lunes, 30 de abril de 2012

¡200.000 visitas!

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Acabo de llegar de Barranquilla a Bogotá y me he encontrado con la feliz noticia de que mi blog ha llegado a las 200.000 visitas. Con el corazón que veis en la foto quiero mostrar mi cariño a todos los que me leéis y a diario me dejáis mensaje de ánimo y apoyo. Pero este corazón también simboliza el amor que tengo a toda mi familia, que siempre está ahí para apoyarme, y a la gente de Barranquilla que durante todos estos días me ha hecho sentirme como en casa. Gracias Cristina, Mónica, los dos Carlos, Juanita, Mariluna, Titina y tantos otros... Muchas, muchas gracias, volveré muy pronto.

domingo, 29 de abril de 2012

Barranquilla querida

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Sigo en Barranquilla. He venido a escribir un reportaje para VivaColombia, la nueva compañía aérea que empezará a volar en mayo, y a ver a mis amigas Cristina y Mónica que conocí hace unos meses. ¿Y qué he hecho todos estos días? Descubrir el Museo del Caribe, un viaje muy ameno e interesante por la historia y la cultura de esta zona de Colombia, y el de Arte Moderno en el que el otro día se inauguró una exposición del arquitecto Rogelio Salmona; navegar por el Magdalena hasta su desembocadura y probar la gastronomía de la mano de grandes chefs como Rodrigo García y Alex Quessep, además de aprender la receta del sancocho de guandul que es como un frijolito pequeño. Más cosas: fotografiar las joyas art-deco que guarda el centro de la ciudad y pasear por el muelle de Puerto Colombia, en su día el segundo más largo del mundo, además de comer carimañolas de queso -una especie de empanaditas- y beber jugo de corozo, una fruta deliciosa que crece por aquí. ¡Ah! Y anoche estuve en la fiesta de 15 años de la hija de una de mis amigas. De lo que no he tenido tiempo es de escribir -prometo hacerlo cuando regrese a Bogotá- pero sí de hacer fotos. Si os apetece podéis verlas; éste es el enlace.

sábado, 28 de abril de 2012

El paraíso en forma de caballito de mar

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He escrito un reportaje para Proexport sobre mi viaje a San Andrés en el que cuento mil cosas: mi primer contacto con el creole, esa loca mezcla de inglés y español, la vuelta en moto que le di a toda la isla, la visita a la primera iglesia bautista de América Latina que trajeron desmontada desde Alabama, mi baño en el mar rodeada de mantas raya... Me encantaría que lo leyerais, dejarais algún comentario y un "Me gusta", si os gusta claro. 

Este es el enlace. Mil gracias y ¡feliz día!


miércoles, 25 de abril de 2012

Andrés y Connie

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Una de las grandes satisfacciones de mi blog es el contacto con la gente que me lee. Han pasado ya más de diez meses desde que lo empecé y todavía me sigo emocionando con cada uno de los mensajes que recibo y que contesto puntualmente. Recuerdo que hace tiempo escribí una entrada que se llamaba ¿Hay alguien por ahí? porque nadie me escribía nada y fíjate lo que son las cosas, ahora me dejan comentarios de medio mundo y mi blog está a punto de alcanzar las 200.000 visitas. Mil gracias a todos.

Connie ha sido desde el principio una de mis fieles lectoras, apoyándome, dándome ideas, datos nuevos. Es colombiana, de Bogotá, pero aquí conoció a Andrés -un español de corazón colombiano-, se enamoraron y se fueron juntos para Camarma de Esteruelas, un pueblecito de la Comunidad de Madrid, cerca de Alcalá de Henares, donde viven felices desde hace años. Aprovechando unos días de vacaciones han venido a Colombia a ver a la familia y nos hemos conocido. Aquí nos veis a los tres en la foto, en la Plaza Bolívar, en pleno centro de la ciudad, después de un delicioso desayuno a base de huevos, queso, pan y chocolate al que cariñosamente me invitaron para celebrar nuestro encuentro. Connie, Andrés; me encantó conoceros y ojalá más lectores se animen a hacerlo. 

martes, 24 de abril de 2012

Humboldt y sus viajes por Colombia

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Para Simón Bolívar fue el verdadero descubridor de América ya que sus estudios aportaron más que el paso de todos los conquistadores. Jamás aceptó dinero gubernamental evitando así que sus investigaciones tuvieran que supeditarse a otros fines que no le interesaban como el comercio o la explotación de plantas y minerales. Se llama Alejandro de Humboldt, nació en Berlín, murió en Colombia, fue geógrafo, naturalista, explorador, para muchos padre de la Geografía Moderna Universal y protagonista de una prodigiosa aventura humana y científica que le trajo en el siglo XVIII a tierras colombianas. 

5 de junio de 1799. Humboldt y el botánico y médico francés Aimé Bonpland parten a bordo de la fragata Pizarro rumbo a La Habana y México, pero una epidemia de fiebre tifoidea a bordo los obliga a desembarcar en Cumaná, al oriente de Venezuela. Desde allí viajan a Cuba donde están unos meses para viajar hasta Panamá pero esta vez una fuerte tempestad hace que se refugien en la costa de la entonces llamada Nueva Granada. Es en Cartagena de Indias donde se replantean la ruta y deciden explorar el río Magdalena, conocer la selva tropical y cruzar los Andes cargados de aparatos para determinar posiciones astronómicas y definir las fuerzas magenéticas, la composición química del aire atmosférico, su humedad, su temperatura, sus cargas eléctricas, su transparencia y su contenido en ácido carbónico. Menudo equipaje.

Comienza la aventura; paisajes nunca imaginados surgen a cada paso y los diarios de Humboldt y Bonpland se van llenando de notas y esquemas que luego servirán para levantar mapas y redactar memorables memorias científicas. Durante el viaje recolectarán alrededor de 60.000 muestras de plantas correspondientes a más de 6.200 especies, algunas desconocidas y buena parte encontradas en Colombia. Además, en el campo de la zoología harán grandes aportes y sus apuntes geográficos servirán para descubrir parte de un continente que había permanecido oculto a los ojos del resto del mundo.Y vosotros, ¿habíais oído hablar de Humboldt y de sus descubrimientos? 

domingo, 22 de abril de 2012

Que viva la Fiesta de la Lectura


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Siempre me ha gustado leer. Mis padres también son grandes lectores y desde muy pequeños a mis hermanos y a mí nos inculcaron el amor por la lectura. Por eso en nuestros cumpleaños de regalo siempre había un libro. Esta tarde he estado con Dani y Juli en la Feria Internacional del Libro de Bogotá que cumple 25 años y que estará abierta en Corferias hasta el 1 de mayo. No cabía un alfiler. Qué maravilla ver a tanta gente leyendo y comprando libros. 

He visto en internet que el año pasado pasaron por Filbo más de 400.000 personas y cerca de 100.000 nuevos lectores (jóvenes y niños) de colegios públicos y privados participaron de visitas guiadas,  talleres y actividades diseñadas especialmente para ellos. Precisamente la foto que veis arriba está tomada en el pabellón de 15 mil metros cuadrados que en esta nueva edición hay dedicado a la literatura infantil y juvenil y donde se pueden encontrar verdaderas joyas.

Pero no os penséis que en esta feria -considerada una de los tres eventos editoriales más importantes de América Latina- sólo se compran y se venden libros. Para nada: hay además toda una programación que incluye 700 actos culturales entre presentaciones, congresos, recitales, conferencias, lectura de poemas, mesas redondas, lanzamientos, una gran exposición dedicada al escritor colombiano Rafael Pombo, del que se cumple el centenario de su muerte. Y un país invitado, Brasil, con un pabellón de precioso diseño con infinidad de títulos y un completo programa con conciertos, cine, gastronomía, muestras de baile o de grafitis como el de la foto de abajo que se está pintando allí mismo. Yo he salido de la feria con nuevos libros de Rodrigo Rey Rosa, Christa Wolf, Margarite Duras y Andrea Camilleri, que he comprado a precio de ganga, y al grito de "Que viva la Fiesta de la Lectura". 

¿Alguno de vosotros ha estado ya en Filbo? ¿Qué os ha parecido?

viernes, 20 de abril de 2012

Bailar, bailar

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A mi abuela siempre le gustó bailar; tenía mucho ritmo y era la admiración de las pistas de baile cuando iba a una boda. Yo, desde muy pequeña, también soy muy feliz moviéndome y en Barcelona descubrí los 5 Ritmos de Gabrielle Roth, un camino de exploración personal a través del cuerpo y su movimiento. En cada una de mis clases bailé mi felicidad, mis penas, mis miedos, mi amor, mis sueños, tantas y tantas cosas; cuando llegué a Bogotá lo seguí haciendo. 

Ayer fue un día muy especial para mí; Carolina Rudas, profesora de los 5 Ritmos en Colombia, me invitó a acompañarla hasta Juan XXIII, uno de los primeros barrios de invasión de Bogotá, construido en los 50 por un grupo campesinos de Boyacá desplazados por la construcción de la Represa del Guavio. ¿Y qué fuimos a hacer allí? Carolina, María y María Fernanda han montado la Fundación Impulso Móvil con la que quieren acercar prácticas de arte y movimiento a las comunidades más vulnerables entre las que se encuentran las abuelitas que nos estaban esperando en el salón comunal del barrio para bailar los 5 Ritmos con nosotras.

Me reciben tapadas con sus mantitas y sus ruanas; algunas, apoyadas en sus bastones; todos son besos y profundos abrazos, de los de verdad, sin trampa ni cartón; me emociono y me viene a la cabeza la imagen de mi abuela moviéndose sin parar. Hoy vamos a trabajar el caos, una de las cinco esencias rítmicas de esta técnica junto al fluido, el staccato, el lírico y la quietud. Carolina les pide que bailen esas situaciones de la vida que han movido sus cimientos, que las han cambiado. Empiezan a bailar y yo con ellas y juntas, recordamos ese momento en que todo cambió y le damos movimiento. Y esos cuerpecitos que hace minutos parecían viejos y cansados despiertan y rejuvenecen al ritmo de la música.

Ahora toca pintar: ¿Qué pasó en mi vida cuándo todo cambió? ¿Fue un momento o fueron varios? María, especialista en arte-terapia, les invita a tomar uno de los lápices de colores y, con los ojos cerrados y la mano no utilizada habitualmente, empezar a dibujar. Aparecen los primeros animales, los ríos, las pequeñas casas, las nubes, los árboles, las flores. Es la añoranza de la tierra perdida. Tengo ganas de abrazar una a una, decirles que entiendo su dolor, que estoy con ellas. Volvemos a la pista de baile; comienza de nuevo el movimiento. Respiro y me conecto con la energía sabia y amorosa de estas mujeres, con cada una de sus arrugas, con casa una de sus canas, con cada uno de sus dolores. Es hora de soltar todo lo que nos sobra, no dejar nada dentro. Y estas adorables abuelitas sacuden con fuerza sus cuerpos, sus brazos, sus piernas. Para terminar, una a una dobla cuidadosamente sus dibujos y los deposita en un recipiente donde serán quemados. Y una a una pronuncia una palabra a modo de sanción: Que mi dios me ayude; que todo se vaya al desierto, al mar; paz; reconciliación; sol de verano; humildad; salud; recuerdos lindos de mi casa; memoria; gloria; la unión de todos.

María Cecilia, Sacramento, Olimpia, María Elisa, Hortensia, Lola, Rosa, Leonor, Esther, Reina, Ercilia, Araceli, Silvia, María Pastora, María Elisa, Alejandrina, Rosa, María, Carolina y María Fernanda. Gracias por vuestro baile; gracias por vuestro amor.

Podéis ver más fotos en mi fan page de Facebook Colombia de una.

jueves, 19 de abril de 2012

El creole

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Llego de noche a la isla de San Andrés, en el caribe colombiano, con mi hermana Maite y mi sobrino Abe que han venido de España a visitarme. Los españoles desembarcaron aquí a principios del XVI -no se sabe el año- y con las mismas se marcharon dejando vía libre a los puritanos ingleses y sus esclavos. Mi país nunca colonizó ni pobló esta isla, pero aún así se pasó el día peleando por su dominio y gobierno. El asunto se zanjó en el 1795 cuando la Corona española accedió a la petición de los británicos de permanecer aquí a cambio de someterse a España y a su estructura jurídica. En 1822 San Andrés, junto a Providencia y Santa Catalina, pasó a pertenecer a Colombia y como nadie les hizo mucho caso pudieron mantener su independencia tanto económica como cultural y su propia lengua: el creole. Pero llega el siglo XX y con él el deseo del Estado colombiano de catolizar, civilizar e hispanizar las islas. ¿Y qué hace? Pues por lo pronto prohibir el creole en los colegios e imponer el español. Desde entonces se vive una lucha constante por la defensa y reivindicación de los derechos isleños. 

Luciano nos recoge en el aeropuerto de San Andrés y escucho de su boca mis primeras palabras en esta curiosa mezcla de inglés y español que sólo ellos entienden; claro, de eso se trata. El creole, me cuenta, es una lengua oral lo que significa que no tiene una escritura alfabética, no aceptada por muchos porque dicen que es un "inglés mal hablado". Le pedimos a Luciano que nos hable en creole; lo hace muy rápido, gesticulando con todo el cuerpo y muy alto. ¡Parece que está enfadado! Y vosotros, ¿habéis oído alguna vez hablar creole? 


Podéis ver mis fotos de San Andrés en mi fan page de facebook Colombia de una

martes, 17 de abril de 2012

Los gatos de TOT

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Siempre le gustó pintar. A los diez años descubrió en el garaje de su primo un aerosol para adornar bicicletas que le cambió la vida e hizo que guardara en un cajón sus pinceles y lápices A los trece, spray en mano, se atrevió a salir solo por las calles de Bogotá a pintar sus primeros grafitis. Ahora tiene unos cuantos años más, se llama Giovanni Sánchez, firma como TOT -en recuerdo de un perro que tenía su padre al que adoraba- y es uno de los grandes artistas colombianos.

¿Y qué es lo que pinta este admirador de Basquiat, Takashi Murakami, Joshimoto Nara, de los cómics y animados asiáticos y de Miguel Ángel y Picasso? Lo que tiene más cerca y lo que más quiere: su madre, su esposa, su gatos Math, Luca, Violeta y Lola, y sus perros. ¿Y cómo los pinta? Con cara de gato de ojos rasgados -como los suyos-, cabeza muy grande, cuerpo muy pequeño y rodeados de corazones que, para él, simbolizan la unión. Utiliza el rosa, el púrpura, el azul, el verde, colores que emocionalmente le inspiran felicidad. Y estos gatos están por toda Bogotá.

Quedo con Tot en la carrera 5 a la altura de la calle 70 donde hay una pared entera con sus grafitis; mi amiga Paula hace las fotos. Le pregunto cómo define su arte: grafiti pop, me dice. Tomo nota. Me cuenta que hace años pintaba por toda la ciudad pero que ahora lo hace menos poco porque no encuentra paredes libres. Pero no os penséis que TOT sólo pinta en las calles: también lo hace en su taller sobre madera, metal y lienzo, diseña muebles, esculturas, estampados de tejidos. Es un gran artista y una gran persona.

Aquí os dejo un vídeo de Tot en plena "faena grafitera". Tenéis más fotos de su trabajo en mi fan page de facebook Colombia de una.


lunes, 16 de abril de 2012

Jugando con las mantas raya

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Ya estoy de vuelta en Bogotá después de una semana de vacaciones con mi hermana y mi sobrino que vinieron desde España. Hemos estado en San Andrés, para quienes no lo sepáis una isla del caribe colombiano frente a las costas de Nicaragua. Allí hemos hecho mil cosas pero si me tengo que quedar con una no lo dudo ni un segundo: el tour de las mantas raya como allí lo llaman.

Mario Fernández y su tripulación nos esperan en el muelle; nos acompañan otros extranjeros (abajo en la foto) que también han venido a la isla a pasar unos días. Mario llegó a San Andrés hace más de veinte años y después de tener varios negocios se dedicó a esto de los tours marinos. Fondeamos no muy lejos de la costa. Pocos lugares en el mundo tienen un mar como éste; no puede ser más azul ni más transparente y, de verdad, no estoy exagerando. Saltamos al agua y, equipados tan sólo con nuestras gafas de buceo y los tubos para respirar, nos comienzan a remolcar muy despacito, cogidos a una cuerda. Qué espectáculo: vemos peces cirujano, loros guacamayo y azul, ángeles reina y francés, peces globo, perro, sargento, damiselas, isabelitas, carajuelos, morenas, pargos, lenguados, erizos blancos, pepinos de mar, corales cerebro, esponjas, caracoles pala….. ¿Algo más? Seguro que sí, pero es que vemos tantas y tantas cosas en este paraíso submarino declarado Reserva Mundial de la Biosfera que es fácil que se me olvide algo. Otra vez a bordo, un poco de navegación y nuevo fondeo esta vez al lado de la barrera coralina, una de las más extensa del país y de todo el Atlántico. El mar aquí tiene otro azul, más oscuro e intenso, por algo lo llaman el de los siete colores. Buceamos entre corales de fuego y más y más peces. ¡Hasta vemos un tiburón nodriza plácidamente recostado en una cueva!

Esta atardeciendo y ponemos rumbo al Acuario, precioso cayo rodeado de arrecifes de coral. Volvemos a sumergirnos pero esta vez rodeados de mantas raya que vienen hasta nuestro barco en busca de comida en forma de pan y bonito. Están tan cerca que incluso podemos tocarlas; son muy suaves. Calculamos que las mayores pueden tener hasta 20 años; las más pequeñas, no más de tres. Mario nos asegura que no atacan, sólo se defienden por eso hay que tener cuidado de no acercarse por detrás donde tienen el aguijón afilado. Jugamos con ellas, nos pasan por arriba, por abajo. Es emocionante. Me quedaría aquí con ellas para siempre.

Si vais a San Andrés y queréis hacer este tour marino podéis localizar a Mario en su e mail mfernandez@yahoo.es o en el teléfono 3153037884. 


sábado, 14 de abril de 2012

La iglesia bautista de San Andrés


Su torre roja y puntiaguda sirve de guía para los barcos que llegan a la isla. Si estás en el mar, mires donde mires siempre la ves. Dicen que es la iglesia bautista más antigua de América y se llama Emmanuel. ¿Hacemos un poquito de historia? La primera congregación de este género fue fundada en San Andrés por Philip Beekman Livingston Jr en la primera mitad del siglo XIX y no era más que un cobertizo hecho de ramas. En 1852 se construyó el primer templo que al poco se quedó pequeño ¿Y qué hicieron? Se encargó una nueva iglesia a una compañía en Mobile, un pueblo de Alabama, en los Estados Unidos, que se envió desarmada y sus piezas cuidadosamente marcadas. Los vecinos se encargaron de levantarla supervisados, eso sí, por el arquitecto que llegó desde Estados Unidos. Y desde entonces domina la isla desde La Loma, su punto más alto. 

Mauricio me llevó el otro día con su moto hasta allí. No pude entrar porque estaba cerrada pero me contaron que dentro caben mil personas sentadas, tiene dos púlpitos y un coro. Dicen que los domingos es un espectáculo. Otro viaje será. Lo que sí son impresionantes son las vistas de toda la isla desde allá arriba. No tengo palabras.


miércoles, 11 de abril de 2012

El paraíso se llama San Andrés

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Mi hermana y mi sobrino llegaron desde España a Bogotá el sábado pasado. El domingo por la noche agarramos un avión rumbo a San Andrés y aquí seguimos, en este paraíso en forma de isla del caribe colombiano. A mi vuelta prometo una crónica detallada de todo lo que hemos hecho por aquí; mientras tanto si os apetece podéis ver las fotos que voy colgando en mi página de facebook Colombia de una. Éste es el enlace. 

martes, 10 de abril de 2012

Billares Andrea


Lo primero es lo primero: me encanta el billar pero no tengo ni idea de jugar. Y mira que lo he intentado veces. Eso sí, me fascina ese aire retro que se respira en los salones, el golpe seco del taco contra la bola, la precisión del juego, la celebración de una carambola.

El otro día paseando por el centro de Bogotá, frente al Congreso, en los bajos de una preciosa casa colonial, descubrí una tienda -Billares Andrea- dedicada en cuerpo y alma al mundo del billar. Y entré a cotillear un poco. Sandra es la encargada de esta tienda y lleva trabajando veinte años en esto de los billares pero tampoco sabe jugar. Lo que son las cosas. Me cuenta que aquí se puede encontrar una mesa totalmente equipada desde un millón de euros (un poco menos de 500 euros) que es lo que puede llegar a costar un taco de importación. Si lo que buscas es un juego de bolas te lo puedes llevar a tu casa por unos 200.000 pesos. Se venden, además, billares, paños, bolas, tizas, guantes, tacos, birlas...

Cómo me gustan estos pequeños comercios que guardan todo el encanto de los negocios tradicionales y que tristemente están desapareciendo devorados por otros más grandes. Por eso disfruto tanto paseando por el centro de Bogotá y por eso animo a cuidarlo. 


domingo, 8 de abril de 2012

No seas mamón


Para la Real Academia Española un mamón es el que todavía está mamando; popularmente un mamón es eso, alguien que se quedó atrapado en su infancia, no ha madurado todavía y no hace más que tonterías. Pero es que además es un bizcocho muy blando y esponjoso que se hace en México y un árbol de la familia de las sapindáceas, corpulento, de copa tupida y flores en racimo. Su fruto es el mamoncillo que veis en la foto y que crece en Colombia, Venezuela, Cuba, Isla Margarita, Guayana Francesa, Guyana y Surinam. No sé si me olvida algún país.

Aquí en Colombia les encanta y lo comen a todas horas. Yo lo probé el otro día y la verdad es que está bien rico. Debajo de su cáscara dura tiene una semilla rodeada de una pulpa jugosa y agridulce de textura gelatinosa parecida a la del lychee o por lo menos eso me parece a mí. La diversión está en chupar y chupar  esta semilla hasta que consigues retirar toda la pulpa y así pasas el rato.
Se le conoce como el fruto de la vejiga porque ayuda a la desinflamación y a evitar obstrucciones, además de poseer propiedades astringentes y tonificar los músculos de los esfínteres, equilibrando el funcionamiento del riñón. Pues nada, a comer más mamoncillos y a hacer menos el mamón.

viernes, 6 de abril de 2012

La última cena en el Barrio Egipto


Recuerdo el Viernes Santo en casa. Mi padre se levantaba muy temprano para vestirse de nazareno con la paciente y amorosa ayuda de mi madre: la túnica morada, las enaguas almidonadas, el capirote para cubrirse la cabeza, la corbata, las medias de repizco, las ligas, las alpargatas de esparto y sus inseparables gafas de sol. Salía con el buche lleno de caramelos a encontrarse con su virgen, La Dolorosa -esculpida con mucho arte por Francisco Salzillo-, para pasearla a hombros y con orgullo por las calles de la ciudad. Cuando me hice más mayor yo también me vestí de nazarena, y con la cara tapada y una cruz al hombro, recorrí Murcia, mi querida ciudad.

La Semana Santa también se vive en Bogotá y con especial devoción en el popular Barrio Egipto y allí me planté ayer con Rodrigo y José Miguel eso sí, después de subir unas cuantas cuestas de las que quitan el aliento. Todos los Jueves Santo, a las puertas de la plaza de mercado de Rumichaca, se representa "La última cena" y "El Prendimiento". Antes lo hacían los mayores pero desde hace unos años, y para que no se pierda la tradición, han tomado el testigo los más pequeños. Hay que ver cómo disfruté viendo a la pandilla de la foto de arriba dando vida a Jesús y los once apóstoles acompañados de los dos adorables angelitos (en la foto de abajo). Cuánta pasión y profesionalidad pusieron en recitar sus textos. Bravo por estos pequeños actores. Cuando terminó la representación nos fuimos todos juntos andando hasta la iglesia levantada en el XVII cuando esta ciudad no era más que una modesta aldea y a la que llamaban la ermita de La huída de la Virgen María a Egipto. Luego construyeron las casas y el barrio adoptó el nombre del país de las pirámides.

Subimos las escalinatas de la iglesia hasta la puerta central; la vista nocturna de la ciudad me deja sin respiración. Me impresiona pensar que vivo en una ciudad tan grande. La luna está casi llena; hace una noche preciosa. Entramos, huele a incienso y los pasos procesionales están listos para salir mañana en procesión. Pienso en España, en mi familia, en nuestras tradiciones y en todo lo que echo de menos. Rezo en silencio y agradezco lo que estoy viviendo.

Más fotos en facebook, en Colombia de una.



jueves, 5 de abril de 2012

Jugos y ensaladas en el 7 de agosto


Adoro las plazas de mercado. La vida de toda una ciudad, de todo un pueblo, de todo un rincón está encerrada en ellas. Lo primero que hago cuando llego a un sitio es preguntar dónde está el mercado porque no hay mejor visita que ésta para empaparse del ritmo, el olor y el sabor del destino al que has llegado. 

En Bogotá conozco Paloquemao y la Plaza del 7 de agosto, más pequeñita, a la que siempre acompaño a mi amiga Paula cuando va de compras para sus eventos gastronómicos y en la que me me encanta perderme entre los puestos de frutas y verduras, comprar hierbas aromáticas, rebuscar entre todos los cachivaches de mimbre y llevarme alguno para casa; pero lo que más lo que más me gusta es tomarme un jugo y una ensalada de frutas en el puesto de Doña Pilar (foto). 

En El Tesoro, jugos hay de todo tipo; mi preferido -y que probé el otro día con Rodrigo y Diana- es el de guanábana y fresa y que acompañamos con una ensalada de frutas (foto) de las que lleva de todo; y cuando digo de todo es de todo: manzana, melón, papaya, mango, durazno, kiwi, piña, coco, helado, crema de leche, sirope de fresa y ¡queso!, muy típico colombiano. Y lo mejor, el precio: 2.000 pesos, menos de 1 €, y las calorías, claro. 

Tan tranquila estoy yo saboreando estos nutritivos y deliciosos bocados cuando de repente me llama la atención un cubo de plástico; dentro, algo se mueve: ¡son cangrejos de río! ¿Y estos también los preparan en jugo?, pregunto. Pues sí, pobrecitos animales; minutos les quedan para ir directos a la licuadora, bien acompañados de vino, brandy, huevos de codorniz, borojó, cola granulada y vitaminas. Menuda bomba y encima dicen que es afrodisíaca.

miércoles, 4 de abril de 2012

A seis manos


Sigo caminando y enamorándome del centro de Bogotá, perdiéndome entre sus calles, cruzando puertas, pisando patios, mirando por sus ventanas. Entre mis nuevos descubrimientos está este sitio tan bonito que veis en la foto, A seis manos, un restaurante y espacio cultural en la calle 22 con carrera octava, detrás del Teatro Jorge Eliécer Gaitán

¿Y por qué me gusta tanto A seis manos? Pues por muchas razones: el sitio ocupa dos antiguas viviendas de 1918 de estilo republicano que han sido remodeladas con muchísimo acierto, conservando puertas, ventanas y suelos originales e introduciendo otros materiales novedosos como el techo de guadua del patio central que sólo por verlo merece una visita. Me encanta la luz que se cuela caprichosa por el techo rojizo, consiguiendo una cálida atmósfera que invita a quedarse; son preciosas también las mesas construidas con vigas, las sombrillas que te hacen sentirte en un chiringuito de playa y la terraza exterior, ideal para fumadores, y que de noche tiene unas vistas sobrecogedoras a la iluminada Torre Colpatria.

¿Más razones? Uy sí, tengo muchas. Todos los días, a mediodía, se sirve un delicioso almuerzo a muy buen precio con platos que mezclan la cocina francesa y colombiana. ¿Y por qué francesa? Se me había olvidado deciros que dos de los socios fundadores, Eduard Jean y Jean Christophe Vanderkerckhove, llegaron a Bogotá desde Francia. Por la noche, hay comida (cena) a la carta. Os recomiendo el filete de salmón con suero costeño, arepa de chócolo y plátano frito o el lomo fino de res con papas y verduras. Importante: siempre hay una opción vegetariana. Por si todo esto fuera poco A seis manos es además un espacio cultural con una intensa actividad que incluye todos los miércoles cine de autor gratuito, conciertos, exposiciones. En su web podéis consultar toda la programación. ¿Se puede pedir más? Yo creo que no.

Me despido con un poema de Gonzalo Arango (1931-1976) que hay colgado en una de las paredes:

Una mano más una mano
no son dos manos
Son manos unidas
Reúne tu mano a nuestras manos
para que el mundo no esté en pocas manos
sino en todas las manos

Más fotos en mi página de facebook Colombia de una.

lunes, 2 de abril de 2012

Ciudad Bolívar


Vivo en el norte de Bogotá, una ciudad con casi 8 millones de habitantes, dividida en seis estratos dependiendo del poder adquisitivo de quienes los habitan. Así, según datos de la Secretaría de Hacienda Distrital, el 84 por ciento de la población de la ciudad se ubica en los estratos 1, 2 y 3; sólo 422 mil personas viven en los estratos 5 y 6. Mientras que el ingreso per capita mensual en la franja más pobre de la ciudad es de poco más de 51.000 pesos (unos 20 euros), en la franja más rica ese ingreso supera los dos millones y medio. Esto quiere decir que para que una persona de los estratos más bajos logre ganar lo mismo que ingresa otra de los estratos más altos en un solo mes necesita cuatro años de su vida.

Bogotá está organizada en carreras y calles; éstas últimas discurren perpendiculares a los cerros y una cosa es la ciudad de la calle 26 hacia al norte -donde yo vivo- y otra muy distinta es de la 26 hacia el sur, donde se levanta Ciudad Bolívar, una de las zonas más pobres y marginales y donde estuve este domingo, acompañando, junto a un grupo de amigos y la organización Un techo para mi país, al fotógrafo Santiago Escobar Jaramillo que sigue poniendo todo su amor y tesón en su proyecto Colombia, tierra de luz con el que busca reparar, a través del arte y la fotografía, a las víctimas del conflicto armado colombiano y de la exclusión social.

No es fácil, cómodo ni barato llegar a Ciudad Bolívar; me pregunto cómo se las ingeniarán los que viven aquí para ir a otras zonas de la ciudad. Subimos hasta La Colina, el punto más alto; las vistas son impresionantes. Hilda Giraldo nos invita a visitar su casa y nos cuenta su historia: hace mucho años la guerrilla la obligó a dejar su hogar en Caldas, se instaló en Manizales y de allí a Bogotá, en busca de una mejor vida. Hilda vive en una casa muy pequeña, de techos de uralita y sin ventanas. ¿Y cómo la ilumina? Pues por increíble que parezca con una botella llena de agua y lejía colocada en su tejado a modo de claraboya, que emite una luz equivalente a una bombilla de 55 vatios y le ayuda a ahorrar en electricidad (en la foto). Este proyecto se llama Litros de luz y ha llevado la luz a varios rincones del planeta como Filipinas. Como parte del proyecto de Santiago ayudo a Hilda a escribir en una pequeña tablita de madera uno de sus deseos para que siempre esté junto a ella: "Que la luz ilumine este hogar". 


Margot Zabala vive en Ciudad Bolívar con su esposo y sus dos hijos. Su sueño es tener una casa más grande, con paredes y ventanas por donde entre la luz natural. Juan David Marulanda es arquitecto, hoy nos acompaña, y le dibuja a Margot el diseño de su nueva casa, llevando así la luz y la ilusión a este hogar en forma de proyecto arquitectónico. Me siento sola a la entrada y viendo tantas y tantas casas me preguntó qué de vidas y de historias encerrará cada una de ellas.

Claudia nos recibe junto a sus tres hijos. Me contagian su empuje y su vitalidad. Es toda una artista y en su tiempo libre construye unos preciosos belenes. Un pequeño papel en forma de casita que construye Santiago sirve de base para que escriba su deseo: "Dios, bendice este hogar". Su hija mayor trepa hasta el techo de la casa y mete este mensaje en ese "Litro de luz" que los ilumina. Me tumbo en el suelo de la habitación principal -la única de la casa y donde duermen todos juntos- y descanso unos minutos abrazada al pequeño Camilo. Oigo su corazón y su respiración y me lleno de toda su energía. Que Dios te bendiga. Esta mañana la luz que entra por las ventanas de mi habitación me ha despertado. He dado las gracias por todo lo que tengo y he prometido nunca olvidar que el Sur de Bogotá también existe.

Podéis ver el proyecto de Santiago y sus bellísimas fotos en este enlace y más fotos mías de Ciudad Bolívar en facebook, en la página Colombia de una.



Lucía


Se llama Lucía, igual que mi sobrina a la que desde aquí mando miles de besos. Desde hace cinco años cuida la portería de mi nueva casa. Hoy me he levantado muy temprano así que he bajado un rato a charlar con ella. Está impecable con su uniforme azul y su larga y recogida melena. A Bogotá llegó muy pequeñita desde Boyacá con sus siete hermanos y sus padres que vinieron en busca de trabajo. Tiene 42 años, 25 sobrinos y dos sueños: tener un hijo y ver el mar. Le encanta hacer manualidades en pergamino y tejer en croché pequeñas prendas porque las más grandes -me dice- llevan mucho trabajo. ¿Y cocinar? le pregunto. Sí, y con la señora Gloria, una de las vecinas, estoy aprendiendo platos nuevos como la ensalada tropical. Tomo nota de la receta y de la del dulce de mora. De lunes a viernes vive en una pequeña casita que hay a la entrada del edificio; los sábados marcha a Bosa a casa de su mamá. 

¿Si tuvieras enfrente al presidente Santos qué le dirías? Que sea más humano y se preocupe más por la comunidad. ¿Qué piensas de Colombia Lucía? Es un país muy lindo, pero también muy violento. ¿Eres feliz? Sí, soy feliz porque en esta vida no se puede vivir todo el día amargado.