta la Laguna Pintada y después hacia el Hotelito, lugar de campamento y fin del trayecto para los que prefieren llegar hasta allí a caballo. Y desde este punto todo el mundo a pie montaña arriba. El camino tiene su qué pero cuando llegas arriba y ves el Púlpito se te quita de golpe todo el cansancio.

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jueves, 17 de enero de 2013

Los paisajes de Gonzalo Ariza

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La sabana de Bogotá en más bella si cabe en los cuadros de Gonzalo Ariza; las orquídeas, más salvajes; los frailejones, me gustan más; las montañas son más altas; la bruma, más misteriosa; los cafetales, más frondosos; las nubes flotan más. Este año se cumple el centenario del nacimiento de este artista colombiano, paisajista entre paisajistas, y el Museo de Arte Moderno de Bogotá lo celebra con una preciosa exposición en la que estuve ayer y a la que quiero volver ya.

Ariza viajo en repetidas ocasiones a Japón, donde se acercó a la filosofía zen, los jardines budistas, los templos de arena, estudió grabado y acuarela y aprendió a pintar de rodillas consiguiendo otra perspectiva más aérea; a su regreso a Colombia plasmó como oriental la exuberancia y los contrastes del paisaje de este país, rompiendo de cuajo las estrictas e imperantes reglas de la Escuela de San Fernando de España por lo que fue muy criticado. Ayer, cuando contemplaba embelesada sus cuadros tuve unas ganas locas de saltar y meterme dentro de ellos en busca de esa serenidad y paz que transmiten, buscando un rincón donde sentarme, cerrar los ojos y meditar. Hasta ayer no conocía la obra de este maestro pero ahora la seguiré bien de cerca porque quiero seguir paseando de su mano por esos maravillosos paisajes de este país que tanto amo.

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miércoles, 16 de enero de 2013

La tentación del chicharrón

Colombia de una / Toya Viudes

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Cuando vivía en España la única carne que probaba era el pollo y el jamón pero mira lo que son las cosas que ahora en Colombia hasta chicharrones como. Claro, es que vamos a ver, ¿quién se puede resistir a la tentación de un plato de crujientes tocinitos acompañado de guacamole y arepitas como el que nos sirvieron hace unos días en Andrés Carne de Res, el restaurante más famoso y más visitado de este país? Yo, definitivamente, no, aunque ponga gravemente a riesgo mi colesterol

Yo no soy ninguna experta en gastronomía aunque me encanta comer así que he pensado que lo mejor es que comparta lo que escribió sobre el chicharrón en su blog mi amigo y también murciano que no marciano Dani Meroño, El cocinero viajero, que de esto sabe un rato. Podéis leerlo en este enlace

A Dani y a mí nos encantan los chicharrones que preparan en Antioquía y en Andres Carne de Res. Y a ti, ¿cuáles son los que más te gustan? 


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martes, 15 de enero de 2013

El aguardiente con anamú de Don Alirio

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Yo no soy de mucho beber, la verdad, pero un aguardientico de vez en cuando no me lo quita nadie y si es antioqueño, mejor que mejor. Es excelente para la digestión y para combatir el frío de las noches bogotanas pero con anamú nunca lo había probado. Bueno, la verdad es que ni idea tenía que existía en la faz de la Tierra esta planta hasta que hace unos días me la dio a conocer  mezclada con este licor Don Alirio en su Bar Bellavista de El Cocuy, por cierto, el pueblo más lindo de Boyacá, uno de los departamentos de Colombia y en el que se libró la batalla del mismo nombre decisiva para la independencia del Virreinato de Nueva Granada. 

Don Alirio me animó a investigar en internet y ahora sé que el anamú, utilizado desde hace siglos por los indígenas desde México al Amazonas, tiene propiedades anticancerígenas. Dicen, también, que es excelente para el sida, la malaria, la diabetes, la artritis, el reumatismo y hasta la pérdida de memoria. Lo que no sé yo es si la cosa funciona mezclada con aguardiente o mejor hay que tomársela en una infusión calentita de las que ni marean ni hacen daño. Habrá que probar. En Cuba tienen tanta fe en la planta en cuestión que hace unos años repartieron cerca de 200.000 tabletas de este compuesto por todo el país. Y tú, ¿habías oído alguna vez hablar de esta milagrosa planta? ¿Y la has probado?


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lunes, 14 de enero de 2013

Sua, Sie y las Lagunas de Siecha

Colombia de una / Toya Viudes

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Ayer, en el Parque Natural de Chingaza, leí: "Para los indígenas muiscas, la Humanidad surgió de una laguna y la vida se renueva día a día a partir del encuentro de Sua (el Sol) con Sie (el Agua). Correr la Tierra era para ellos un rito de veneración y tributo a la vida y a la fertilidad en un peregrinación anual por las lagunas cercanas a Bogotá que partía de la de Guatavita y terminaba en la de Ubaque. Su punto cumbre pasaba por el filo de cordillera entre la vertiente del Orinoco y del río Magdalena, en las Lagunas de Siecha". Y a estas lagunas sagradas tuve ayer la inmensa suerte de ir de excursión con mis amigos de Caminantes del Retorno

Colombia de una / Toya Viudes
Bonitas las lagunas son tan bonitas como la foto, bueno no, mucho más, y lo mejor es que están muy cerca de Bogotá y el camino hasta llegar a ellas no encierra dificultad alguna, hasta lo pueden hacer niños. Ayer hizo un precioso día de sol así que disfrutamos muchísimo y regresé cargada de energía porque este sitio es muy, muy especial. Se encuentra en pleno páramo, a más de 3 mil metros de altitud, y todo el camino está cuajado de frailejones (como los de la foto). Estas plantas –de las que existen 146 especies- sólo se encuentran en las altas montañas de Venezuela, Colombia y Ecuador, tan sólo crecen una media de 2 centímetros al año y entre sus hojas muertas viven pequeños insectos y hasta ranas y lagartijas. El nombre se lo pusieron los españoles que creyeron ver en ellos lejanas figuras de frailes entre la niebla. Menuda imaginación.

Me pregunto por qué nos empeñamos en subirnos a un avión cada vez que podemos y viajar lejos cuando tenemos estas maravillas al lado de casa. 

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sábado, 12 de enero de 2013

Como los ángeles

Colombia de una / Toya Viudes

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Hoy quiero compartir con vosotros un vídeo muy especial que grabé en Valledupar, en la Academia de Música Vallenata Andrés “Turco” Gil. Sólo lanzo una pregunta al aire: ¿Quién ha dicho que un niño ciego no puede tocar el acordeón como los ángeles? 


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viernes, 11 de enero de 2013

Don Marco, su televisor y la Hacienda La Esperanza

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Lo compró en los 70 en la isla de San Andrés marca Philips y batería de 12 voltios. Fue el primer televisor que llegó al municipio de El Cocuy, en el departamento colombiano de Boyacá, y como no había electricidad tocaba recargarlo con la batería del coche o carro como aquí lo llaman. Don Marco lo colocó en la sala principal de su hacienda y se convirtió en toda una atracción para el vecindario que se reunía a ver los combates de boxeo del legendario  Pambelé que hasta llegó a ser campeón mundial. 

El viejo televisor no lo pude ver ni fotografiar porque lo tienen guardado en una finca pero en mi viaje sí he conocido a su dueño, sus historias y su Hacienda La Esperanza en pleno Parque Nacional Natural El Cocuy en la que él y su esposa nos han cuidado como en casa. Don Marco ha pasado toda su vida en esta hacienda con sabor español de más de 100 años, propiedad de su familia a la que antes tenía que llegar a caballo porque ni carretera había y donde vive hace años rodeado de ovejas y montañas. Ahora es uno de los mejores alojamientos que se pueden encontrar dentro del Parque y donde por las mañanas antes de las caminatas te alegran el día con un reconfortante caldo de papa y al anochecer hasta la cama te calientan con una bolsa de agua caliente que aquí llaman "perrita", eso sí, después de haber saboreado la deliciosa y amorosa cocina de Doña Astrid. Si ya lo decía yo: como en casa.


En la Hacienda La Esperanza están en todo: si necesitas un caballo para recorrer la Sierra a la puerta te lo llevan; un guía, información, un lugar para acampar, una aromática calentita, lo que haga falta. 

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jueves, 10 de enero de 2013

Y me enamoré de El Cocuy

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Acabo de llegar a Bogotá. He estado cuatro días recorriendo la Sierra Nevada El Cocuy-Güican y he venido enamorada de esa tierra, otro paraíso colombiano. Tengo mil cosas que contar pero mientras pongo en orden mi cabeza y me recupero de las agujetas que traigo de andar por la montaña os comparto algunas de las fotos que he hecho. Las podéis ver en este enlace; espero que os gusten. 
¡Feliz día! 

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sábado, 5 de enero de 2013

Y nos fuimos al Cocuy


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Dicen que es uno de los destinos más bonitos de Colombia. Mañana bien temprano nos vamos para el Parque Nacional del Cocuy con un guía de lujo: mi amigo Carlos Avellaneda que además dirige Caminantes del Retorno, la mejor empresa de ecoturismo que existe ahora mismo en este país con cerca de 30 años de experiencia. Por cierto, la foto de arriba es suya. 

Mi amiga Cata me ha dejado una de esas conexiones a internet portátil así que desde allí podré ir contando cosas y colgando alguna foto. Estad atentos. Buenas noches, me voy a dormir que mañana me espera un madrugón de esos que hacen historia.

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viernes, 4 de enero de 2013

Sabor español en Bogotá

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Os adelanto el artículo que he escrito para la sección de Viajeros urbanos del diario español El País y El Espectador y que publicarán dentro de unos días sobre el nuevo restaurante en Bogotá de mi amigo y también bloguero Dani Meroño. Y no es amor de madre, perdón, de amiga, es que en Chamberí se come rico, rico y con "mucho fundamento". Las fotos son de Ronnie Scheneider.  



Comer un buen cocido en Madrid no tiene secreto alguno pero si es en Bogotá la cosa cambia. Hace unos meses abrió sus puertas en la Zona Rosa de la capital colombiana Chamberí, un restaurante que además de rendir con su nombre homenaje al castizo barrio madrileño sirve todos los viernes este español y reconfortante guiso siguiendo la tradicional receta y fiel a sus abundantes e inacabables raciones. La de Chamberí es cocina europea de mercado con tapas españolas como tortilla de patatas, croquetas, patatas bravas, ensaladilla rusa, boquerones en vinagre, embutidos ibéricos y montaditos. Hay otros platos como pulpo con cous-cous de piquillos y aceitunas (foto abajo), calamares con habichuelines salteados en aceite de trufa o buñuelos de queso Idiazábal, además de arroces, pescados del día y carnes. Para los amantes del cerdo, el Homenaje Aud Pied de Cochon –en recuerdo al célebre restaurante de Montreal y a su chef Martin Picard- incluye cinco preparaciones diferentes de esta carne desde panceta con chimichurri, costillitas o carne desmechada, acompañas de cogollos de Tudela, rábanos y otras hojas verdes. Se recomienda compartir si no se quiere morir en el intento. Además, desde las 7,30 de la mañana se sirven desayunos “typical spanish” con sugerencias como tostadas con tomate rallado y aceite de oliva y huevos estrellados estrellados con papas camperas, pimientos asados, jamón serrano y pancita. Se me hizo la boca agua...

A Chamberí se va a comer bien rico y sabroso y a dejarse mimar por su gerente y maitre, el español José Agulló, y por su chef, Dani Meroño, un murciano de Cartagena afincado desde hace años en Bogotá, convertido ya en uno de los cocineros de mayor reconocimiento del país. Daniel fue uno de los responsables de la Plaza de Andrés, exitoso espacio gastronómico de la ciudad, y de su menú de 300 platos de comida colombiana e internacional, es bloguero y hasta hace nada, chef ejecutivo de uno de los grupos hoteleros más importantes del país con ocho restaurantes a su cargo. Su cocina es una interpretación de la latina a través de la mediterránea y sus arroces y pescados, que ya pueden saborearse en Chamberí, son famosos en toda Colombia. ¿A qué estás esperando?

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Chamberí 
Cra. 14 / 86A - 12 Esquina, Bogotá Horario Lun - Sáb: 7,30 – 18
Tlf: (1) 6365288

miércoles, 2 de enero de 2013

Nereo López, un contador de historias

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Mi abuelo Adrián Luis fue un excelente fotógrafo; siempre lo recordaré con su cámara colgada al cuello y en su cuarto de revelado donde se encerraba a oscuras horas y horas entre líquidos, carretes, tanques, pinzas y papeles y en el que yo muchas veces lo acompañé. De él he heredado mi pasión por la fotografía y ojalá desde donde esté pueda seguir mi trabajo. 

A mi abuelo, como a mí, seguro que le encantarían las fotos del colombiano Nereo López que hoy he descubierto en un artículo que le dedica The New York Times y que un amigo ha colgado en el facebook. Nereo tiene 92 años y vive en el barrio de Queens, en Nueva York. "No soy viejo", ha dicho en alguna ocasión; "viejo es lo que no sirve. Yo soy mayor, porque sigo produciendo".

Este contador de historias amigo de García Márquez nació en Cartagena de Indias en 1920. No había cumplido ni veinte años cuando un amigo le pidió que le guardara su cámara de fotos. Y así empezó una afición que le llevó a recorrer toda Colombia como corresponsal de El Tiempo, El Espectador, la revista brasileña O Cruzeiro y Cromos y a acumular miles y miles de negativos y  fotografías que hoy conforman uno de los patrimonios gráficos más importantes del país y todo un tesoro nacional

Me gustan las fotos de Nereo López porque retratan la magia y la sencillez de la vida cotidiana de los colombianos. Me gustan porque en su día consiguieron que la gente de la ciudad abriera los ojos a otras realidades. Gracias Maestro.

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